Rumbo a la era de los apagones
La Isla podría regresar época en que las interrupciones eran la orden del día
LOS GRAVES problemas financieros y operacionales de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) pueden degenerar fácilmente en ineficiencias en el servicio, con constantes apagones e interrupciones prolongadas, que muy bien podrían derribar de un zarpazo la maltrecha economía del país.
El riesgo operacional mayor se debe a la falta de mantenimiento del sistema eléctrico. El hecho de que menos del 50% de los sistemas tengan el mantenimiento al día, según documentos propios de la agencia, demuestra la escasa prioridad que este renglón ha tenido en la última década.
Esta ineficiencia, según Arturo Massol Deyá, portavoz de la organización Casa Pueblo, se traduce en altos costos energéticos que termina pagando el consumidor. “Además, esa mediocridad se traduce en que somos más vulnerables. Ahora mismo, con fuertes lluvias colapsa el sistema energético”, dijo el ambientalista.
“Y sin un servicio eficiente de electricidad, la economía se estanca porque la ineficiencia se convierte en un disuasivo para cualquier negocio”, señaló el ambientalista.
“Aquí todo se mueve por electricidad. Los problemas en la electricidad impactan todos los sectores”, puntualizó, por su parte, el economista José Antonio Herrero.
Según el presidente de la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego (Utier), Ángel R. Figueroa Jaramillo, en el 2011 se estimó que la pérdida de energía le costaba unos $758 millones a la AEE. Esto es casi el doble del dinero que se perdía por fuga de energía en el 2002.
Parte de esa pérdida es natural del sistema, puesto que se trata de la energía necesaria para la transmisión. Pero también en ese cálculo está la electricidad que roban los consumidores y la que se pierde por falta de mantenimiento. Un árbol que recibe una descarga eléctrica por falta de poda, por ejemplo, implica una pérdida que terminan pagando los consumidores.
“Nosotros entendemos que esto está correlacionado con la pérdida de unos 2,000 trabajadores en ese periodo. Como esa ineficiencia la cobran, comoquiera no les importa. Por eso uno ve que tienen a 32 personas para atender el hurto de energía en todo el país”, dijo Figueroa Jaramillo.
Según el líder sindical, antes había bri- gadas especializadas en detectar las áreas donde se necesitan trabajos urgentes de mantenimiento. Eso se eliminó.
También se perdieron muchos puestos de podadores y celadores de líneas. Figueroa Jaramillo indicó que en el 1999 había 600 podadores. Ahora hay 380, a pesar de que se ha duplicado la cantidad de millas de la red eléctrica. En el caso de los celadores, la baja fue de 1,200 empleados en el año 1999 a 700 en la actualidad.
“Nosotros no estamos dándole mantenimiento al sistema; solo estamos respondiendo a las emergencias”, dijo Figueroa Jaramillo.
Toda esta situación operacional se da en medio de problemas serios de cobro de dinero de la AEE, que factura mucho por el servicio a sus clientes, predominantemente pobres, señaló Herrero.
Estos problemas de cobro contribuyen solo con una parte de las pérdidas netas operacionales de la agencia que en los últimos cinco años fiscales ha acumulado $1,174 millones en déficit.
“El nivel de endeudamiento es una irresponsabilidad mayor. Nosotros hemos comprometido a nuestros hijos y a nuestros nietos. Se han mal manejado los recursos de los puertorriqueños que ni han nacido. Lo que se está dejando es una infraestructura inadecuada y ya se están viendo los apagones constantes como resultado del mal mantenimiento y el abandono de la infraestructura”, dijo Massol Deyá.
CORRUPCIÓN ADMINISTRATIVA
Para el portavoz de la organización Casa Pueblo, el asunto se resume en corrupción administrativa. Por años –explicó– la Junta de Gobierno ha tomado decisiones en las que ponen a los inversionistas y a los donantes de los partidos por encima de las personas que sirven.
“Lo que se necesita es quitarle la AEE de las manos a esta gente y buscar el destino energético del país tomando como norte la autonomía energética que solo se alcanza con fuentes renovables que es lo único que podemos producir”, señaló el ambientalista.
“Pero mira lo que pasó con los proyectos de sol y viento: están mal ubicados y con malos negocios, lo que parece más un intento porque las tecnologías renovables fracasen en el país. Lo que hemos tenido es una AEE que, más que resolver problemas, crea más conflictos, haciéndole un grave daño al país”, añadió Massol Deyá.
Uno de los problemas grandes de estos proyectos, según Figueroa Jaramillo es que fueron conectados a la red energética sin que se estabilice la frecuencia de la corriente, lo que pone en peligro la estabilidad del sistema.
“Tenemos que hacer una inversión sustancial de dinero. Este deterioro (financiero y operacional) no se va a resolver en seis meses o un año, pero tenemos que comenzar a atenderlo. Si no se atiende, volveremos a los años 80 con los apagones a diario afectando cada vez más a la economía”, dijo Figueroa Jaramillo.