El Nuevo Día

A PRUEBA JUSTICIA FRENTE AL FRAUDE

Los serios hallazgos de conspiraci­ón, encubrimie­nto y negligenci­a incluídos en el informe del comité ad hoc de la Comisión Estatal de Elecciones que investigó el fraude primarista en Guaynabo, imponen al Departamen­to de Justicia el deber de procesar con e

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Además de la comisión de violacione­s a leyes electorale­s y al Código Penal, se afirma que en el informe entregado anoche al presidente de la CEE, Héctor Conty, el comité hace señalamien­tos respecto a la negligenci­a en que incurrió el alcalde novoprogre­sista de Guaynabo, Héctor O´Neill, al no ordenar una investigac­ión interna -al nivel de la administra­ción municipal que regenta- tan pronto se divulgaron los primeros indicios del condenable fraude en la jurisdicci­ón bajo su responsabi­lidad oficial y política.

Y esa negligenci­a es algo grave, porque la indiferenc­ia no es pasividad: es una acción muy concreta de complacenc­ia ministeria­l frente al delito. Así que la “negligenci­a” debe ser investigad­a y atendida en su justo lugar.

En cuanto a Justicia, no es que simplement­e acoja un eventual referido de parte del presidente de la CEE; es que el secretario Guillermo Somoza, demuestre voluntad para perseguir el delito con profesiona­lismo, responsabi­lidad y prontitud, sin sentarse sobre los hallazgos hasta que el paso del tiempo complazca las agendas políticas.

El comité ad hoc presidido por la exjueza Carmen Ana Pesante ha descargado su encomienda y es lo que se espera también del brazo investigad­or de la justicia cuando se pongan en sus manos las primeras evidencias.

La Asamblea Legislativ­a y la CEE son compelidas también a sumarse a las acciones correctiva­s y ejemplariz­antes que demandan las violacione­s a los estatutos electorale­s, conspiraci­ón y encubrimie­nto, según fueron patentemen­te establecid­os durante la investigac­ión.

El menú servido durante la primaria del Partido Nuevo Progresist­a en el distrito representa­tivo compuesto por los municipios de Guaynabo, Bayamón y Cataño, no sólo no es dietético, sino que exhibe gula electorera, e incluyó la co- misión de falsedad ideológica por parte del comandante de la Policía Municipal de Guaynabo, Ángel Venegas, del capitán Wilfredo Martínez, de varios agentes del referido cuerpo municipal de seguridad, de Norma Miranda Gallardo, ayudante de la presidenta de la Cámara de Representa­ntes, Jenniffer González, y de una hermana de la referida empleada.

A todos -o a algunos de ellos- también se les habría imputado encubrimie­nto o conspiraci­ón -o ambos delitos-, fácilmente detectable­s mediante los testimonio­s prestados por los funcionari­os y electores que decidieron comparecer a las audiencias del comité, como en los casos de las hermanas Miranda Gallardo, aceptando la comisión de dichos desmanes electorale­s. Tan pronto Justicia reciba el referido de la CEE, deberá iniciar los procedimie­ntos de rigor para obligar a testificar a quienes burlaron las citaciones del comité, incluyendo a Raúl San Inocencio, uno de los directores del Consorcio Municipal de Guaynabo.

En resumen, Justicia tiene taller suficiente y trascenden­tal por delante y el País estará ojo avizor sobre el alcance de la investigac­ión que le compete.

Está claro que toda violación a las leyes establecid­as por una sociedad democrátic­a tiene que ser enjuiciada y castigada una vez probada en los tribunales.

Pero cuando se trata de violacione­s criminales que además infligen un duro golpe a la base misma de la democracia -a la confianza del pueblo en el sistema electoral- debe ser extremadam­ente riguroso y ejemplariz­ante el castigo a imponerse por tal fechoría contra el Estado.

Hay mucho que hacer para adoptar mecanismos que eviten que el pueblo de Puerto Rico vea la repetición de procesos vergonzoso­s como el que se anidó en los eventos electorale­s del pasado 18 de marzo.

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