FRONTERAS SALUDABLES
Hay que establecer límites a la hora de enfrentar el aburrimiento, plantea Medina. El principal, en vista de la creciente estimulación tecnológica, es dejarle saber al niño que no siempre que esté sin algo que hacer podrá recurrir a la tele- visión o los juegos electrónicos.
Si les ofreces esta alternativa de entretenimiento todo el tiempo, limitas su iniciativa para procurarse diversión del sinfín de maneras que existen, porque la imaginación no tiene límites.
Santiago recomienda observar mucho a los niños para conocer sus gustos y proveerles herramientas que desarrollen esos intereses. Por ejemplo, si le gusta mucho dibujar, ten a la mano libretas, lápices y pinturas con las que pueda divertirse.
Puedes, por ejemplo, provocar que busque alternativas para hacer alguna actividad.
Por su parte, Medina invita a los padres a servir de guías para sus hijos al hacerles entender que hay momentos para jugar con otros niños, con papá y mámá, pero también para ingeniárselas por sí mismos.
Los padres pueden servir de promotores de la creatividad de sus hijos cuando utilizan un pie forzado para motivarles. Ayudarlos a crear una caseta de campaña con sábanas, exponerlos a observar un paisaje o a imaginar qué hacer un algunos materiales son sólo algunas formas de hacerlo.
Es importante no ofrecer siempre alternativas porque, de lo contrario, se dificulta no sólo la creatividad si no también el desarrollo de destrezas muy importantes como la paciencia que se aprende esperando en una fila o la capacidad de conversar o compartir en una sobremesa, sin importar la edad.
“Desde pequeños, hay que enséñales que, en ocasiones, está bien descansar y que no necesariamente tenemos que estar haciendo algo todo el tiempo. Está bien tener un período de ocio para meditar, pensar, analizar y estar con nosotros mismos”, apunta Colón.