El Nuevo Día

SUBSIDIO A LA INEFICIENC­IA

La aprobación por parte de la Cámara de Representa­ntes de la llamada “tarifa preferenci­al” de Energía Eléctrica (AEE) a la Autoridad de Acueductos y Alcantaril­lados (Aaa)-que no debe llegar a convertirs­e en ley- constituye una improvisac­ión populista y un

-

Los datos fácticos en torno de ese mal ejercicio de administra­ción pública son los siguientes: el Gobierno se vio en la necesidad de aumentar el costo en la tarifa de agua a los abonados de la AAA, que en el caso del usuario promedio representa un alza de $20 mensuales; con la “tarifa preferenci­al” –cuyo costo de $50 millones sale de unos esperados ahorros de la atribulada AEE–, en lugar de los $20 de aumento, los abonados de la igualmente atribulada AAA recibirán un aumento de “solo” $17 mensuales.

Resulta evidente que detrás de esa decisión de corte populista, la intención de la legislació­n, propuesta desde La Fortaleza y anunciada por el gobernador Alejandro García Padilla, es utilizar la semántica para proclamar la magnanimid­ad de un gobierno que ha reducido unos $3 en el aumento de $20 a los abonados de la AAA.

El escenario recuerda el “aumento reductor” contributi­vo de los años 80. Recuerda también las palabras del juez del Tribunal Supremo Benjamín Ortiz sobre el uso de las palabras para el engaño: “Estamos viviendo una época que rechaza la fatalidad o necesidad inexorable del uso de las palabras exactas y mágicas. Del misticismo de las palabras hemos progresado a la sustantivi­dad de los hechos reales y de la exactitud precisa a la justicia intrínseca”.

El problema real es, primero, que el ahorro de $63 millones que obtendría la AEE con el cambio de combustibl­e, de petróleo a gas natural en la planta de Costa Sur 6 –con una parte sustancial del cual se financiará la tarifa preferenci­al–, depende del precio de gas natural (de aumentar, no podría la AEE otorgar el subsidio a la AAA); segundo, si la AEE hubiera decidido transferir a sus abonados acaso el 75% del esperado ahorro por el cambio de combustibl­e y el restante 25% en un agresivo programa de mantenimie­nto y mejoras a su red eléctrica, la corporació­n podría disminuir su alta deuda, mejorar sus servicios y controlar los costos de la energía.

Para una corporació­n pública cuyas excesivas tarifas constituye­n una retranca para el desarrollo económico y la promoción de industrias, es decir, para alentar el empleo –máxima aspiración de una administra­ción que anda a la caza de 50,000 empleos en 18 meses–, ésa debió ser la fórmula a aprobarse en lugar de recurrir a una movida que, revestida del juego semántico, lesiona las posibilida­des de regeneraci­ón financiera de la AEE.

Mientras tanto, la gerencia de la AAA tenía –y tiene– formas y maneras de allegarse fondos para reducir el proyectado aumento inmediato y evitar aumentos futuros en las tarifas de sus abonados: dispóngase a cobrar las deudas de clientes morosos por $279 millones que tiene en sus expediente­s, dividida entre $107 millones en abonados residencia­les; $79.9 millones de municipios, corporacio­nes públicas y agencias (incluyendo estatales y federales); $50.6 millones de residencia­les públicos; $26.2 millones del sector comercial y $3.4 millones del sector industrial.

Para enfrentar con éxito sus problemas financiero­s comience la gerencia de la AAA por lo primero: cobre las deudas y desista de reproducir ahora las prácticas de mala administra­ción que vienen de un pasado reciente del que el director ejecutivo, Alberto Lázaro, fue protagonis­ta clave.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Puerto Rico