Sin favorito la División Este de la Liga Americana
La División Este de la Liga Americana no tiene un claro favorito para esta temporada
Por primera vez en mucho tiempo, los Yankees de Nueva York y los Medias Rojas de Boston no arrancarán la temporada como los superfavoritos para ganar la División Este de la Liga Americana, pero tampoco lo harán alguno de sus rivales, lo que deja abierto el sector para una cruenta batalla territorial en el 2013.
De hecho, el gran reto de los Yankees y Medias Rojas será quedarse con algunos de los puestos que reparte la liga para la postemporada –que pueden llegar a ser hasta tres en una división con los dos comodines en vigencia– y evitar la vergüenza del sótano. Para los Azulejos de Toronto, Rays de Tampa Bay y Orioles de Baltimore el gran desafío será creer en ellos mismos y aprovechar la inusual coyuntura.
Toronto, que no ha jugado en la postemporada desde que ganó sus únicos campeonatos en 1992 y 1993, hizo el mayor ruido de su grupo en la temporada muerta, adquiriendo al torpedero José Reyes, al jardinero Melky Cabrera, los intermedistas Emilio Bonifacio y Maicer Izturis y los lanzadores R.A. Dickey, Josh Johnson y Mark Buehrle.
Los recién llegados se unen al jardinero José Bautista, el inicialista y bateador designado Edwin Encarnación, el antesalista Brett Lawrie y los lanzadores Brandon Morrow, Ricky Romero y Sergio Santos, entre otros, para darle a los Azulejos un grupo con genuinas aspiraciones de acabar con la hegemonía de Yankees y Boston, que se repartieron los títulos de la división desde 1997, excepto en 2008 y 2010, cuando Tampa Bay desafió a las bestias del este.
Tampa Bay, que ha ganado al menos 90 partidos en cuatro de las últimas cinco temporadas y apareció en la Serie Mundial por primera vez en su existencia en 2008, tiene una oportunidad de oro para reiterar el buen funcionamiento de un sistema basado en pitcheo y defensa.
Pese a perder a James Shields, los Rays siguen teniendo un buen pitcheo, que encabezan el zurdo David Price, el ganador del Cy Young el año pasado, y el relevista Fernando Rodney, el mejor cerrador del circuito en 2012. Un receptor altamente capacitado defensivamente como el boricua José Molina potencia la calidad del pitcheo.
La ofensiva de Tampa Bay no mete miedo, pero seguramente anotará más que las 697 carreras del año pasado, ahora que tendrá a tiempo completo al antesalista Evan Longoria, el inicialista Ja
mes Loney, el polivalente Ben Zobrist y el nuevo torpedero Yunel Escobar.
Joe Maddon es por mucho el mejor manager de la División Este y eso solamente mejora las probabilidades de que los Rays se queden con un puesto a los playoffs.
Nueva York, que ostenta el récord de 51 apariciones en la postemporada, incluyendo 17 en los últimos 18 años, enfrenta un ve- rano de dudas e incógnitas en el que comenzarán sin un receptor titular definido y huecos en primera base (Mark Teixeira no tiene fecha para regresar), tercera base (Álex Rodríguez se perderá media temporada), el campocorto (Derek Jeter tiene 38 años y un tobillo operado) y el jardín central (Curtis Granderson no jugará hasta mayo).
Agregue a eso una banca diezmada, un pitcheo abridor cuestionable y un cerrador de 43 años con una rodilla operada y los resultados serán de un panorama tétrico en el Bronx.
Sin embargo, si todas esas piezas lastimadas regresan para el tiempo que está proyectado, entonces no deberíamos descartarlos para pelear uno de los dos wild cards.
Baltimore, que saltó de 69 a 93 victorias en los dos años anteriores y viene de jugar en la postemporada por primera vez desde 1997, básicamente mantuvo el mismo núcleo del 2012.
Los jardineros Adam Jones y Nick Markakis, el torpedero J.J. Hardy y el intermedista Brian Roberts deben cargar con el peso ofensivo, pero es el pitcheo que da esperanzas de repetir.
La rotación abridora será encabezada por Jason Hammel, el taiwanés We-Yin Chen y el me- xicano Miguel González y en el bullpen estarán al final de los partidos Jim Johnson, quien rescató 51 partidos en el 2012, y Pedro Strop, uno de los secretos mejor guardado del béisbol.
Los Medias Rojas no tienen tantas dudas como los Yankees, pero tampoco llenaron a cabalidad sus grandes huecos del año anterior, cuando ocuparon el último lugar de la división y apenas ganaron 69 partidos.
El nuevo manager John Farrell, excoach de lanzadores del club, comenzará la temporada con serias cuestiones alrededor de primera base (Mike Napoli tiene problemas de caderas y defensa), bateador designado (David Ortiz sigue lidiando con molestias en un tobillo), campocorto (Stephen Drew no ha podido jugar desde que recibiera pelotazo en la cabeza el 7 de marzo y José Iglesias no batea) y sin el tradicional poder bostoniano en las esquinas de los jardines (Shane Victorino jugará RF y Jonny Gomes en LF).
El pitcheo abridor, que encabezan el zurdo Jon Lester y los derechos Clay Buchholz y John Lackey, luce como la mejor arma que puede exhibir Boston actualmente, pero es evidente que eso no será suficiente si Ortiz, el intermedista Dustin Pedroia, el jardinero central Jacoby Ellsbury y el antesalista Will Middlebrooks no están completamente saludables.
Jugar para .500 y evitar el sótano luce como la meta más pretenciosa que deben tener Boston y Nueva York.
Los veo llegando así: Toronto, Tampa Bay, Nueva York, Baltimore y Boston.