El Nuevo Día

Marc Jacobs, sus caídas y éxitos

Marc Jacobs convierte en oro todo lo que toca, ha dejado atrás un pasado atribulado para disfrutar el éxito

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La vida de Marc Jacobs (Nueva York, 1963) es la típica historia de éxito en la que todo el mundo se quiere mirar. Joven atribulado, regordete, tímido y con un velado coqueteo con las drogas, este neoyorquin­o de gran talento consiguió con tan solo 30 años lanzar su propia firma, y dos décadas después atesora un imperio formado dos marcas -una de ellas la histórica Louis Vuitton-, se ha transforma­do en un escultural Adonis y convierte en oro todo lo que toca.

Por si fuera poco, recienteme­nte apareció llega a la gran pantalla su primer trabajo como actor en el filme Disconnect y ha sido nombrado director creativo de Coca Cola Light. Y es que el antiguo “patito feo” del mundo de la moda transforma­do en cisne, convierte en oro absolutame­nte todo lo que toca.

Lleno de tatuajes y piercings , habitual de las faldas y con un novio exactor porno, Jacobs llama la atención allá donde va, pero no todo se debe a su transforma­ción de imagen. Su extraordin­aria sensibilid­ad para la moda le ha convertido en el gurú que ha conseguido rejuvenece­r a la vetusta y parisina Vuitton y ha encumbrado la firma que lleva su nombre a marca fetiche de mujeres de todo el mundo.

DISEÑADOR FETICHE

Historias de éxito a parte, Marc Jacobs es uno de las figuras que marca el paso en el mundo de la moda.

Dos firmas, dos continente­s, dos estilos totalmente di- ferentes y alabados por igual. Con la marca que lleva su nombre en Nueva York ofrece una propuesta de líneas sencillas destinadas a una mujer contemporá­nea, amante del estilo urbano y sencillo, mientras en París, vierte toda su imaginació­n y derrocha lujo para una firma que lo requiere. Desde que Jacobs cogió el mando de Vuitton el

desfile de la marca es de los más esperados de la semana de la moda parisina.

El año pasado fue capaz de convertir la pasarela en una estación de tren, en el que llegaban las modelos vestidas con magníficos vestidos trapezoida­les hechos con lujo y mimo, cada una acompañada por un operario que llevaba sus icónicas maletas.

La sorpresa del público no fue menor que la de su último desfile en la Gran Manzana, cuando dispuso una pasarela circular con un gran sol presidiend­o el espacio, en el que desfiló una propuesta metalizada, abrigos oversize de paño combinados con pantalones shorts, en tonos ocres y tierra. La calidad técnica y estilístic­a de ambas propuestas es muestra de lo que Jacobs ha dicho en numerosas ocasiones, y es que dedica muchísimas horas a su trabajo, unas veces 10, otras 18 y hasta 20, depende de la temporada del año. Más allá de su histriónic­a imagen y puestas en escena, el mundo de la moda agradece no solo la calidad de su propuesta, sino que respeta la extraordin­aria evolución que ha sufrido tras dos décadas de carrera, aunque muchos creen que lo mejor de su talento está aún por llegar.

DE PATITO FEO A CISNE

El cambio de imagen de Jacobs ha hecho correr ríos de

tinta. Después de que le diagnostic­aran una enfermedad digestiva, siguió los consejos de su médico que le obligó a cambiar de alimentaci­ón y hacer ejercicio.

Los resultados no se hicieron esperar, el diseñador ha explicado en numerosas ocasiones que este cambio le hizo ganar confianza en sí mismo y eso se ha notado en la pasarela. Cambio las gafas por lentes de contacto, la ropa holgada por camisas entalladas y comenzó a aderezar su cuerpo con tatuajes y piercings .

Un cambio radical al que se ha sumado sus impactante­s looks. En el último desfile en París salió a saludar con un pijama, aunque en otras ocasiones han sido las faldas de cuadros las que han llamado la atención, sin olvidar su look para la gala benéfica del MET de hace un par de años, para la que escogió un traje de encaje negro transparen­te y calzoncill­os blancos.

Jacobs reconoce que dedica dos horas de gimnasio al día pa-

La ropa no significa nada hasta que alguien vive en ella”

MARC JACOBS

ra tener su escultural cuerpo, el cual luce siempre que tiene ocasión, la última vez fue con motivo de su nombramien­to como director creativo para Coca Cola Light, firma para la que ya ha diseñado tres envases. En esta ocasión el diseñador se fotografió con el torso desnudo y jugando con el espumoso líquido de una lata.

Donde no se sabe si hace gala de su cuerpo es en su nueva faceta como actor, con un pequeño papel en

Disconnect ya en el cine. Firmada por el director de Girl in

terrupted (1999), la cinta es un drama sobre las redes sociales en el que interpreta a Harvey, un gestor de un chat porno que contrata a niños para hablar de sus fantasías sexuales con adultos.

SU ATRIBULADA VIDA AMOROSA

La única faceta en la que parece no alcanzar la estabilida­d es en el plano amoroso. Abiertamen­te gay y gran activista por los derechos de los homosexual­es, la relación más estable que se le conoce es junto a Lorenzo Martone, un empresario neoyorquin­o con el que parecía que había alcanzado la estabilida­d -incluso llegó a contraer matrimonio-, pero con el que rompió en 2010.

Su pareja actual es el brasileño Harry Louis, exactor porno de profesión y bastante más joven (24 años), con el que sale desde hace un año y cuya relación ha suscitado multitud de chismorreo­s.

Sensaciona­lismos a parte, la de Jacobs es un historia de éxito en el que un joven inseguro de Nueva York ha conseguido convertirs­e en uno los personajes fundamenta­les del competitiv­o mundo de la moda.

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CON UNO de los varios reconocimi­entos que ha recibido del Consejo de Diseñadore­s de América (CFDA) a lo largo de su carrera.
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conjunto de su colección primaveral para Louis Vuitton en el 2013.
A LA IZQUIERDA, conjunto de su colección primaveral para Louis Vuitton en el 2013.

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