Los beneficios de ser disciplinado
Puede influir en los logros académicos, mejorar la salud e incluso prevenir la demencia
El deseo de hacer bien una tarea, la costumbre de organizar las actividades y proyectos, la tendencia a pensar las cosas con sumo cuidado y el compromiso de acabar siempre lo que se comienza -todos rasgos de la meticulosidad- dan buenos frutos en muchas áreas de la vida, algunas más previsibles, como los estudios, y otras sorprendentes, como la salud.
De acuerdo a una investigación estadounidense, uno de los cinco rasgos principales de la personalidad ( Big Five o “Cinco grandes”), en concreto, la meticulosidad, está estrechamente relacionada con la consecución de un mejor promedio de calificaciones o GPA (sigla de Gra
de Point Average), entre los estudiantes universitarios.
Los psicólogos de la Universidad de Rice (RU), en Houston examinaron 51 estudios previos que habían analizado el nexo entre el GPA en la universidad y los
Big Five de la personalidad: amabilidad, meticulosidad, extraversión, apertura a nuevas experiencias y “neuroticismo”, este último un rasgo caracterizado por la inestabilidad e inseguridad emocional y la ansiedad.
En los trabajos revisados para este estudio (http://news.rice.edu) únicamente los niveles más altos de meticulosidad fueron relacionados con unos GPA universitarios más elevados y ningún otro rasgo mostraba un efecto tan positivo sobre los estudios.
“El GPA es solo uno de muchos factores que pueden predecir el rendimiento estudiantil y el éxito a largo plazo”, pero ahora se sabe que los estudiantes admitidos que puntúan alto en la meticulosidad tenderán a “ir mucho mejor en lo académico que lo que sus promedios escolares o puntuaciones en los exámenes sugieren por sí mismos”, según el autor principal del estudio, Sam McAbee, y su coautor Fred Oswald.
PROTECCIÓN A LAS NEURONAS
Ser puntual, escrupuloso, concienzudo, amante del detalle y minucioso, en definitiva meticuloso, también puede beneficiar la salud cerebral, según otro estudio (www.rush.edu/webapps/MEDREL/servlet) del Centro Médico de la Universidad de Rush (RUMC), en Chicago.
Según el trabajo, quienes llevan una vida ordenada y son concienzudos, meticulosos, autodisciplinados y escrupulosos, parecen ser menos propensos a desarrollar la enfermedad Alzheimer, comparados con las personas que tienen un menor nivel de concienciación y minuciosidad.
Una personalidad decidida y meticulosa parece tener un efecto protector sobre el cerebro, aumentando las conexiones neuronales que pueden actuar como una reserva contra el deterioro mental, de acuerdo al coautor del estudio, el doctor Robert S. Wilson.
Este neuropsicólogo y su equipo estudiaron a un millar de monjas, sacerdotes y religiosos católicos, que no tenían demencia al comienzo del estudio en 1994, sometiéndolos periódicamente a exámenes neurológicos y pruebas cognitivas, así como a evaluaciones de su historia clínica, y cuyos cerebros, en algunos casos, fueron examinados después de su muerte.
Durante los doce años estu- diados, 176 participantes desarrollaron Alzheimer, aunque aquellos que al comienzo del estudio obtuvieron mayores puntuaciones en un rasgo de la personalidad denominado “concienciación” y entendido como escrupulosidad, mostraron un riesgo un 89 por ciento menor de desarrollar esta forma de demencia senil.
Las calificaciones sobre la escrupulosidad se basaron en cuánto estaban de acuerdo los religiosos con una serie de características que definían su personalidad como: “trabajo duro para lograr mis metas”, “me esfuerzo por alcanzar la excelencia en todo lo que hago”, “guardo mis cosas limpias y ordenadas” o “mantengo un ritmo de trabajo para que las cosas esté hechas a tiempo”.
“Esto se suma a nuestro conocimiento de que el estilo de vida, la personalidad, la forma en que pensamos, sentimos y actuamos son muy importante en relación con el riesgo de padecer esta enfermedad”, ha señalado el doctor Wilson.