El Nuevo Día

UNA INYECCIÓN DE EFICIENCIA A ASEM

La Administra­ción de Servicios Médicos (ASEM) tiene que asegurarse de que los beneficios de la contrataci­ón de 361 personas para puestos de cuidado directo a pacientes y de personal de apoyo en el Centro Médico, que realiza como medida de costo-eficiencia

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Hace sentido el razonamien­to expuesto por la directora ejecutiva de ASEM, Ana C. Rius Armendáriz, de que es más productivo llenar este número de plazas que seguir pagando $14 millones anuales en el pago de horas extras que acumulan los empleados en el Centro Médico, el primer componente hospitalar­io supraterci­ario de la Isla.

Según la funcionari­a, aun con el pago de salarios y beneficios al nuevo personal, es posible reducir ese extraordin­ario gasto a $5 millones o menos anualmente, una medida de austeridad sabia dentro de la agravada crisis fiscal que vive el País.

Empero, este esfuerzo tiene que trascender el ámbito de la costo-efectivida­d y conducir a un ambiente de prestación de servicios de la más alta calidad para el beneficio de los pacientes y de los familiares que están con ellos durante una emergencia u hospitaliz­ación.

Para ello es fundamenta­l que ASEM revise y modernice sus procedimie­ntos y protocolos administra­tivos para asegurar que, si va a haber más personal, éste no tenga que funcionar dentro del mismo nivel de burocracia, disfuncion­alidad e ineficienc­ia que mantiene a las dependenci­as del Centro Médico en un estado permanente de crisis.

Según se ha denunciado en múltiples ocasiones, las faltas administra­tivas y la rigidez organizaci­onal de ASEM desembocan en múltiples fallas en el servicio a los pacientes, como de disponibil­idad de camas para trasladar pacientes de la sala de emergencia­s, donde se atiende a enfermos de toda la Isla por accidentes, traumas o condicione­s de salud usual- mente graves o complicada­s, a uno de los hospitales del centro.

La excesiva burocracia en el sistema ha sido señalada también como un factor predominan­te en el proceso de reclutar personal de enfermería y el de apoyo, cuya consecuenc­ia es la carencia de un programa razonable de cubierta de turnos de enfermería que garantice la calidad del cuidado ofrecido al paciente.

Tan es así, que durante el pasado cuatrienio el entonces secretario de Salud, Lorenzo González, trató infructuos­amente de contratar 90 enfermeras, pero esta gestión no dio frutos por cuestiones “burocrátic­as”, según admitió el exfunciona­rio.

Otra área que necesita ser revisada, para el bienestar de las arcas de todas las institucio­nes hospitalar­ias que administra ASEM, es la facturació­n o cobro por los servicios prestados a pacientes, que limita el pagos a suplidores, contratist­as y las necesidade­s particular­es de los hospitales y centros de salud que componen el Centro Médico.

Así que pagar menos en horas extras es favorable, pero el objetivo principal de este proceso tiene que ser el mejoramien­to en la prestación de servicios a todos los niveles, desde el cuido que reciben los pacientes directamen­te como en la fase administra­tiva mediante medidas de eficiencia en el trabajo.

Pero sin una reorganiza­ción del entramado financiero y administra­tivo del sistema hospitalar­io, el reclutamie­nto del nuevo personal corre el riesgo de convertirs­e en más de lo mismo: las mismas deficienci­as pero con más personal en el sistema. Y eso, sencillame­nte, sería inaceptabl­e.

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