Opiniones encontradas sobre el veredicto
Ciudadanos expresan su sentir sobre la pena para el convicto por 22 asesinatos
REACCIONES MIXTAS imperaban ayer en la ciudadanía a un día de que Alexis Candelario Santana, convicto por 22 asesinatos, incluyendo la masacre en La Tómbola, se salvara de la pena capital.
Varias personas entrevistadas por El Nuevo Día en un sondeo informal realizado en el área de Santurce, en San Juan, tildaron de “justo” el veredicto del jurado –compuesto por siete mujeres y cinco hombres– de enviar a prisión a Candelario Santana por el resto de sus días.
Otras, sin embargo, opinaron que la cadena perpetua no es castigo suficiente para el autor de la masacre más san- grienta en la historia criminal del país. El 17 de octubre de 2009 nueve personas perdieron la vida en el negocio La Tómbola, en Toa Baja.
“Fue justo (el veredicto). La pena de muerte no es castigo. El Estado no está para ejecutar (personas), pues sería lo mismo que ojo por ojo y diente por diente. Estar preso de por vida es un castigo violento”, sostuvo José Sánchez, residente en Toa Baja.
“(El veredicto de cadena perpetua) es una cosa buena, porque no estoy de acuerdo con que se le quite la vida a nadie”, agregó María Josefa Lagares, vecina de San Juan.
Mientras, Alberto García, también de San Juan, sostuvo que solo Dios puede dar y quitar la vida, independientemente de las circunstancias. “Dios dio la vida a todo lo creado. Por lo tanto, Dios es quien dice cuándo dejamos este planeta”, dijo García.
Acto seguido, y en tono menos compasivo, soltó: “La cadena perpetua es bien merecida (para Candelario Santana) y espero que se le haga un mar- tirio vivir allí (en prisión), como el que viven todas las familias que afectó”.
En tono similar se expresó el sanjuanero Ricardo Rodríguez, quien señaló que para sujetos como Candelario Santana, “a quienes no les importa nada”, la pena capital es el “mejor castigo”. “Las cárceles están llenas y ahora el Estado tiene que mantener a otro más”, dijo.
Asimismo, Jesús Figueroa, residente en Santurce, manifestó que a Candelario Santana “debieron haberlo colgado porque es un abusador que mató a quienes no debía”.
“La pena de muerte puede ser un disuasivo para los criminales; habría menos muertes. El pueblo se opone a la pena de muerte porque no les han matado a un familiar. Los que sufren son las familias de los que sí se han visto afectados por la criminalidad”, añadió Figueroa.
Otros entrevistados, como Margarita Sterling, de Barrio Obrero, se expresaron de forma más neutral.
“Son veredictos que hay que respetar porque estamos en una democracia, pero no sé si fue lo mejor para el pueblo con una alta incidencia criminal. Tampoco sé si (aplicar la pena de muerte) sería un disuasivo”, dijo la fémina.