Fallas que le tocan de cerca
Una madre analiza el problema del DE
DURANTE DOS años trabajó de cerca con los niños y maestros de educación especial de una escuela pública en Bayamón, corriendo de un lado a otro de la zona metropolitana para lograr que los estudiantes con impedimentos de su plantel recibieran los servicios que necesitaban.
Sin embargo, como facilitadora de educación especial, Charlotte Levine vivió en carne propia cómo un puesto creado en el 2010 se desvirtuó y terminó siendo una figura que levanta duras críticas tanto dentro del Departamento de Educación como de personas externas a la agencia.
“Soy madre de un niño con impedimentos, y estaba haciendo el máximo para que esos niños recibieran sus servicios. Pero de la misma forma que hay personas que hacen bien su trabajo, la pasada administración insertó muchas batatas políticas y hasta gente que no sabe nada de educación especial”, comentó Levine.
Ella renunció en octubre pasado al no acceder a la directriz de que ingresara –de forma expedita– información de los estudiantes que atendía en un nuevo programa computadorizado, esto porque no había recibido el adiestramiento necesario.
Precisamente, las tareas de los facilitadores en funciones para las cuales no fueron contratados ni adiestrados y la falta de conocimiento de estos sobre sus responsabilidades son algunos de los problemas que se han esbozado desde que se crearon sus cargos, reconoció el secretario designado de Educación, Rafael Román.
Y, a pesar de que grupos de padres han reclamado el despido de los 1,412 facilitadores bajo el argumento de que no han cumplido con su labor, Román aseguró que no eliminará estos puestos indiscriminadamente. No obstante, alertó que los facilitadores, por ser empleados transitorios, estarán sujetos a evaluaciones durante el verano para determinar su permanencia en el puesto. Esta evaluación será crucial para cumplir con las expectativas de un programa que durante las últimas tres décadas ha estado inmerso en un pleito judicial por no dar servicios adecuados.