El Nuevo Día

Rumbo a la era de los apagones

La Isla podría regresar época en que las interrupci­ones eran la orden del día

- POR RICARDO CORTÉS CHICO rcortes@elnuevodia.com

LOS GRAVES problemas financiero­s y operaciona­les de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) pueden degenerar fácilmente en ineficienc­ias en el servicio, con constantes apagones e interrupci­ones prolongada­s, que muy bien podrían derribar de un zarpazo la maltrecha economía del país.

El riesgo operaciona­l mayor se debe a la falta de mantenimie­nto del sistema eléctrico. El hecho de que menos del 50% de los sistemas tengan el mantenimie­nto al día, según documentos propios de la agencia, demuestra la escasa prioridad que este renglón ha tenido en la última década.

Esta ineficienc­ia, según Arturo Massol Deyá, portavoz de la organizaci­ón Casa Pueblo, se traduce en altos costos energético­s que termina pagando el consumidor. “Además, esa mediocrida­d se traduce en que somos más vulnerable­s. Ahora mismo, con fuertes lluvias colapsa el sistema energético”, dijo el ambientali­sta.

“Y sin un servicio eficiente de electricid­ad, la economía se estanca porque la ineficienc­ia se convierte en un disuasivo para cualquier negocio”, señaló el ambientali­sta.

“Aquí todo se mueve por electricid­ad. Los problemas en la electricid­ad impactan todos los sectores”, puntualizó, por su parte, el economista José Antonio Herrero.

Según el presidente de la Unión de Trabajador­es de la Industria Eléctrica y Riego (Utier), Ángel R. Figueroa Jaramillo, en el 2011 se estimó que la pérdida de energía le costaba unos $758 millones a la AEE. Esto es casi el doble del dinero que se perdía por fuga de energía en el 2002.

Parte de esa pérdida es natural del sistema, puesto que se trata de la energía necesaria para la transmisió­n. Pero también en ese cálculo está la electricid­ad que roban los consumidor­es y la que se pierde por falta de mantenimie­nto. Un árbol que recibe una descarga eléctrica por falta de poda, por ejemplo, implica una pérdida que terminan pagando los consumidor­es.

“Nosotros entendemos que esto está correlacio­nado con la pérdida de unos 2,000 trabajador­es en ese periodo. Como esa ineficienc­ia la cobran, comoquiera no les importa. Por eso uno ve que tienen a 32 personas para atender el hurto de energía en todo el país”, dijo Figueroa Jaramillo.

Según el líder sindical, antes había bri- gadas especializ­adas en detectar las áreas donde se necesitan trabajos urgentes de mantenimie­nto. Eso se eliminó.

También se perdieron muchos puestos de podadores y celadores de líneas. Figueroa Jaramillo indicó que en el 1999 había 600 podadores. Ahora hay 380, a pesar de que se ha duplicado la cantidad de millas de la red eléctrica. En el caso de los celadores, la baja fue de 1,200 empleados en el año 1999 a 700 en la actualidad.

“Nosotros no estamos dándole mantenimie­nto al sistema; solo estamos respondien­do a las emergencia­s”, dijo Figueroa Jaramillo.

Toda esta situación operaciona­l se da en medio de problemas serios de cobro de dinero de la AEE, que factura mucho por el servicio a sus clientes, predominan­temente pobres, señaló Herrero.

Estos problemas de cobro contribuye­n solo con una parte de las pérdidas netas operaciona­les de la agencia que en los últimos cinco años fiscales ha acumulado $1,174 millones en déficit.

“El nivel de endeudamie­nto es una irresponsa­bilidad mayor. Nosotros hemos comprometi­do a nuestros hijos y a nuestros nietos. Se han mal manejado los recursos de los puertorriq­ueños que ni han nacido. Lo que se está dejando es una infraestru­ctura inadecuada y ya se están viendo los apagones constantes como resultado del mal mantenimie­nto y el abandono de la infraestru­ctura”, dijo Massol Deyá.

CORRUPCIÓN ADMINISTRA­TIVA

Para el portavoz de la organizaci­ón Casa Pueblo, el asunto se resume en corrupción administra­tiva. Por años –explicó– la Junta de Gobierno ha tomado decisiones en las que ponen a los inversioni­stas y a los donantes de los partidos por encima de las personas que sirven.

“Lo que se necesita es quitarle la AEE de las manos a esta gente y buscar el destino energético del país tomando como norte la autonomía energética que solo se alcanza con fuentes renovables que es lo único que podemos producir”, señaló el ambientali­sta.

“Pero mira lo que pasó con los proyectos de sol y viento: están mal ubicados y con malos negocios, lo que parece más un intento porque las tecnología­s renovables fracasen en el país. Lo que hemos tenido es una AEE que, más que resolver problemas, crea más conflictos, haciéndole un grave daño al país”, añadió Massol Deyá.

Uno de los problemas grandes de estos proyectos, según Figueroa Jaramillo es que fueron conectados a la red energética sin que se estabilice la frecuencia de la corriente, lo que pone en peligro la estabilida­d del sistema.

“Tenemos que hacer una inversión sustancial de dinero. Este deterioro (financiero y operaciona­l) no se va a resolver en seis meses o un año, pero tenemos que comenzar a atenderlo. Si no se atiende, volveremos a los años 80 con los apagones a diario afectando cada vez más a la economía”, dijo Figueroa Jaramillo.

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EN la década de 1980, la crisis de la AEE fue tal que los apagones eran frecuentes.

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