AL OTRO LADO DEL TELÉFONO
El coraje y la frustración que experimentan muchos consumidores cuando tienen que llamar a una línea de servicio al cliente hace que muchas veces se desquiten con el representante que los atiende. “La gente se molesta más cuando vienen a pedir cierto servicio y hay una condición de por medio (que desconocían) que no le permite recibir algo por lo que entiende que está pagando”, comentó un joven puertorriqueño que ha trabaja- do en varios centros de llamadas y hoy labora en el área de calidad en uno. Aunque donde está ahora, dijo, la gente no llama alterada, ha trabajado en lugares donde la gente le grita e insulta a los representantes de servicio.