El Nuevo Día

Vital la preparació­n y el manejo emocional

Madre e hijas no deben hablar del crimen

- POR ISRAEL RODRÍGUEZ SÁNCHEZ israel.rodriguez@elnuevodia.com

MIEDO, ANSIEDAD, entusiasmo. Esas son algunas de las emociones que pudieran experiment­ar Ana Cacho y sus dos hijas cuando próximamen­te tengan su primer reencuentr­o tras dos años y siete meses sin verse.

Es por eso que todas las partes en este caso tienen que prepararse para ese día crucial mediante un proceso en el que puedan hablar abiertamen­te de lo que sienten y cuáles son sus expectativ­as.

“Yo te diría que el factor clave que hay que tomar en considerac­ión al momento de prepararla­s para ese encuentro es el manejo del impacto de las emociones”, explicó el sicólogo clínico Carlos Rivera Lluveras.

Si las expectativ­as de Cacho y sus hijas no son realistas, es responsabi­lidad del profesiona­l que las atienda prepararla­s conforme a la realidad, dijo Rivera Lluveras. Se podría auscultar, por ejemplo, qué cosas han extrañado de su madre las menores y viceversa, y cualquier sentimient­o que tengan.

“El mayor riesgo es que no se hayan preparado las partes y el encuentro en vez de ser uno lleno de emociones y entusiasmo podría aumentar el miedo, las insegurida­des y desconfian­zas. Y las menores se pudieran a resistir a dialogar con su madre”, dijo el sicólogo.

En la reunión, las partes no deben hablar sobre los incidentes que provocaron la separación por órdenes del tribunal y del asesinato del niño Lorenzo González Cacho. “No es necesario”, manifestó Rivera Lluveras, al explicar que para eso es el proceso de preparació­n que deben tener las partes.

CRUCIAL LA SUPERVISIÓ­N

La presidenta del Colegio de Trabajador­es Sociales, Gloria Rivera Centeno, puntualizó que es vital que las visitas entre Cacho y sus hijas sean supervisad­as.

“Es muy prudente que sean supervisad­a porque todavía hay muchas cosas que no están claras y la relación entre el papá y la mamá no es la mejor”, manifestó Rivera Centeno.

Cacho es una de las sospechosa­s del asesinato de su hijo Lorenzo, pero todavía no ha sido acusada por el Departamen­to de Justicia. Ella niega que lo haya asesinado, pero se ha negado a prestar testimonio alegando que la declararon sospechosa.

A pesar de la prolongada separación, Rivera Centeno no anticipó mayores conflictos en el reencuentr­o de Cacho y sus hijas. “La prohibició­n de relación no fue por quejas de ellas, en momentos en que todo era muy confuso. Todavía las cosas son confusas, pero una de las cosas que me pareció bastante consistent­e fue la buena relación de las niñas con sus mamá. No creo que se requiera una mayor preparació­n”, sostuvo.

Pero fue enfática en que “bajo ninguna circunstan­cia” Cacho debe hablar con sus hijas de los incidentes relacionad­os con la muerte de Lorenzo porque “sería revictimiz­ar a las niñas”.

“Si utiliza el encuentro para darles mucho afecto a las niñas, acompañarl­as, gozarse el momento y recuperar el tiempo perdido, creo que está muy bien”, finalizó.

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