PINTAR A LO GRANDE
Sofía Maldonado creó un mural en el hotel Caribe Hilton con Jóvenes MAC
LA FLOR nació en el concreto. Lluvia, sol, mar y varias manos, aparte de las de su creadora, la artista Sofía Maldonado, contribuyeron a que la obra fuera posible. Ella lo festeja, pero en jóvenes que de tanto soñar con pintar a lo grande el asunto se les hizo realidad. La celebración es, digamos, de grandes dimensiones. Es el proyecto que, como las flores que representa, brotó del junte del Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico (MAC) y el hotel Caribe Hilton y su programa Arte en el Hilton. Tres días bastaron y el mural que está cerca del fortín San Gerónimo tomó vida gracias en parte a los jóvenes que pintaron en él.
Y es que, aparte del arte del proyecto, el componente educativo y comunitario late en la integración de Jóvenes MAC, un club de estudiantes de 12 a 18 años con inclinaciones artísticas, quienes asistieron en la realización del mural y en un taller en el hotel.
Sofía llega y las miradas que le brindan las jóvenes Isabella Mellado, de 17 años, Alanis Díaz y Lituania Alicea, de 16, refleja la admiración que sienten por la artista y el gusto de trabajar en una obra “tan grande”, como dicen.
“Ha sido superchévere, en el sentido que todas las que me ayudaron fueron mujeres. Solo vino un muchacho, y es interesante porque muchas tienen intereses artísticos y es chévere que quieran ayudar”, detalla quien entre sus asistentes se topó con uno de sus temas recurrentes, la mujer.
Isabella, de Guaynabo, está feliz con la obra y sus ganas para hacer murales apenas comienza. “Ha sido una experiencia brutal, en verdad que un buen learning experience. Ver cómo ella trabaja, que es bien difícil hacer un mural tan grande... aprendí mucho”, afirma de la obra en acrílico de, aproximadamente, 15 por 24 pies.
Trabajar a la intemperie fue para las jóvenes un reto y al ver la obra terminada se ríen al pensar en el sol implacable y en la lluvia inquieta que afectaba sus trabajos. “Cuando había sol se sudaba mucho, pero cuando venía la lluvia uno se ponía triste, porque no se iba a terminar. Es como que muchas emociones al momento de estar haciendo el mural”, comparte Lituania Alicea, de Barrio Obrero.
Ellas están contentas y Sofía también. La manguera a presión y el sellador que se le pasó a la pared para que el mural sea más duradero rindieron frutos. Sofía trabajó a mano alzada como suele hacer y se trepó en la grúa a pintar. Las jóvenes aplicaban color en la parte inferior. “Ellas no se pueden trepar conmigo por cuestiones de seguridad”, aclara y se ríe de tan solo pensar en esa posibilidad.
El espacio donde se plasma el mural y el respeto por la estructura son esenciales para Sofía y por ello, como en esa área suceden bodas, la artista se encandiló por la flora. El resultado se siente hasta en el nombre del mural, El ramo de la novia, y sus flores aparte de color se componen de voces, manos y miradas que les tuvieron fe e ilusión.