SER OPTIMISTA ES DARTE OTRA OPORTUNIDAD
RECUERDO A MI PADRE DECIR QUE LAS COSAS ERAN “SEGÚN EL COLOR DEL CRISTAL CON QUE SE MIRAN”. EL MENSAJE SIEMPRE ESTUVO CLARO, ES MEJOR Y MÁS SALUDABLE USAR EL CRISTAL ROSADO QUE EL NEGRO CUANDO ENFRENTAMOS SITUACIONES DIFÍCILES. Adopté esa filosofía de vida porque entiendo que las personas positivas y optimistas evitan que las situaciones les afecten más allá de lo adecuado, e incluso sacan conclusiones positivas de las adversidades. El optimista piensa que los malos tiempos son pasajeros y que no hay problema sin solución. Utilizan las crisis para crecer y no para hundirse en la tristeza y la desesperanza. Tratan de buscar el lado bueno de las cosas y apreciar lo bueno que tiene la vida, los momentos de alegría y felicidad. Esto no significa que no se ven las cosas negativas sino que toman la decisión intencional de mirarlas desde una perspectiva distinta. El optimismo y el pesimismo están relacionados con la personalidad del individuo y las experiencias que ha vivido a través de los años. Sin embargo, no tenemos que permanecer pesimistas por siempre. Es un asunto de buscar y encontrar el lado positivo en todas las situaciones que enfrentamos y obtener enseñanzas y conclusiones positivas de cada crisis. De hecho, la palabra “crisis” en chino también quiere decir oportunidad, está en nosotros decidir si va a ser una calamidad o una oportunidad para empezar de nuevo.
Mantén presente que los problemas son pasajeros y es posible resolverlos.
Para resolver tu problema, debes enfocar tus esfuerzos en ver la solución en ese momento preciso, en el ahora. Si luchas por lograr la solución entera a largo plazo te inundarás de ansiedad y de estrés, y nublarás tu capacidad para ver la verdadera solución.
Acepta con calma lo que llega.
A veces, los resultados que tenemos no son los mejores, pero hay que saber permanecer tranquilos y controlar las emociones ante ellos. Los sentimientos como el temor o el coraje nos pueden llevar a tomar decisiones equivocadas con consecuencias terribles. Ante los traumas y las desgracias, debemos aprender a resistir y doblarnos sin rompernos.
No quieras escapar de tus problemas e intentar engañarte.
Los problemas no se resuelven solos ni dejan de existir porque los ignoremos. Debemos enfrentarlos, confiando en nuestras fortalezas y capacidad para resolverlos y superarlos; no defraudarnos si algo no sale bien. Lo importante es saber que siempre hay una salida, solo tenemos que encontrarla. Identifica cuándo vienen los pensamientos negativos y evítalos a toda costa.
No te dejes derrotar por cosas de poca importancia.
La vida está llena de buenos y malos momentos, de altas y bajas. Al enfrentar varias situaciones difíciles a la vez, no debemos pretender resolverlas todas rápidamente. Es importante asignar prioridades y buscar soluciones para los problemas que más afecten nuestro diario vivir o nos impidan funcionar. Los demás, comenzamos a resolverlos uno a uno cuando hayamos logrado bienestar y tranquilidad.
Es preferible ser práctico y realista.
Debemos ser realistas y pensar que hay cosas peores en la vida y en el mundo. Debemos ser prácticos y positivos, trazándonos un camino definido; establecer metas concretas, sencillas y alcanzables. Es necesario conocer bien lo que queremos y necesitamos conseguir y distinguirlo de lo que desearíamos, pero no necesitamos. Esto último solo logrará decepcionarnos y herir nuestra autoestima.
Solo nosotros podemos elegir ver nuestra realidad con ojos de optimista o pesimista; saber que, pase lo que pase, tenemos que aprender de los errores, como también es muy cierto que después de la tormenta siempre sale el sol. Podemos optar por ser parte de la solución y no del problema, construir nuestro futuro en vez de solo aceptarlo; ver la luz al final del túnel como la esperanza de un nuevo comienzo y siempre mirar el vaso medio lleno, nunca medio vacío. Adoptemos como nuestra la cita de E.W. Stevens que debe describir cómo nos sentiremos de ahora en adelante: “La condición esencialísima para ser optimista, es tener una absoluta confianza en sí mismo”. La autora es psicóloga clínica y catedrática en la Universidad Carlos Albizu de San Juan. Para información, llama al 787-725-6500.