Mi pelo largo
Hace dos años decidí dejar mi pelo crecer lo más posible. Quería que mi pelo creciera, no para tenerlo largo, si no porque quería donarlo a los niños pacientes de cáncer. Estaba motivada a hacer este gesto pues pienso que es un acto bonito y creo que hacer esto es lo correcto. Me encanta pensar que con esto voy a hacer a un niño sonreír y ser feliz. Siempre escuchaba a mis amigas cómo donaban su pelo y se sentían felices por hacerlo. Mi amiga Ana me invitó a su escuela donde había estilistas recortando pelo para donaciones. Ese día, se me hizo difícil llegar, y pensé que entonces esperaría a que mi pelo estuviera más largo. En lo que el tiempo pasó, le pedía a mi mamá que me midiera el pelo con una cinta métrica para ver si podía llegar a mi meta y así donar la mayor cantidad de pelo posible. Empecé con 4 pulgadas y al final doné... (Les digo ya mismo para que sea una sorpresa) De verdad que me encanta cómo muchas niñas de Puerto Rico están motivadas a donar su pelo. Y más me gusta ver cómo esas niñas le motivan y convencen a las demás para que también lo hagan. Hoy día, el acto de donar el pelo se ha hecho tan popular, que hasta los niños se afeitan el pelo en honor a los niños víctimas de cáncer. Hay varios requisitos importantes para poder donar tu pelo. Lo primero es que tienes que tener al menos 8 pulgadas de largo. Otros requisitos son: que tu pelo sea saludable y no haber sido tratado con químicos permanentes o tintes. Gracias a Dios, yo cumplo con estos requisitos, así que, la donación se llevó a cabo. Pensaba recortarme durante el verano, pero mi mamá estaba muy ansiosa y no quiso esperar. Así que decidió hablar con su estilista Miguel Ángel, de Mike & Alis justo el día de mi
Class Night para ver si me podía recortar el pelo. Le contamos sobre mi interés en donarlo y él le dijo que con mucho gusto y que él mismo podía entregarlo a la entidad
Beautiful Lengths. Muy feliz e incontrolable me paré y Miguel Ángel me hizo tranquilamente seis moños del tamaño de 10 pulgadas. FUACATÁN... eso fue lo único que escuché. Miré hacia atrás y vi de momento todos los años que pasaron para que mi pelo creciera. ¡Doné 10 pulgadas! Me reía sola de la felicidad... ¡Todos en el salón de belleza quedaron impresionados! ¡YO quedé impresionada! No solo impresionada, sino feliz, emocionada, orgullosa, valiente, en ese momento me sentí de una forma inexplicable. Honestamente, esta ha sido una de las experiencias más bonitas que he vivido y saber que alguien se va a beneficiar de mi buen gesto, ¡ me hace sentir extremadamente feliz!