Al desnudo la fragilidad de España
El resultado de las elecciones griegas deja en el foco de la atención esa otra vorágine El nuevo fantasma de Madrid es que la crisis provoque la necesidad de otro rescate
MADRID - El demonio de España es España. No es Grecia. Desde que el Gobierno pidió a Europa dinero para rescatar a la banca, los mercados han agudizado su desconfianza en el país, las órdenes de venta superan a las de compra y cae en picado el valor de todo aquello que en los mercados financieros lleva marca -o el estigma- de España.
El Gobierno achacó la volatilidad de la semana pasada, la primera postrescate, a la proximidad de las elecciones griegas, en la que una victoria de los partidos contrarios al pacto de salvamento europeo (y sus condiciones leoninas) encendía al riesgo de que el país heleno acabe dimitido o expulsado del club del euro.
El riesgo de contagio a España hubiese resultado letal. Sin embargo, el domingo ganaron los presuntos cuerdos, los conservadores de Nueva Democracia, que defienden el plan europeo y suman votos suficientes junto al socialista Pasok para formar Gobierno. ¿Y cómo ha respondido el mercado a España? Con un bufido.
Mientras los líderes de los países desarrollados y emergentes llegaban a la cumbre del G-20, los inversores siguieron ayer exigiendo más intereses por comprar deuda pública española, hasta tocar un máximo de la era euro difícil de sostener, y la Bolsa vivió su quinta mayor caída en lo que va de año, del 2.9%.
Como guinda, el Banco de España hizo público que la morosidad que sufre la banca llegó en abril a un récord en los últimos 18 años (el 8.7%), el crédito se contrajo y los depósitos de empresas y familias bajaron en el mes de 1.16 a 1.4 billones de euros.
DUDAS
Nadie ve el caso griego aún resuelto y crecen las dudas sobre el proceso para sanear el sistema financiero español.
Lejos de suponer un bálsamo, los 100,000 millones de euros solicitados por el Gobierno español para sanear la
Es‘
paña es solvente y los esfuerzos se reconocerán en días o semanas”
LUIS GUINDOS ministro de Economía de España
banca añaden gasolina. Muchos inversores empiezan a preguntarse si la crisis financiera española podrá resolverse sin una intervención de la deuda bancaria por manos privadas.
El nuevo fantasma de España es que la crisis bancaria acabe provocando la necesidad de otro rescate, incluso uno integral, y no solo circunscrito a sus entidades financieras, como ocurrió con Grecia, con Irlanda o con Portugal. El Gobierno se conjura para ahuyentarlo y mira suplicante al Banco Central Europeo (BCE), que puede aliviar las tensiones al comprar bonos en el mercado y reducir así los precios, pero tampoco ayer dio señales de vida. Lleva 14 semanas así.
Los números de ayer plasman bien la imagen de la deuda española caminando en el alambre: el bono español a 10 años llegó a pagar una rentabilidad del 7.28%, el máximo en la etapa del euro. Cerró en el 7%.