“El municipio quiere destruirme mi casa”
Octogenario denuncia que no tiene acceso a su vivienda, pero autoridades lo niegan
VARILLAS EXPUESTAS, una calle y aceras a medio construir, fango...
Esa es la escena con la que se despierta don Juan Piñeiro, de 85 años, quien todas las noches tiene que dejar su carro fuera de la marquesina, ya que el municipio de Guaynabo realiza una construcción frente a la urbanización Alturas de Torrimar que le impide acceder a su vivienda.
Como si fuera poco, la esposa de don Juan está postrada en cama por padecimientos de salud y los ruidos de la construcción –que empiezan a las 7:00 a.m. casi todos los días– la mantienen “preocupada y nerviosa”.
Con hablar pausado, el octogenario relató que las obras –que consisten en el ensanche de la carretera y las aceras existentes para erigir un control de acceso en la urbanización– iniciaron hace “más o menos” un mes.
“No me notificaron nada; me enteré de la construcción cuando empezaron a trabajar las brigadas. Los obreros me mostraron los planos y me dijeron que iban a romper las aceras para agrandar la calle de entrada a la urbanización. Si se completa el proyecto, mi casa quedará pegada a la calle”, contó.
Don Juan, quien reside hace 45 años en el mismo sitio, denunció que, como parte los trabajos, un portón corredizo de su casa sufrió daños, además de que la entrada a la marquesina se agrietó –supuestamente– por el constante movimiento de las maquinarias.
“Llevo poco más de una semana dejando el carro en la calle. Antes ponía unos tablones tipo rampa que me dejaban subirlo a la marquesina, pero aho-
El portón me lo tumbaron; se cayó porque agrietaron el cemento con la excavadora. Me lo montaron, pero lo pusieron mal porque ahora no cae en el sitio que va. El municipio quiere destruirme mi casa”
JUAN PIÑEIRO residente de Alturas de Torrimar, en Guaynabo
ra ni eso puedo. Uno de esos días que mi carro estuvo afuera amaneció chocado y con rayazos”, aseveró.
Por su parte, el ingeniero Ernesto Santiago, director de Obras Públicas de Guaynabo, comentó que el acceso a la residencia de don Juan no está bloqueado, ya que tiene otra entrada hacia la avenida Santa Ana.
“Una semana antes de empezar, se le notificó a la Asociación de Residentes de la urbanización para que ellos le in- formaran a los vecinos”, dijo.
“Estos trabajos son mejoras a petición de los mismos vecinos; ellos mismos diseñaron el proyecto y lo sometieron al municipio”, agregó Santiago.
Según explicó, una vez culmine la construcción –posiblemente a mediados de enero– la entrada afectada en la residencia de don Juan seguirá operando con normalidad. “Este proyecto debe terminar en 90 días porque son mejoras misceláneas”, indicó.