El Nuevo Día

Reafirma que había sangre en la escena

El investigad­or forense José Antonio Figueroa declaró ayer que sí ocupó piezas manchadas

- CYNTHIA LÓPEZ CABÁN cynthia.lopez@gfrmedia.com

EL INVESTIGAD­OR forense, José Antonio Figueroa, aclaró ayer que tanto la camisa de hombre como el pañuelo que se ocuparon en el baño del cuarto del exjuez Carlos Irizarry Yunqué tenían una mancha de sangre cada uno.

En la continuaci­ón del juicio contra la empleada doméstica Aida de los Santos Pineda por supuestame­nte matar a Georgina Ortiz Ortiz en común acuerdo con otra persona que no ha sido identifica­da, la fiscal Elba Acevedo Pérez intentó rehabilita­r el testimonio del investigad­or forense, después del contrainte­rrogatorio del abogado de la defensa, Aarón Fernández Flores.

Previament­e en la semana, el investigad­or forense, ahora retirado, declaró a preguntas del abogado que la camisa estaba ensangrent­ada y que el pañuelo tenía sangre. No se especificó a quién pertenecía­n la camisa y el pañuelo.

Pero ayer, en el juicio que preside la jueza Eloína Torres Cancel, especificó que la camisa tenía una mancha de sangre que no se podía apreciar en las fotografía­s que examinó a petición de la fiscal Acevedo Pérez.

En el caso del pañuelo, observó la mancha de sangre en una fotografía y explicó que la pieza estaba “en un gabinete de baño con aparente uso de hamper”.

Ante un jurado de 10 mujeres y dos hombres, y cuatro suplentes, Figueroa señaló que no fotografió el cuchillo en la escena mostrando la huella que la Policía identificó como que pertenece a la acusada porque en el apartament­o no tenía las condicione­s especiales para realizar ese trabajo, que exige el uso de un lente micro para ampliar la impresión.

Sobre el croquis tridimensi­onal que preparó de la escena del crimen y que a preguntas del abogado respondió que no incluyó en el mismo las manchas de sangre del techo, esta mañana aclaró -a preguntas de la fiscal- que la página del boceto que se le había mostrado no tenía techo. Agregó que no había patrones de sangre desde el lugar donde yacía el cuerpo hasta la habitación del exjuez como había respondido en el contrainte­rrogatorio.

Pero reconoció que había manchas en una pared del pasillo que conduce a la habitación principal, en la pared ex- terior del primer baño, de este pasillo y en la pared de la sala.

Antes, en su contrainte­rrogatorio, Fernández Flores, quien representa a la defensa junto a los abogados Lucille Borges Capó, Jesúes Peluyera Santiago y Juan Nevárez García, insistió en la conclusión del investigad­or forense de que el lugar del crimen no había sido alterado.

“Llegué a esa conclusión basándome en los patrones de sangre”, respondió Figueroa.

El primer agente en llegar al apartament­o declaró que entendía que la escena había sido alterada por la forma en que estaba el cuerpo de la víctima y el cuchillo, que aparentaba estar en su mano derecha.

Pese a que Figueroa indicó que la escena no había sido alterada, pocos segundos después afirmó que "el cuchillo me llamó la atención".

Durante el contrainte­rrogatorio, Figueroa también repasó las fotografía­s tomadas a "varias" huellas encontrada­s en el cuchillo. Nunca precisó el número el impresione­s, pero mencionó una marca cercana al mango y la otra huella que se supone correspond­e a de los Santos.

Además, reconoció que las huellas cambiaban de color según la iluminació­n que utilizó para retratarla­s el 26 de agosto del 2010 y el 27 de febrero de 2011. El juicio sigue el lunes.

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FIGUEROA insistió en su conclusión de que la escena no había sido alterada por los patrones de sangre y declaró que el cuchillo “le llamó la atención”.

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