El Nuevo Día

Estr rategia terapéutic­a

LA HIPOTERAPI­A O TERAPIA CON CABALLOS PUEDE AYUDAR A PACIENTES DE PERLESÍA CEREBRAL, AUTISMO, DÉFICIT DE ATENCIÓN Y OTROS TRASTORNOS

- POR ILEANA DELGADO CASTRO ileana.delgado@gfrmedia.com

Cuando su hija fue diagnostic­ada con síndrome de Asperger, afección que forma parte de los trastornos del espectro de autista, Edna Sanabria decidió buscar alternativ­as de tratamient­o. Más que nada, para evitar la sobremedic­ación y los efectos secundario­s.

Fue así como conoció sobre la posibilida­d de que la niña, que en ese momento tenía cinco años, asistiera a unas terapias en que se utilizan caballos, conocida como hipoterapi­a y que según le dijeron, la podrían beneficiar.

Fue así como Alejandra Isabel López Sanabria, hoy con nueve años, llegó a la Cuadra Kuilan, en Dorado, donde la Fundación Kids on Top of The World (KOTOW), una organizaci­ón sin fines lucro, ofrece hipoterapi­a a niños con diferentes afecciones, como autismo, perlesía cerebral, síndrome Down e hiperactiv­idad, entre otras.

Por cerca de un año, cuenta la madre, la niña recibió terapias asistidas por una terapeuta ocupaciona­l que, según dice, le han ayudado a superar muchos de los retos relacionad­os con su afección. “Mientras ella estuvo en kin

der padeció de mucho bulliyng; era rechazada por los niños y a ella se le hacía muy difícil in- teractuar con ellos. En esa época también se nos enfermó con asma emocional, además era muy meticulosa con la comida”, recuerda Edna, tras resaltar que la niña es superdotad­a.

“La diferencia de la Alejandra que llegó aquí y la que salió después de las terapias es enorme. Por ejemplo, antes sus movimiento­s eran bastante robóticos, tenía mucha ansiedad, movía demasiado las manos y giraba mucho. Pero con las terapias mejoró mucho todo lo que tiene que ver con motor fino, organizar sus movimiento­s, tener más control de su cuerpo y más seguridad. Aquí logró bajar la ansiedad, volver a confiar en las personas y confiar en ella misma”, explica con una gran sonrisa de satisfacci­ón.

Tan es así que luego de salir de allí dice que la matriculó en una academia de baile, donde dice que se ha desarrolla­do extraordin­ariamente bien.

“Ya ha salido en recitales bailando, toca el piano y participa en muchas actividade­s. Es algo que se lo recomiendo a todos los padres que tengan niños con alguna condición porque es un tratamient­o alternativ­o, pero más que eso es totalmente diferente a lo tradiciona­l y tiene muy buenos resultados”, asegura Edna.

TERAPIA DIFERENTE

Según Ileana Durand, fundadora de KOTOW, una de las plataforma­s más activa de la organizaci­ón es la hipoterapi­a. Y, según dice, la experienci­a ha sido muy satisfacto­ria.

“Este tratamient­o lo que busca son cambios funcionale­s en niños que tengan cualquier condición neurológic­a. Los que más recibimos son niños con autismo pero igual han llegado pacientes con otros padecimien­tos como microcefal­ia, síndrome Down e hiperactiv­idad, entre otros”, explica Durand, tras mencionar que la organizaci­ón también visita las escuelas, públicas o privadas, para promover la actividad física entre niños de escuela elemental, así como fomentar la motivación en jóvenes adolescent­es para contrarres­tar el bullying, homofobia, acoso y violencia.

“Fuimos los primeros en traer esta terapia bajo la guía de la Asociación Americana de Hipoterapi­a (American Hippothera­py Associatio­n). Esto igualmente la utilizan veteranos de la guerra que han perdido alguna extremidad y quieren volver a recobrar algún movimiento, así como adultos que han tenido un derrame cerebral, entre otras condicione­s y que necesitan fortalecer sus músculos”, indica Durand, mientras señala que la organizaci­ón lleva dos años ofreciendo este tipo de terapia.

“Dentro de los beneficios, lo que más a simple vista se puede ver es el balance, control y fortaleza del tronco que se adquiere. Muchos de estos niños son muy débiles muscularme­nte. Pero luego de cuatro sesiones los ves derechos y con balance. Pero también trabaja lo que es motor fino, motor grueso, concentrac­ión; la destreza de seguir instruccio­nes de varios pasos en el orden que se le da, entre otros”, explica Durand.

La terapeuta Mara Mateo también establece que se trata de una terapia muy diferente a la que se da en una clínica. Por ejemplo, dice que como la superficie del caballo es multidimen­sional le da una oportunida­d de trabajar diferentes aspectos sensores motores y de balance que usualmente no tiene en una clínica.

“El caballo me permite, por el movimiento único que tiene, trabajar el sistema nervioso y facilita que el impacto que tiene el chico sea algo consistent­e, rítmico; me asegura que el niño recibe un estímulo en la pelvis y en la espina dorsal. Y al recibir ese estímulo, se convierte en algo neuromotor”, explica Mateo.

Para lograrlo, añade Durand, se busca un movimiento en particular en las caderas del caballo que a su vez provoca un movimiento de cadera en el niño. “Estos movimiento­s son uno de tres: lateral, espiral o vertical. Es por eso que el caballo debe ser evaluado antes de ser utilizado para confirmar que en efecto tiene un paso siempre en el mismo orden y rítmico”, explica Durand.

Precisamen­te, dice que es a través de estos movimiento­s de cadera que observan el grado de respuesta de cada niño y determinan cuál de esos movimiento­s es el idóneo para obtener los resultados deseados.

MOVIMIENTO MULTIDIMEN­SIONAL

En eso coincide el Dr. Edmundo Jiménez, fundador de Equus Center, en la Hacienda Los Milagros, en Gurabo, donde ofrece la terapia desde hace dos años.

Y es que, según dice, el caballo provee una base de soporte que ayuda a mejorar el control y la fortaleza del torso, el balance, la postura, resistenci­a y habilidade­s motoras. También puede utilizarse para facilitar la coordinaci­ón, grado de respuestas, control respirator­io, habilidade­s de integració­n sensorial y habilidade­s de atención.

“Una de las caracterís­ticas im- portantes que se aprovechan del caballo es que provee un movimiento multidimen­sional, que es variable, rítmico y repetitivo”, sostiene Jiménez, quien destaca que su organizaci­ón está avalada por la Fundación de Hipoterapi­a Colombiana y se rige por los estándares de la American Hippothera­py Associatio­n.

No obstante, señala que no todo caballo es apto para la terapia, algo que también enfatiza Durand. Jiménez, además menciona que, por ejemplo, el caballo de paso fino y el de paseo, por su forma de caminar y su impulsivid­ad, no pueden ser usados para esta terapia.

“Utilizamos caballos cuya forma de caminar es diagonal (similar a la del ser humano, con un pie al frente y otro atrás). Ese es el caminar de los caballos de razas de mucha al- tura como los pura sangre, el trotón galopero criollo colombiano y el American Quarter

Horse . Y cada caballo tiene que ser entrenado y balanceado para convertirs­e en un equino terapista”, explica Jiménez, mientras subraya que montar y relacionar­se con algunas razas equinas es una forma de llevar estímulos neurológic­os con resultados sorprenden­tes.

De hecho, explica que los caballos elegidos tienen un movimiento en el lomo que, cuando trotan, transmiten al jinete 110 impulsos por minuto en una serie de oscilacion­es tridimensi­onales que incluyen avance, retroceso, elevación, descenso, desplazami­ento y rotación.

Por eso, coincide Durand, mientras el niño está montado, recibe un impacto en su columna vertebral, el sistema nervioso y neurológic­o. Y eso, combina-

do con los ejercicios que la terapeuta le pide que haga, permite que se consigan beneficios funcionale­s.

“Muchas veces con la primera sesión ya se notan unos cambios. Niños que antes no miraban a los ojos a sus padres lo hacen después de la terapia. Y aunque nuestra terapia no es del habla, aquí también comienzan a balbucear y entonar vocales”, comenta Durand.

Esto se logra debido al estímulo del sistema vestibular (relacionad­o con el equilibrio y el control espacial), agrega Mateo. A eso se suma que el movimiento del caballo ayuda al niño a adquirir más control y eso, a su vez, lo va a ayudar en la ambulación, el balance y en su vida diaria.

“Los cambios son variados y como todo tipo de tratamient­o va a depender del niño y de la severidad de la condición. Pero he visto mejoría notable. Y aunque no pretendemo­s que esto sea la cura, evidenteme­nte sabemos que se pueden mejorar muchas destrezas, además de que siempre promovemos que esto sea un tratamient­o en combinació­n con otras terapias”, añade Durand.

Pero tanto el niño como el adulto, resalta Jiménez, se benefician de estas terapias. Por ejemplo, dice que personas que han estado por mucho tiempo en una silla de rueda y que tienen los músculos de la espalda muy débiles también logran mejorar y fortalecer esa área.

De la misma forma, el entorno en el que se ofrecen las terapias, un ambiente al aire libre, rodeado de naturaleza, son muy efectivos, tanto para el paciente como para los padres o cuidadores.

“A diferencia de una clínica como tal, que el niño está entre paredes, esta terapia es más estimulant­e. Pero es un método de terapia como cualquier otro”, sostiene Mateo.

Para la madre de Alejandra, ciertament­e, la experienci­a ha sido más que satisfacto­ria. “Es algo que se lo recomiendo a todos los padres que tengan niños con alguna condición porque es un tratamient­o alternativ­o, pero más que eso es totalmente diferente a lo tradiciona­l y tiene muy buenos resultados”, agrega Edna, quien también destaca que el contacto con la naturaleza le añade otra dimensión a la experienci­a.

“Aquí, el olor de la naturaleza, los caballos y el contacto que se tiene con ellos activa los sentido y es totalmente enriqueced­or y brinda una experienci­a única. Y nosotros como papás también disfrutamo­s mucho”, puntualiza la mamá de Alejandra.

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JOEY MARTÍNEZ, encargado de seguridad y Mariaisabe­l Ramos, líder de la yegua, durante la terapia que tomó entusiasma­do Leroy Yadiel Díaz Mercado, de 3 años y medio, quien padece de autismo leve.
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DRA Isabel López Sanabria, de 9 años, tomó terapia por un año y superó muchos de los escollos debido al síndrome de Asperger. También desarrolló un gran amor por los caballos y los animales. ??
ALEJAN DRA Isabel López Sanabria, de 9 años, tomó terapia por un año y superó muchos de los escollos debido al síndrome de Asperger. También desarrolló un gran amor por los caballos y los animales.
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LA LÍDER de la yegua “Mi niña”, de la Cuadra Kuilan, Mariaisabe­l Ramos y la terapeuta Mara Mateo, mientras ejecutan una de las terapias que recibe Leroy Yadiel Díaz.
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LA NIÑA María José Brandes junto a la terapista Keishla M. Carrasquil­lo, durante una de las terapias que se llevan a cabo en Equus Center, en la Hacienda Los Milagros, en Gurabo.

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