El “palo enseba’o”
En fecha reciente fui con Ismael Gerardo, mi hijo, de diez años de edad, a Orocovis. Se celebraba el Día de los Orocoveños Ausentes y había fiestas patronales.
Entre las actividades que aún se celebran y que provocan mucha alegría y entusiasmo en la gente, está el “palo enseba’o”.
Recuerdo lo mucho que nos divertía ese evento en mi infancia, y era esperado por todos en las fiestas, ya que reunía a los personajes más curiosos y llamativos de nuestro pueblo agrario. A ellos, como a los que participan ahora, igual de pintorescos, los movía, además del reconocimiento del público, el obtener el gran botín que se ponía en el tope del palo, principalmente botellas de ron, mortadelas, salchichón, cervezas y muchas otras cosas más, además de algún dinero en efectivo, una cantidad que ha ido aumentando significativamente.
Ismael Gerardo fue preparado y decidido a participar y subir al “palo enseba’o”, pero cuando vio de lo que se trataba el asunto, hizo una retirada honrosa, se dedicó a mirarlo con la curiosidad del niño que ve algo por primera vez y filmó todo el acontecimien- to, sin participar.
Estoy seguro de que, como muchas otras experiencias que ha tenido, la recordará para siempre. Sin descartar que algún día, junto a una tropa de sus amigos, viaje a Orocovis decidido a subir al “palo enseba’o”.
Confieso, además, que mientras contemplaba a mi hijo disfrutando, me pasó por la cabeza la idea de comparar el espectáculo con el cotidiano ejercicio que hace nuestra clase política en Washington, tratando de llamar la atención de la clase política norteamericana para que atienda nuestros asuntos.
Curiosamente el “americano” pone en el tope del palo un botín de dinero y algunos productos y servicios, además de la permanente promesa de atender el tema de las relaciones políticas entre Puerto Rico y Estados Unidos, para hacer atractivo que la clase política boricua acuda a la capital federal a tratar de subir el “palo enseba’o” y llegar a la isla con un botín de lo que sea.
Sin embargo, lo mismo que hace el alcalde de Orocovis, Edgardo “Gardi” Colón, el “palo enseba’o” cada vez tiene más grasa y la gestión para obtener el botín de ayuda federal se hace más cuesta arriba.