La puerta de la perdición
La calle Padial, en Caguas, es un conocido centro de prostitución
“Admiro y respeto a la madre que confrontó y entregó a su hijo. Hizo su deber como madre y ser humano. Los detalles de lo que pasó y cómo pasó ya saldrán”
PORTA DEL SOL “La Policía debe averiguar en dónde él estaba cuando llamó a la esposa. ¿Todavía estaba en el hotel o ya había salido? Normalmente esas conferencias no terminan tan tarde”
73.MH “Hay algo que no me cuadra en todo esto. Tendrán que interrogarlos a cada uno por separado y de ahí saldrán las incongruencias, porque cuando se miente, las versiones de cuatro personas nunca podrán ser similares, en algo fallarán”
KILIMANJARO
CAGUAS – De día, la calle Padial, en el casco urbano de este municipio, es solo una de las principales vías que llevan a la Casa Alcaldía. De noche, es un área de usuarios de drogas y de prostitución femenina y masculina.
En ese sector comenzó la cadena de eventos que desembocó en la trágica muerte del publicista José Enrique Gómez Saladín la madrugada del viernes.
El Nuevo Día visitó ayer el lugar para hablar con comerciantes y residentes del sector, conocido porque en el pasado ha sido punto de encuentro de personas que terminaron asesinadas.
“Por aquí pasan hombres que tú dices, ‘son hombres de familia’, y los ves montando a esas muchachas (prostitutas) en los carros”, dijo uno de los comerciantes que pidió no se le identificara.
Explicó que, en la mañana de ayer, le indicaron que una joven que ha visto frecuentar las calles del sector es una de las relacionadas con el crimen del publicista. La describió como alta, rubia y madre de varios niños.
Uno de los comerciantes explicó que la mayoría de las prostitutas son adictas, pero en el caso de los hombres hay muchos travestis. “Si pasas de noche por ahí, desde un carro no identificarías que son hombres”, comentó.
Una de las que utiliza esta vía para prostituirse y conseguir clientes es Griselle (nombre ficticio utilizado para proteger su identidad). La mujer confesó que es adicta y que día y noche recorre, en busca de clientes, la calle Padial, así como la calle Modesto Solá, dos vías que corren paralelas en el casco urbano cagüeño.
“Pasan hombres y nos recogen. Igual hay hombres que se prostituyen”, dijo la adicta.
Los clientes que pagan por tener sexo con ella la suben al carro, explicó la mujer. Pero primero la llevan a comprar droga fuera del sector. Luego, la llevan a uno de los moteles de la zona y más tarde la regresan a la calle Padial.
Una de las residentes de la zona criticó que los vecinos no se atreven a denunciar la situación. “La gente ve las cosas y se calla”, comentó.
Otra queja de residentes fue que llaman a la Policía “y no llegan. Les hacen caso omiso”. Esa denuncia también la dieron algunos comerciantes. “Esto aquí se queda de noche a merced de los ladrones”, dijo uno de ellos que alegó haber llamado una vez a la Policía porque la alarma del negocio estaba sonando, pero esta nunca llegó.
Pero el coronel retirado Luis Miranda Morales, asesor del comisionado de Seguridad Municipal de Caguas, dijo que el municipio ha coordinado con la Policía estatal para dar más vigilancia al sector. Reconoció que esa área siempre ha sido frecuentada por hombres y mujeres que se prostituyen.
El problema, dijo, es que la Policía estatal hace operativos, detiene a las personas que se prostituyen, pero los “chulos” (hombres que ofrecen prostitutas a clientes) pagan las multas y se vuelve a repetir la historia.
No obstante, dijo que desde que implantaron nuevos planes coordinados de vigilancia estos actos no se dan abiertamente. “Lo hacen más cuidadosamente, no es tan abierto. Tú pasas a las 10:30 y 11:00 de la noche y ni cuenta te das de que eso ocurre allí. No es tan abierto como la parada 15”, concluyó.