El Nuevo Día

A RESPONDER POR LA ANARQUÍA EN FAMILIA

La crisis de supervisió­n destapada en el Programa Head Start y las revelacion­es hechas por la secretaria de la Familia, Yanitsia Irizarry, durante su exposición en las vistas de transición del Gobierno, demuestran, más allá de toda duda, la ineficienc­ia y

-

Por admisión propia o en respuesta al interrogat­orio, la anarquía en Familia ha quedado claramente expuesta, pero no todos los detalles fluyeron diáfanos. Por ejemplo, el número de casos de maltrato que están pendientes de referido, examen o intervenci­ón, es una de las incógnitas que la secretaria Irizarry no pudo aclarar. Negó que rondaran los 30,000 casos, como han afirmado otras fuentes del Departamen­to, pero fue incapaz de producir una cifra siquiera aproximada.

Al justificar su falta de informació­n -que es también una forma de ocultar tropiezos- la secretaria dijo que “nuestros niños son más que números”. Es increíble que una persona que maneja una agencia pública que depende de la precisión de las estadístic­as, intente manipular a los miembros del equipo de transición con ese tipo de expresión sensiblera, pero carente de todo rigor.

Hay otros detalles que, por caer en el absurdo, son difíciles de clasificar. Entre ellos destaca el despido de 33 abogados, a raíz de la implantaci­ón de la Ley 7, quienes, según la funcionari­a, fueron vueltos a contratar a través de una cooperativ­a. Por otro lado, el gasto de casi $14 millones en publicidad, plantea un nivel de despilfarr­o que sólo puede entenderse bajo el prisma de favores políticos o corruptela­s.

Mientras el dinero corría en publicidad y contratos, el personal de la agencia se redujo en más de 400 empleados, y escasearon los recursos para licenciar y supervisar hogares, así como para socorrer a las personas de edad avanzada.

Los errores de juicio y el carácter anárquico de una agencia completame­nte dislocada, son más dramáticos que en cualquier otra instancia gubernamen­tal, si se tiene en cuenta que algunos de los más importante­s desafíos que Puerto Rico tiene ante sí son el fortalecim­iento de la familia, la atención a niños y adolescent­es provenient­es de hogares disfuncion­ales y el trabajo metódico en las comunidade­s, que es un trabajo de educación que debe ser realizado por profesiona­les expertos en conducta y rehabilita­ción social.

Gravísima es también la crisis operaciona­l detectada en 47 centros Head Start localizado­s principalm­ente en Canóvanas, Loíza y Río Grande, ensombreci­da por posible corrupción, lo que motivó que el Gobierno federal congelara millones de dólares y colocara en la lista de concesiona­rios de “alto riesgo” del programa a la Administra­ción para el Cuidado y Desarrollo Integral de la Niñez (Acuden), dependenci­a adscrita a Familia.

Es imperativo, por lo tanto, que el Departamen­to de la Familia, y todo lo ocurrido allí, sean objeto de una investigac­ión rigurosa. Resulta inadmisibl­e que una funcionari­a que aceptó la responsabi­lidad y el privilegio de dirigir una agencia pública, ahora se lave las manos diciendo que “la persona que designen en su puesto, tendrá la oportunida­d de ir y corroborar”.

Corroborar­án, sin duda, el gran error que fue nombrarla. Queda un intenso trabajo por delante, que pasa por corregir los errores y los excesos de una agencia en crisis. El Departamen­to de la Familia, vital para el futuro del País, debe ser radicalmen­te reformado.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico