Frustrado y triste el jurado
Nunca lograron unanimidad en torno a la pena de muerte
LA DELIBERACIÓN sobre la condena apropiada para Alexis Candelario Santana, convicto por 22 asesinatos, incluyendo los de la Masacre de La Tómbola, fue un arduo proceso en el que once de los miembros del jurado trataron de convencer a la mujer que le salvó la vida al hombre de 41 años.
El presidente del jurado en el caso de Candelario Santana rompió ayer el silencio y habló en exclusiva con El Nuevo
Día para denunciar la frustración y la tristeza que sintieron los once jurados cuando escucharon de esta mujer, la jurado #10, que no podía votar por la muerte, a pesar de haber indicado previamente que el Gobierno probó los agravantes que favorecían la pena capital.
“Ella no empezó este proceso con una mente abierta. Eso se le fue a la fiscalía. Ella, por convicción moral, a mi parecer, nunca podía votar por la pena de muerte. Ella estaba superafectada; se fue para una esquina a llorar. Algunos se fueron adonde ella y, allí, ella dijo que tenía un familiar preso”, dijo el presidente del jurado que deliberó en el caso de Candelario Santana en la etapa de culpabilidad y condena.
El presidente del jurado explicó que el viernes, cuando el jurado compuesto por siete mujeres y cinco hombres se retiró a deliberar a las 2:03 p.m., hasta que recesó ese día, se votó de forma unánime por los requisitos mínimos de intención, los agravantes estatutarios, los agravantes no estatutarios y dos de los 12 mitigantes.
La decisión de recesar hasta el sábado fue de dos jurados que se sentían mentalmente agotados. Entonces, se decidió continuar llenando el formato del veredicto acerca de los mitigantes el sábado en la mañana.
“Una vez llegamos al sábado, se procedió a votar por los mitigantes y después fue que hicimos, uno a uno, la votación sobre la condena. Fui el primero en hablar y dije que votaría por la pena de muerte. Así lo hicieron los dos que estaban a mi lado, y la que se trancó fue la cuarta en hablar”, recordó.
“Le tocó a ella hablar y en esa primera vez ella dijo que le había pesado mucho el mitigante del ambiente de pobreza y de violencia en que se crió Alexis en Sabana Seca. Ella añadió que entendía que la cadena perpetua era un castigo más que justo y razonable. Todos guar- daron silencio”, abundó.
Según el presidente del jurado, esta mujer comenzó a llorar y –acto seguido– los demás miembros del jurado expresaron sus razones acerca de por qué favorecían la pena de muerte y trataron de convencerla.
“Los demás dieron sus argumentos para tratar de convencerla. Dijeron que tenían miedo, que pensaban que Alexis va a matar a alguien de nuevo y no querían tener esa sangre en sus manos... Se habló de que Alexis va a conseguir un celular y, si lo hace, será para asegurarse de cobrárselas a los que lo metieron preso. Hubo uno que está cerca de Toa Baja y le dijo a ella: ‘Por favor, no me hagas esto’”, abundó.
El presidente del jurado destacó que la mujer sollozaba ante los argumentos de sus compañeros de jurado y decía repetitivamente: “Es que no puedo, es que no puedo, es que no puedo...”.
“Ella dijo que la vida en prisión no es fácil, que ella ha ido a prisiones a visitar, que uno pierde todos sus derechos, pierde el control de su vida, y que ella no podía votar sobre matar a alguien. Les dije a todos que el interés nuestro era llegar a una deliberación unánime y le pedimos que lo pensara”, repasó.
Fue entonces que se hizo una segunda
“Entiendo que a Alexis le aplicaba la pena capital. Estando preso de por vida, lo que tiene es tiempo de escaparse. Creo que, lamentablemente, le fallamos al sistema de justicia. ¿Quién se va a atrever a testificar nuevamente en un caso similar? ¿Qué pasa si vuelve a manipular el sistema?”
PRESIDENTE DEL JURADO
ronda de votación sobre cuál debía ser la condena apropiada para Candelario Santana, que ocurrió después del almuerzo, y los once jurados que favorecían el castigo capital intentaron convencerla nuevamente.
“Ella fue la última en hablar y lo que dijo entre sollozos fue: ‘Lo siento, pero no puedo’. De ahí en adelante, empezaron a cuestionarla, algunos a decirle: ‘No me hagas esto’. Le dije a ella dos cosas: que si el veredicto se quedaba así, les íbamos a fallar a las familias de las víctimas y a Puerto Rico, y que si Alexis vuelve a matar, la responsabilidad caerá sobre ella”, subrayó.
Según el presidente del jurado, la opinión de los once que favorecieron la pena de muerte es que la evidencia de la Fiscalía federal, representada por María Domínguez, Bruce Hegyi y Marcela Mateo, probó de forma contundente que Candelario Santana no es una persona capaz de rehabilitarse.
“Al momento del tranque, estaba frustrado, molesto, lo único que quería era salir de ahí... No he podido dormir bien, comer bien, y me tomará tiempo... Estoy decepcionado con el resultado; les fallamos a los que tuvieron la valentía de testificar y de los tres que señalaron a Alexis en La Tómbola. Uno de ellos tenía toda la credibilidad del mundo porque no era parte de la organización de narcotráfico; se arriesgó y le fallamos”, dijo.
El presidente del jurado añadió que, una vez se concluyó la deliberación, supo del supuesto problema familiar de la jurado que rechazó votar por la pena de muerte, de que tiene dos hermanos presos, por lo que él no pudo avisarle al juez federal José A. Fusté.