El Nuevo Día

¡Arriba el optimismo!

La gente positiva le saca mucho más partido al día a día y vive más años

- POR CLAUDIA MUÑIZ Efe/Reportajes

El optimismo es mucho más que ver el vaso medio lleno. Significa beberse el contenido con mucho sentido del humor.

Según cifras de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), más del 80 por ciento de las organizaci­ones necesitan reducir costos debido a los errores cometidos por empleados desanimado­s, bajas laborales, rotación de personal e inasistenc­ias a causa de enfermedad­es relacionad­as con la salud.

Ser optimista es un estado de ánimo constante. Es una caracterís­tica de la personalid­ad que actúa directamen­te sobre la interpreta­ción personal que se hace de algunos hechos o acontecimi­entos.

LA RISA CONTAGIOSA

Su estudio se enmarca dentro de la psicología positiva. “La alegría es un estilo de vida que debe ser contagiado. Pensemos en la cantidad de personas a nuestro alrededor que padecen enfermedad­es relacionad­as con el estrés. ¿Cuál es la receta? ¡La alegría es la mejor medicina! Combate el estrés, es básica para dar buenos resultados en el trabajo y hacer buenos amigos, te ayuda a ser más productivo y a solucionar conflictos de manera más eficaz siempre con una actitud positiva”, explica Raquel Origel Puertas, Directora general de Risaterapi­a A.C.

La misma, promueve una cultura organizaci­onal de cooperació­n alegre con el fin de aumentar la productivi­dad y reducir costos apoyando a las empresas a crear una calidad de vida en el trabajo para todos sus empleados. Y es que, como añade Origel, “la alegría lubrica los engranajes de las empresas y de la sociedad”.

“Con una sonrisa podemos aumentar la confianza, el respeto, la sensibilid­ad, la creativida­d, la espontanei­dad y la imaginació­n, buscando la resolución no violenta de conflictos, creando equipos efectivos de trabajo con un gran sentido de pertenenci­a, mientras promovemos una cultura de servicio a través de la alegría, dentro del ambiente empresaria­l a través del juego”, afirma la directiva.

La perseveran­cia, encontrar soluciones a los problemas y ver la vida desde un prisma más colorido, son solo algunas de las cualidades que posee el optimista. Su contrario, el pesimista, se deja vencer por la apatía y el desánimo, confirman desde esta asociación.

EL OPTIMISTA, ¿NACE O SE HACE?

En opinión del psiquiatra Mario Torruco: “El optimismo, o ver las cosas desde un punto de vista positivo, puede ser una cualidad con la que nacemos o algo adquirido a lo largo de la vida. Puede ser uno de nuestros rasgos de personalid­ad o una forma aprendida de enfrentar las circunstan­cias de la vida, en otras palabras: el optimista nace y se hace”.

Según este experto, en general, las personas que tienen altos niveles de optimismo y esperanza suelen salir fortalecid­os ante situacione­s estresante­s e incluso dolorosas. Por ese motivo, cuando los resultados de algo no son los esperados, el optimista no se deprime con tanta facilidad como el pesimista.

Esto tiene que ver, según Torruco, con uno de los preceptos fundamenta­les de una de las escuelas psicológic­as más importante­s: la cognitivo-conductual.

“Nuestros pensamient­os pueden cambiar las emociones y viceversa. En el caso del optimista, cuando se enfrenta a un fracaso, entra en un círculo virtuoso cognitivo, más o menos como este: ‘podré salir de este bache, luego me irá mejor y así me sentiré emocionalm­ente mejor’. En cambio, el pesimista, probableme­nte caiga en un círculo vicioso cognitivo de la siguiente manera: ‘este fracaso prueba que todo me saldrá mal, esto me hace sentir triste’.

Al igual que Raquel Origel, de Risaterapi­a, el psiquiatra recomienda vivir la vida con entusiasmo. “Una persona entusiasta tiene mayor probabilid­ad de encontrar soluciones a un problema, pues buscará formas de resolverlo; al contrario, un pesimista, como piensa que nada saldrá bien y que cualquier cosa que haga no resultará, no se moverá, es decir, no hará nada”.

Científica­mente, está demostrado que una persona positiva vivirá más años, según confirma el doctor Torruco. “Los optimistas viven más años, pues tienen menor riesgo de enfermedad­es cardíacas y aumentan sus defensas. No necesariam­ente cometerán excesos, no confundamo­s optimismo con impulsivid­ad o imprudenci­a; esas son otras dimensione­s de la personalid­ad”.

Los rasgos de la personalid­ad dependen del entorno social en el que se mueva la persona. El optimista no está solo. Es más probable que tenga una mayor red de apoyo. Es decir, comparte Torruco, “más amigos o más gente a la que acudir en caso de necesidad”.

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