Llanto y dolor en plena sala
El jurado no se mostró conmovido con los testimonios
FUE CASI IMPOSIBLE lograr que sus palabras se escucharan. Finalmente, tras una larga pausa, Edison Burgos Cintrón, hijo del hombre que encara la pena de muerte en el Tribunal Federal, expresó ayer que su padre es un hombre extraordinario y que lo extraña con locura.
“Tengo muy buenos recuerdos de mi padre (pausa y llora). Ha sido todo para mí, lo quiero mucho y lo necesito. Cuando era pequeño me pasaba con él. Íbamos a todas partes...”, declaró Burgos Cintrón, de 20 años de edad.
Mientras Edison Burgos Montes lloraba sin cesar, el joven destacó con voz casi inaudible que su padre siempre lo aconsejó, se preocupó por su bienestar y le enseñó a respetar a las demás personas.
“Lo extraño mucho. Nadie sabe cómo me siento en este proceso. Ha sido muy fuerte para mí. Lo amo y lo extraño. Espero que me disculpen. Todo ha sido muy doloroso para mí. Espero que me escuchen y me entiendan”, manifestó el joven ante el jurado.
TESTIGOS DE DEFENSA
Como parte del segundo día de presentación de testigos de la defensa, a cargo de los abogados Rachel Brill y Steven Potolsky, cinco seres queridos de Burgos Montes declararon durante la jornada de ayer ante el juez federal Jay A. García Gregory. Todos hablaron sobre su carácter y personalidad.
Al igual que el pasado jueves, primer día en que la defensa presentó testigos, el jurado parecía ayer poco conmovido con los testimonios acer- ca de la personalidad de Burgos Montes.
Algunos miembros del jurado dormían durante las declaraciones. Otros fruncían el ceño, recostaban el rostro en sus manos como si estuviesen poco interesados o, simplemente, escuchaban las buenas cualidades destacadas sobre Burgos Montes ayer.
Aparte del testimonio del hijo del convicto por el asesinato de la informante de la DEA Madelyn Semidey Morales, el otro testimonio que logró cautivar la atención del jurado fue el de Emi Esther Burgos Montes, la hermana de Burgos Montes.
Emi Esther describió la relación estrecha que tenía con su hermano cuando estaban en la escuela o en campamentos de la iglesia, así como la relación que existía entre su padre y el convicto.
Asimismo, señaló que Burgos Montes participaba de competencias sobre la Biblia entre niños de otras iglesias evangélicas de Puerto Rico.
“Era muy bueno memorizando las escrituras... Con su compañía siempre me sentí protegida, que tenía a alguien que estaba para mí. Lo veo como un modelo. Siempre ha sido bien determinado”, dijo la única hermana mujer de Burgos Montes.
“VALIOSO” Y “NOBLE”
“Chepo (apodo del convicto) tenía una relación bien apegada con papi. Cuando fue arrestado, la relación entre mi padre y él se rompió (llora). Ha sido bien duro para mi padre, porque él decía que le quitaron a su mejor amigo”, añadió ante preguntas de Potolsky.
La hermana de Burgos Montes puntualizó que la vida de su socio de travesuras cuando pequeños es sumamente valiosa para ella.
Mientras, Efraín Burgos Alonso, sobrino del convicto por asesinato, ma- nifestó durante su testimonio que su tío es un hombre noble que siempre le aconsejó que buscara lo mejor y que se esforzara por sus metas.
“Su vida es muy importante para mí”, apuntó.
Durante esta segunda parte del juicio contra Burgos Montes, conocida como fase del castigo, el jurado deberá decidir si lo condena a muerte o le concede que viva el resto de sus días en prisión.
Para condenarlo a la pena capital, el jurado deberá encontrar más allá de toda duda razonable y de forma unánime al menos un agravante.
El pasado 29 de agosto, ese mismo jurado encontró culpable a Burgos Montes, de 42 años, por narcotráfico y por asesinar y desaparecer a Semidey Morales en julio de 2005, con el fin de evitar que ella testificara en su contra sobre sus pasos en el mundo de las drogas.