Enamorada de un “techie”
Apreciada Cara, eres mi gurú. Guardo tus columnas y se las paso a mis amigas y compañeras de estudio para que aprendan. Cuando sea grande quiero ser como tú.
Te cuento que hace unos meses mi celular expiró. Fui a un “booth” de tecnología móvil y ahí conocí a Joaquín, un chico guapo, sexy, dueño de unos ojos saltones y de una voz un tanto nasal. De entrada me dijo que mi vestido era muy lindo -soy como tú, detesto los pantalones.
Tras los saludos de rigor, ya sabes, nombre, apellido, mascota, me preguntó qué necesitaba. “Ayuda para este ser que agoniza”, dije refiriéndome a mi celular. Aún no olvido la expresión en su cara cuando vio mi iPhone 3... “¿Qué es esto? ¡Un dinosaurio!”, exclamó. Hizo varios chistes a cuenta de mi celu, cosa que te confieso me molestó un poco, pero como me gustaba no dije nada. Bueno, el detalle es que salí con un celular nuevo y su tarjeta de presentación. Ah, también intercambiamos números de celu. Ahora que lo pienso, creo que debí haber prestado atención a la cantidad de logos de compañías tecnológicas en su tarjeta de presentación, porque Cara este hombre es un “techie”, “freaky”, obseso compulsivo con la tecnología.
A los dos días llamó. Me citó para tomarnos un café en una tienda que vende alta tecnología. Parecía un niño en una tienda de helados. Te juro que salivaba cuando me habló de su nuevo iPad. A la mención de palabras como “pixeles”y “chips”, viraba los ojos y se pasaba la lengua por los labios... Disgusting! Ni que fuera pornografía.
Una semana después me invitó a su apartamento. Quedé en “shock”. Este hombre posee lo último en tecnología. Computadoras, “Home Theater”, “Wave Systems”, audífonos, bocinas, en todos lados, todo con un sonido digital extraordinario. Igual en su habitación, alarma último modelo, “blinds” que se cierran a control remoto, “techie plus”. Mentiría si te dijera que no me agradan todos esos “gadgets”, -oh, ya hablo como él-, pero lo poco agrada y lo mucho enfada. Para Joaquín nada es suficiente en materia de tecnología. Vive embrollado adquiriendo cuanto “juguetito” sale al mercado. ¡Tiene tres trabajos! Ya ni tiene tiempo para mí.
Es más, creo que se ha desilusionado conmigo. Lo que pasa es que soy todo lo contrario. Me encanta lo “vintage”. Fíjate que no tengo iPod, soy de las que va a la tienda a comprar cds. Igual con los libros y los periódicos. Me encanta pasar las páginas, doblarlas. Soy la orgullosa dueña de un VCR, claro que también tengo DVD, pero nada “fancy”. Lo con- fieso, soy una ‘dummy’ de la tecnología. Y eso incomoda mucho a Joaquín. Al inicio me invitaba a las reuniones con sus panas, ya no. La última vez que me autoinvité, fue claro: “nunca entiendes nada”. Ouch!
Como ves, Carita, la magia se acabó. Lo triste es que me he enamorado de este “techie” y no sé cómo quitármelo del sistema.
Diosdada, de Caguas
A ver, ¿dónde quedó aquello de que el amor todo lo puede? Que este chico sea extremadamente “techie” no quiere decir que no tenga corazón, hormonas y sangre que le corra por las venas. Soy de las que pienso que a una la quieren tal cual es. Sin poses, sin caretas. No obstante, no viene mal que te tomes un cursito de Tecnología 101 para que aprendas par de términos “techies” y lo impresiones, pero más que nada para que te adentres en la onda de la tecnología, porque si no se te va la guagua. Y si estás un poco corta de presupuesto, date la vuelta por alguno que otro “booth” y pregunta qué es lo nuevo. Igual te encuentras con un “techie” que no sea tan picapiedra. Ciao!