Intelectualidad y sabiduría
Las generaciones emergentes se distinguen por una capacidad intelectual desarrollada debido al avance tecnológico puesto a su disposición que no existió en las generaciones que las antecedieron. Este hecho las dota de herramientas útiles para impactar nuestra sociedad y hacer de ésta una plataforma de avance y de desarrollo hacia el progreso integral de la Humanidad. Eso es lo que en concepto debiera ser la norma. Sin embargo, tenemos que reconocer que existe un “gap”, una brecha que no logramos definir o quizás no queremos reconocer la alternativa que representa.
A mi juicio es necesario definir la diferencia entre lo que es inteligencia y lo que es sabiduría. Una realidad que afirmamos es que una persona puede ser un intelectual y carecer de sabiduría. La definición del diccionario de la lengua española los define de la siguiente manera. Inteligencia es la capacidad de entender o comprender, capacidad de resolver problemas. En cambio la definición para sabiduría es conducta prudente o grado más alto de conocimiento. Generalmente la persona sabia ha aprendido a través de la experiencia, a causa de haber sentido, conocido o presenciado algo.
Hasta cierto punto no es difícil distinguir una persona inteligente de una sabia. La persona inteligente normalmente es una que domina una conversación y se asegura de que su conocimiento sea escuchado y absorbido por aquéllos que le rodean. Comúnmente son instructores que comparten la capacidad intelectual que han obtenido durante el transcurso de los años. Sin embargo, un individuo que es sabio será más elevado y elaborado en su comunicación con otros, definiendo un propósito claro, justificando los hechos. Será compasivo y solidario, contribuyendo así al bienestar de todos. Ser sabio también requiere la capacidad de mirar el cuadro completo y crear una perspectiva correcta que lleve a un mejor entendimiento del asunto. Una persona inteligente con frecuencia se enfocará en un elemento importante del asunto en el cual él posee bastante conocimiento y se mantendrá en ese elemento.
La sabiduría se obtiene en relaciones con parientes, amistades, maestros, conocidos. Son muchos los que contribuyen a la formación de cada ser humano a medida que nos desarrollamos. Uno de los hombres más sabios, reconocido a través de los tiempos se expresó en forma clara acerca del fundamento básico para tener sabiduría. Considero que si este hombre es presentado como un hito de referencia en la historia de la Humanidad, debemos prestar atención a su declaración. El rey Salomón dijo: “El principio de la sabiduría es el temor a Dios” (Proverbios 1:7).
En esta era de información, abunda el conocimiento; en cambio, de acuerdo a la anterior expresión tendríamos que concluir que hay falta de sabiduría. La sabiduría es una actitud básica que impacta cada aspecto de nuestras vidas. Salomón afirmó que el fundamento de la sabiduría es el temor a Dios: una actitud de humildad, honrándolo y respetándolo, un vivir bajo la sombra de su poder y a la luz de su Palabra.
¿Cómo se puede obtener sabiduría? Reconozcamos que el lugar de comienzo es con el temor al Señor. La sabiduría da inicio en nuestras vidas cuando honramos y respetamos a Dios. No estamos refiriéndonos a la religión, sino que estamos hablando de la esencia misma de la vida, Dios. Tenemos que abandonar nuestro egoísmo que nos lleva a asumir una actitud individualista, marginándonos y creando barreras entre nosotros para satisfacer nuestros intereses particulares. Tenemos que descifrar el propósito de Dios cuando nos formó y cómo este propósito puede ser usado por Él para ayudar a otros.
Descubramos ese principio y surgirán grandes planes entre nuestros jóvenes y ancianos, entre gobernantes y líderes en sus diferentes áreas para que nuestro Puerto Rico comience un ascenso en prosperidad material, emocional, física y espiritual. ¿Utópico? La historia valida la realidad de que el temor a Dios ha producido grandes milagros en naciones que han creído este principio.