Su majestad LA TAPA
La tapa sigue siendo reina de la gastronomía española. Pero ya no necesariamente la tapa tradicional, la que hemos conocido toda la vida y que sigue siendo una delicia, sino las nuevas tapas, aquellas que han nacido de la imaginación de los grandes creadores culinarios de hoy.
Un sitio ideal para probar estas tapas sofisticadas es el restaurante Estado Puro, en el Hotel NH Paseo del Prado y muy cerca del Triángulo de Oro, el Hotel Ritz y los grandes museos de Madrid. Allí el chef Paco Roncero se ha dado gusto llevando al plano vanguardista este elemento central de la cocina española. Por ejemplo, su Tortilla del siglo XXI es líquida y viene en vaso; sus Patatas ali oli están acompañadas por huevitas de arenque; y su Dentelle de camarones es como una pequeña pizza de garbanzo cuyo sabor contrasta deliciosamente con el del camarón.
El Bar Velázquez, en el Hotel Ritz, también es idóneo para degustar las nuevas tapas. La Escalibada de bacalao, el Taco de salmón con nieve de queso idiazábal, el Salmorejo con virutas de jamón ibérico y el Bombón de langostino relleno de setas fueron varias de las delicias que allí conocimos.
Si de tapas tradicionales se trata, entonces hay que acudir a La Viña del Abuelo, un negocio tradicional en Goya 57. Ahí comimos patatas bravas, langostinos a la plancha, gambas al pil pil y, para terminar, un asombroso helado de violetas, todo suculento y en un inmejorable y auténtico ambiente de taberna.
No solo de tapas vive el hombre, claro está. Si lo que desea es una cena deliciosa a precios razonables, La Cesta de Recoletos es el lugar indicado. Es uno de los sitios de moda en Madrid, en pleno barrio de Salamanca, y se autodefine como gastrobar, restaurante y bar, lujoso e informal a un tiempo. Con Óscar Velasco en la cocina, David Robledo en la bodega y Abel Valverde en la sala, todos del famoso restaurante Santceloni, esta es una de las apuestas gastronómicas más interesantes de la ciudad.
En el Hotel Orfila, muy cerca del Paseo de la Castellana, se encuentra su elegante y a la vez sencillo restaurante, El Jardín de Orfila. Al igual que el hotel, el restaurante es un remanso de paz, ideal para probar su oferta gastronómica de primera categoría o para tomar una copa de los mejores vinos.