Militares insisten en que no hubo genocidio
Intentan obtener firmas en apoyo a José E. Ríos Montt
GUATEMALA – Un par de docenas de militares retirados y sus familiares lanzaron ayer una campaña con la que intentan reunir el apoyo de 5,000 personas en las afueras de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) para rechazar la acusación de que en Guatemala hubo genocidio, delito por el que es enjuiciado desde la semana pasada el exdictador José Efraín Ríos Montt.
Los manifestantes enarbolan el lema “Aquí no hubo genocidio” y acompañan su movimiento con el sonido de marchas militares y el himno nacional.
Víctor Manuel Argueta, un general retirado del Ejército guatemalteco que preside una asociación de veteranos de la guerra, explicó: “Vamos a recabar firmas en todo el país para entregarlas a la Corte Suprema de Justicia para que se haga un juicio justo y apegado a derecho y se pruebe que aquí no hubo genocidio”.
Argueta, quien fue jefe del Estado mayor presidencial de Ríos Montt, explicó que pedirán que oficiales, especialistas, exparamilitares y comisionados militares de la época firmen la petición.
Un informe interdiocesal y otro auspiciado por Naciones Unidas atribuyeron a los militares y sus aliados la responsabilidad de más del 90% de las atrocidades cometidas contra civiles durante el conflicto bélico que a lo largo de 36 años dejó más de 200,000 muertos y desaparecidos. La guerra terminó cuando el Gobierno y las guerrillas marxistas firmaron en 1996 un acuerdo de paz firme y duradero.
En el quinto día de audiencias, reapareció como defensor del general acusado el abogado Danilo Rodríguez, un exguerrillero a quien Ríos Montt despidió en el inicio del debate.
El tribunal ha escuchado las declaraciones de 43 testigos presentados por la fiscalía, que describieron los asesinatos, matanzas, violaciones, incendios, bombardeos, desapariciones forzadas, robos de niños y desplazamientos que presenciaron durante 1982 y 1983.
Jacinto Cobo Raymundo relató cuando el Ejército llegó a su aldea Paloc en Santa María Nebaj, en el departamento de Quiché en 1982.
“Voy a contar lo que viví en carne propia. En esos meses de abril y más adelante, el Ejército entraba así en grupos y empezaron a recoger todo lo que eran nuestras pertenencias: los animales; se llevaron nuestras cosechas y, terminando todo, quemaban nuestras casas, llevándose a los niños y niñas, a todos se los llevaban”, relató Cobo.
Francisco González, otra de las víctimas, relató que vio a tres ancianos morir de hambre. “Los vi morir de hambre; los tres eran hermanos. Hay cosas que ya no me acuerdo pero, de todas maneras, los muertos allí están; son cosas muy dolorosas para nosotros. Si yo me muero, también ya dejé dicho a mis hijos todo ese sufrimiento que pasé”, relató González en el juicio.