DE LA EUFORIA A LA AGONÍA
Cerca de tres horas después de que llegaran los ganadores, dos bombas explotaron en el área de la meta
BOSTON – El etíope Lelisa Desisa ganó ayer la 117ma edición del Maratón de Boston, con un ‘halón’ final en Boylston Street para registrar un tiempo de 2 horas, 10 minutos y 22 segundos.
En apenas su segunda carrera en los 42 kilómetros, Desisa finalizó cinco segundos delante de Micah Kogo, de Kenia, para llevarse el premio de $150,000 y la corona de olivo. Gebregziabher Gebremariam, de Etiopía, fue tercero, un segundo detrás de Kogo, al tiempo que el estadounidense Jason Hartmann igualó su resultado del 2012, cerrando cuarto.
“Fue una carrera táctica, etíopes contra kenianos. Ese duelo estuvo muy bien”, indicó el campeón defensor, el keniano Wesley Korir, quien reside en Estados Unidos, tras cerrar quinto.
“Los etíopes corren muy bien tácticamente. Yo siempre digo que si ves a más de cinco etíopes en una carrera, tienes que ser cuidadoso. Como kenianos, tenemos que cambiar de estrategia y ver si podemos recuperar nuestro trabajo de equipo”, continuó.
La keniana Rita Jeptoo ganó la carrera de mujeres, su segunda victoria en Boston. Jeptoo, que previamente ganó en el 2006, tuvo un tiempo de 2:26:25, para su primer triunfo en una carrera importante desde que se tomó dos años de descanso para el nacimiento de su bebé.
Luego de una serie de finales apretadas en la competencia femenina –cinco años consecutivos con 3 segundos o menos separando a las dos primeras– Jeptoo tuvo una ventaja de 33 segundos sobre Meseret Hailu, de Etiopía, mientras que la campeona defensora Sharon Cherop, de Kenia, llegó tres segundos atrás. La estadounidense Shalane Flanagan, fue cuarta.
Este año, fue la carrera de hombres la que estuvo apretada hasta el final.
Desisa estuvo en un grupo de nueve hombres –todos de Kenia o Etiopía– que se separaron del resto en la primera mitad de la carrera. Para cuando salieron de Kenmore Square, a menos de dos kilómetros del final, sola- mente quedaban tres.
Pero Desisa se separó pronto y aumentó la brecha en un sprint hacia la meta.
Es el cuarto etíope en ganar la competencia de hombres aquí y el 24to corredor del oriente afri- cano en ganarla en los últimos 26 años. A su vez, Jeptoo es la tercera keniana consecutiva en ganar la prueba femenina y 15ta participante del este de África en los últimos 17 años en lograrlo.
El japonés Hiroyuki Yamamoto fue el primer ganador del día, cruzando la meta en la carrera en silla de ruedas para hombres con una ventaja de 39 segundos sobre el nueve veces campeón Ernst van Dyk, de Sudáfrica. Tatyana McFadden, una huérfana rusa que estudia en la Universidad de Illinois, ganó la prueba femenina.
ATENTADO
Pero unas tres horas después de que arribaron a la meta los ganadores, dos explosiones sacudieron la llegada del maratón, causando la muerte de al menos tres personas e hiriendo a más de un centenar.
Tras los estallidos, las autoridades entraron en la ruta para sacar a los heridos, mientras que los rezagados en la carrera de 42 kilómetros (26 millas) fueron redirigidos lejos de la zona.
Competidores y voluntarios gritaban al alejarse del caos. Espectadores ensangrentados eran llevados a una tienda médica que había sido establecida para lidiar con corredores agotados.
“Hay muchas personas heridas”, dijo un hombre, cuyo número, 17528, le identificaba como el corredor Frank Deruyter de Carolina del Norte.
Unas tres horas después de que los ganadores del maratón cruzaron la meta, hubo una explosión en el lado norte de Boylston Street, poco antes de la marca de meta. Una segunda explosión se escuchó segundos más tarde.
Hubo humo que se elevó desde el lugar de las explosiones, y se desplazó entre las banderas que flanqueaban la ruta de uno de los maratones más antiguos y prestigiosos del mundo.
Cherie Falgoust esperaba a su esposo, quien competía en el maratón.
“Estaba esperando que mi esposo llegara en cualquier momento”, dijo. “No sé qué es este edificio... solo explotó. Se oyó un gran estallido y luego había vidrios en todas partes. Algo, en mi cabeza... no sé qué era. Nada más me agaché”.
Los corredores que no habían terminado la carrera fueron desviados por la avenida Commonwealth hacia una zona de reunión familiar, de acuerdo con un plan de emergencia que se implementó.