El Nuevo Día

Al desnudo la fragilidad de España

El resultado de las elecciones griegas deja en el foco de la atención esa otra vorágine El nuevo fantasma de Madrid es que la crisis provoque la necesidad de otro rescate

- POR ISABEL LAFONT / AMANDA MARS El País / España

MADRID - El demonio de España es España. No es Grecia. Desde que el Gobierno pidió a Europa dinero para rescatar a la banca, los mercados han agudizado su desconfian­za en el país, las órdenes de venta superan a las de compra y cae en picado el valor de todo aquello que en los mercados financiero­s lleva marca -o el estigma- de España.

El Gobierno achacó la volatilida­d de la semana pasada, la primera postrescat­e, a la proximidad de las elecciones griegas, en la que una victoria de los partidos contrarios al pacto de salvamento europeo (y sus condicione­s leoninas) encendía al riesgo de que el país heleno acabe dimitido o expulsado del club del euro.

El riesgo de contagio a España hubiese resultado letal. Sin embargo, el domingo ganaron los presuntos cuerdos, los conservado­res de Nueva Democracia, que defienden el plan europeo y suman votos suficiente­s junto al socialista Pasok para formar Gobierno. ¿Y cómo ha respondido el mercado a España? Con un bufido.

Mientras los líderes de los países desarrolla­dos y emergentes llegaban a la cumbre del G-20, los inversores siguieron ayer exigiendo más intereses por comprar deuda pública española, hasta tocar un máximo de la era euro difícil de sostener, y la Bolsa vivió su quinta mayor caída en lo que va de año, del 2.9%.

Como guinda, el Banco de España hizo público que la morosidad que sufre la banca llegó en abril a un récord en los últimos 18 años (el 8.7%), el crédito se contrajo y los depósitos de empresas y familias bajaron en el mes de 1.16 a 1.4 billones de euros.

DUDAS

Nadie ve el caso griego aún resuelto y crecen las dudas sobre el proceso para sanear el sistema financiero español.

Lejos de suponer un bálsamo, los 100,000 millones de euros solicitado­s por el Gobierno español para sanear la

Es‘

paña es solvente y los esfuerzos se reconocerá­n en días o semanas”

LUIS GUINDOS ministro de Economía de España

banca añaden gasolina. Muchos inversores empiezan a preguntars­e si la crisis financiera española podrá resolverse sin una intervenci­ón de la deuda bancaria por manos privadas.

El nuevo fantasma de España es que la crisis bancaria acabe provocando la necesidad de otro rescate, incluso uno integral, y no solo circunscri­to a sus entidades financiera­s, como ocurrió con Grecia, con Irlanda o con Portugal. El Gobierno se conjura para ahuyentarl­o y mira suplicante al Banco Central Europeo (BCE), que puede aliviar las tensiones al comprar bonos en el mercado y reducir así los precios, pero tampoco ayer dio señales de vida. Lleva 14 semanas así.

Los números de ayer plasman bien la imagen de la deuda española caminando en el alambre: el bono español a 10 años llegó a pagar una rentabilid­ad del 7.28%, el máximo en la etapa del euro. Cerró en el 7%.

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LA HUELGA de los mineros en el norte de España se suma a la crisis que mantiene en vilo a la economía de ese país.
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UNA BANDERA española ondea en un apartament­o en los altos de CaixaBank. en Madrid.

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