El bien es un imán
Estudiantes recrearán el mundo sin violencia ni estereotipos
EL DÍA QUE las cívicas comenzaron a trabajar junto con residentes de Hogar Crea, se derrumbaron dos estereotipos: ni el Club Cívico de Damas de Puerto Rico solo hace desfiles de sombreros ni Hogar Crea solo vende bolsas plásticas y bizcochos.
“Antes, yo los veía y me daban miedo. Ahora los veo humanos, los veo que pasaron por un problema tan grande y se esfuerzan por ser autosustentables vendiendo todo el día bajo el sol”, expresa la dama cívica Angie Zabala sobre los jóvenes con problemas de adicción que reciben tratamiento en Hogar Crea y con los que trabaja mano a mano esta semana.
Y es que mañana, miércoles, ambas entidades sin fines de lucro se unirán al Departamento de Educación para hacer realidad el Séptimo Congreso de Valores en Puerto Rico, un evento en el que estudiantes de escuelas públicas y privadas tendrán la oportunidad de expresar su sentir sobre la crisis de valores que vive el país y presentar sus alternativas para mejorar la convivencia humana.
“A los jóvenes, nadie los escucha. Lo más importante del congreso es que estamos escuchando a jóvenes que están deseosos de dar ideas para aminorar la crisis”, sostiene su creadora, Jennie Sosa Padilla, una socióloga que llegó como voluntaria a Hogar Crea hace más de 25 años y ahora encabeza su proyecto Ciclo de Valores, una serie de charlas y talleres que se ofrecen en diversos planteles escolares de la Isla.
El Congreso de Valores –un evento anual que reúne a unos 500 estudiantes de escuela intermedia y superior– busca propiciar un espacio donde, a través del arte, los jóvenes recreen el mundo de paz, dignidad, respeto, equidad, libertad y solidaridad en que les gustaría vivir. Este año, los estudiantes deberán echar mano de sus habilidades histriónicas para llevar su mensaje a través de un musical.
La Escuela Superior Rubén Rodríguez de Naranjito, por ejemplo, lleva sema- nas trabajando en una presentación en torno a las imágenes trilladas que tienen los seres humanos sobre diferentes grupos de gente. “Somos los pensamientos de una muchacha, las distintas ideas que pasan por su cabeza. Somos unos estereotipos”, detalla el estudiante Bryan Hernández sobre el personaje que encarnará mañana, a partir de las 8:00 de la mañana, en el Teatro Tapia del Viejo San Juan.
Su compañero de clases, Horeb Cotto, cuenta que decidió unirse al congreso porque, como le gusta el teatro, vio la oportunidad artística de “llevar un mensaje positivo a la sociedad sobre valores como el respeto, el civismo y el cooperativismo”.
Para la alumna Claribel Rodríguez, “todos los jóvenes quieren que las cosas cambien” y mañana podrán juntarse “a buscar alternativas que ayuden a resolver los problemas de la sociedad”. Su condiscípula Ada del Pilar Ortiz, en tanto, destaca que en momentos en que Puerto Rico “atraviesa una gran crisis de valores”, es necesario que la sociedad ponga su oído en tierra para escuchar lo que los jóvenes tienen que decir.
Con ella coincide la dama cívica Zabala: “No todo en la vida tiene que ser desde el punto de vista del adulto. Los jóvenes son más abiertos, no tienen ideas formadas de que esto es blanco y tiene que ser blanco el resto de la vida. Son más flexibles”.
Según la socióloga Sosa Padilla, así como hay estudiantes que tienen mucho que decir sobre la crisis de valores, hay tantos otros a los que nadie les ha hablado nunca de la importancia de esa serie de guías en su obrar personal y colectivo.
Por ello, confía en que el congreso sirva para que los mismos estudiantes siembren una semilla que los demás alumnos lleven luego a su entorno, influenciando a sus amigos y a su familia en la búsqueda de experiencias que evidencien que el bien es un imán. “Si los adultos escucharan más a los jóvenes, este mundo sería mucho mejor”, acota.