En Karate, una chica como ejemplo a mirar
Joven con síndrome de Down obtiene cinta negra
PARA ALEXANDRA María Marxuach Domínguez, todo era cuestión de tiempo.
Su pregunta nunca fue si podría conseguirlo, sino cuándo. La joven de 23 años con síndrome de Down se convirtió en la primera persona con discapacidad cognitiva en obtener una cinta negra en karate adaptado en Puerto Rico.
“Con discapacidades físicas, sí han habido (personas que han logrado la cinta negra en la Isla), pero cognitivas, no”, expresó el maestro Adolfo López. “Ella es una muchacha bien fajona”.
La familia de Alemari, como le llaman cariñosamente, ya está acostumbrada a verla superar retos, pues a lo largo de su vida la han visto conseguir logros importantes, como llegar a trabajar en una compañía de financiamiento de vehículos, pero no por ello dejan de inspirarse por su capacidad y espíritu de conquista.
“Es una muchacha espectacular. Lo que quiere lo hace. Su hermana dice que lo hace todo bien”, expresa su padre, José Marxuach, quien es abogado.
A Alexandra le gusta también practicar el tenis y se disfruta el boliche, pero hace tres años se enamoró del ka
Es‘ a nena lo que ha hecho es batallar, porque se da cuenta que todo el mundo la mira cuando entra a los sitios, pero ella con su frente en alto sigue pa’lante y eso es digno de admiración” JOSÉ MARXUACH padre de Alexandra María Marxuach Domínguez
rate y se dedicó en cuerpo y alma. Cuenta su padre que se propuso lograrlo en pocos años, así que decidió tomar clases adicionales a la semana, hasta que el pasado jueves recibió el máximo cinturón en el deporte de combate después de pasar el examen con honores.
Su maestro destacó la determinación y tenacidad de la joven, que manejó rutinas que suele examinar en discípulos fuera del karate adaptado.
“Desde el principio, empezó bien animada, con mucho entusiasmo”, dijo López. “Si no le sale algo, vuelve y lo hace. ¿La vieron cuando hizo las katas (secuencia de movimientos que mezclan técnicas de defensa y ataque)?. Hizo ocho completas e hizo seis básicas. Son 14 katas que memorizó y las aprendió, y son katas que le doy a cualquier otro”.
Alemari es una de sobre 30 alumnos de López en la academia PAKTO (Programa Adaptado de Karate Tradicional Puertorriqueño). Algunos de ellos toman sus clases en la sede de la Fundación Puertorriqueña de Síndrome Down en Cupey, donde se ofrecen diferentes servicios a sobre 300 personas.
Su currículo forma parte de la tesis de maestría de López en la Universidad Metropolitana, en la que adapta de forma más sencilla los conceptos a base de patrones por conteo. De esta manera, en el 2008 retomó en Puerto Rico el karate adaptado, que recientemente ha tomado auge a nivel internacional con el reconocimiento de la Federación Mundial de Karate. Además de personas con sndrome de Down, López también enseña karate a personas con autismo. Señaló que con el karate adaptado el beneficio se refleja en el área social, en la parte cognitiva y en la parte social.
“Desde que empezaron a trabajar karate conmigo, algunos se han ido a trabajar”, destacó López.
“En la parte de pensar (cognitiva), les ayuda a aprender y memorizar. En la parte física, les ayuda tener que hacer balance, y en lo afectivo, se les inculca el sentido de pertenencia, cómo ellos se sienten con ellos mismos. Ese ánimo que le da cuando se dicen: ‘me siento bien con lo que hago’, ‘lo pude hacer’, ‘lo logré’”.
Y es que Alemari no se va a conformar con la cinta negra amarrada a su cintura. Sus sueños y metas apenas comienzan, según lo confesó ella misma sin poder evitar que se le aguaran los ojos, en un marcado contraste con el semblante de serenidad y concentración que mostró durante la ejecución de su examen.
“Voy a ser la primera maestra de karate con síndrome de Down”, sentenció.
Para su padre, es una lección que intenta compartir con otros que llegan a la Fundación.