Derrumba prejuicios el alcalde de Hartford
Pobre, boricua y gay, está al timón de la capital del boyante estado de EE.UU.
ESTUVO BAJO amenazas de muerte cuando era adolescente y, con 15 años de edad, tuvo que irse a otra ciudad. Superó la pobreza y también el discrimen por ser latino y por ser abiertamente homosexual. Hoy día, es el alcalde de Hartford, capital de uno de los estados más ricos de los Estados Unidos: Connecticut.
El abogado y trabajador social Pedro E. Segarra, uno de seis hermanos naturales de Maricao, habló ayer con El Nuevo Día sobre su exitosa carrera, que lo llevó a ser reelegido como alcalde con un enorme respaldo del 81% de los votantes.
Su gestión ha sido alabada y recibió un enorme respaldo en las elecciones. ¿Cómo lo ha logrado en tiempos de tanta estrechez económica?
El concepto de mi administración y casi todo lo que hago, sea combatir la criminalidad, fomentar el desarrollo económico, servicios sociales, es usar un método de acción colectiva. Es un esfuerzo cooperativo, es un esfuerzo privado, corporativo, a nivel de municipio, estado, federal, y también los intereses comunitarios. Ese es el modelo que sigo en todo. El proyecto antiviolencia es un esfuerzo entre la ciudad, los pueblos vecinos, más inteligencia trabajando con la
Policía, el Departamento estatal de Policía, el FBI, los departamentos de Corrección, el Departamento de Supervisión de Libertad Condicionada. Todos estos grupos tenemos un shooting task force que ha resultado en una reducción significativa de los disparos y los homicidios.
¿Y cómo se supera el temor de la gente a colaborar?
Es bien importante crear una fuerza policiaca en la que se tenga absoluta confianza. Lo otro es que la comunidad tiene que entender que hay más riesgo en no colaborar con las autoridades que en simplemente permanecer en silencio.
Y en el plano económico, ¿que ha hecho?
En el área de desarrollo económico es lo mismo. Una de las cosas que le ofrecí al gobernador (estatal) es hacer cambios en entidades cuasi públicas, las autoridades, el centro de convenciones, las autoridades de energía, para bregar colectivamente. En vez de ser un vehículo estatal, tener a las ciudades, las corporaciones, todos como socios para tener un mayor impacto.
Otro esfuerzo colaborativo es para crear más oportunidades. Hartford es una ciudad bien pobre dentro de uno de los estados más ricos. Tenemos que transformar eso creando una ciudad más atractiva para hacer crecer los empleos. Cuando llegué (a la alcaldía), llamé a todas las agencias sociales y les dije: ‘Esto es lo que quiero hacer: que nos reunamos, que identifiquemos las áreas que puedan tener mayor impacto sobre nuestras familias’. Se identificó empleo, ingresos y educación. Nos dividimos las 40 agencias en tres grupos para coordinar todos los esfuerzos. En el último año, logramos un aumento de ingresos per cápita de $3,000. Y usted mismo ha hecho economías. Soy mi propio chofer; tampoco tengo escoltas. Para balancear el último déficit, salí de mi asistente ejecutivo y yo mismo hago mis propias cartas. Si no doy ejemplo de un buen manejo fiscal,
¿cómo consigo la aprobación de quienes están por debajo de mí?
Debe haber enfrentado situaciones de discrimen por ser latino y gay.
Y pobre. Pero siempre muy claro con mi familia. No se lo oculté a nadie. Por 30 años me dediqué al servicio público, bregando con muchas familias pobres, y pienso que en ese tiempo la gente se fijó en la labor que yo hacía en la comunidad; se fijó en el hecho de que todo lo que me eduqué como trabajador social, como abogado, como fiscal, siempre lo hice con el propósito de ayudar a mi comunidad; de manera que cuando pasé a tela de juicio de mi comunidad, la gente lo que estaba era fijándose más es quién ofrecía la mejor oportunidad de traer un cambio y administrar bien la ciudad.