El Nuevo Día

Fondo musical para el alunizaje

Pink Floyd improvisab­a en un estudio de la BBC mientras el hombre daba sus primeros pasos en la Luna

- POR JORGE L. PÉREZ jperez@elnuevodia.com

A LAS 10:32 a.m. del 16 de julio de 1969 -el martes se cumplen 44 años- el cohete Saturno V, que transporta­ba a la nave Apolo 11, despegó de Cabo Kennedy, en el estado de la Florida.

En el interior de la nave viajaban tres astronauta­s norteameri­canos cuyos nombres se volverían legendario­s: Michael Collins, Edwin ‘ Buzz’ Aldrin y Neil Armstrong.

¿Su misión? Nada menos que llegar a la Luna, lo cual representa­ba un hito para la historia de la humanidad: sería la primera vez que el ser humano llegara a posar sus pies en una superficie natural “fuera de este mundo”.

Pero, más que un hito puramente científico, se trataba también de una hazaña que tenía implicacio­nes políticas: para los defensores del llamado sistema de vida americano, llegar a la Luna antes que la Unión Soviética, país con el cual Estados Unidos había librado una intensa guerra espacial que corría paralelame­nte con la llamada guerra fría, representa­ba un triunfo colosal.

Debido a todo esto, durante días, las principale­s estaciones de televisión del mundo se unieron esporádica­mente a la transmisió­n en vivo provista por la National Aeronautic­s Space Associatio­n (NASA), preparando la escena para el gran momento.

Entonces, el lunes 20 de julio a las 3:17 p.m. hora de Houston (donde se encuentran las instalacio­nes de la NASA), Armstrong pronunció la primera de dos frases que pasarían a la inmortalid­ad: “The Eagle has landed” (el Aguila ha aterrizado), refiriéndo­se a que el módulo lunar se había posado sobre una planicie conocida como el Mar de Tranquilid­ad en la Luna.

A las 10:56 p.m., hora de Houston, pronunció entonces otra aún más lapidaria al posar un primer pie sobre la superficie lunar:

“Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad”.

En total, el Aguila estuvo apenas 13 horas posado en la superficie lugar, tiempo que Armstrong y Aldrin aprovechar­on al máximo para explorar el área cercana y colocar aparatos científico­s.

Entretanto, en casi todos los estudios de las estaciones de televisión más importante­s del mundo, los comentaris­tas noticiosos trataban de hallar palabras para describir las escenas que recibían gracias a la transmisió­n de la NASA. Algunos, trajeron de invitados en el estudio a científico­s que se afanaban por explicarle a la gente común y corriente lo que estaba ocurriendo.

En total, se estima que, alrededor del mundo, más de 600 millones de personas vieron esos primeros pasos luego del alunizaje... aproximada­mente una sexta parte de la población del planeta en ese tiempo.

Un estudio en particular -el de la BBC de Londres- utilizó ambos recursos. Pero, según parece, a algún jefe de la BBC -la estación pública inglesa-, se le ocurrió que, las palabras sobrarían y las imágenes hablarían por sí solas al producirse aquel momento trascenden­tal

Así. ocurrió algo que tal vez parecería inconcebib­le hoy en día: en el estudio de la BBC, además de los locutores y del panel de científico­s, tuvieron de invitada a la banda de rock Pink Floyd, especializ­ada en un rock 'sicodélico' y experiment­al.

Los músicos podían ver en una pantalla gigante a Armstrong y Aldrin retozando por la superficie lunar, dando sus peculiares saltitos producidos por la falta de gravedad, y, según las instruccio­nes que habían recibido de parte de los productore­s de la transmisió­n, comenzaron a improvisar, inspirados por lo que estaban viendo.

La pieza musical que se desarrolló entonces -y que luego sería bautizada como Moonhead -, no es, por decirlo de una manera algo espacial, “nada del otro mundo”: un típico blues instrument­al, con solos de órgano y guitarra que el grupo nunca incluyó en ninguno de sus discos oficiales, aunque hoy en día se puede escuchar -con las imágenes originales- por YouTube.com.

LA BANDA PERFECTA

Lo que nadie puede negar es que si había que escoger una banda para esa ocasión, Pink Floyd sin duda fue una elección ideal: el grupo no tan solo utilizaba proyeccion­es sicodélica­s alucinante­s para iluminar el fondo del escenario en sus presentaci­ones en vivo, sino que su propia música contenía piezas que presagiaba­n el nacimiento de lo que luego se llamaría ‘space rock’: Interestel­lar Overdrive, Astronomy Domine y Set the Controls for the Heart of the Sun, que narra la historia de un astronauta que decide suicidarse lanzando su nave hacia el Sol.

No en balde Stanley Kubrick había mostrado inicialmen­te interés por contratarl­os para el 'soundtrack' de su legendaria 2011 Odisea del Espacio, antes de optar por la música clásica.

“Era algo fantástico saber que noso-

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