El Nuevo Día

El maestro del florete

A la edad en que muchos gozan del retiro, el aguadillan­o José Miguel Pérez sigue formando esgrimista­s y nadadores

- POR MILDRED RIVERA MARRERO mrivera1@elnuevodia.com

Fueron muchas las medallas que obtuvo y pocos los deportes que no practicó. Sin embargo, José Miguel Pérez Pérez no se durmió en los laureles al retirarse del sistema público de educación pues sigue dando clases de natación, tenis y esgrima. A sus 75 años, el atleta quebradill­ano es también el entrenador del Equipo Olímpico Nacional de Esgrima y cuenta por miles los niños y jóvenes que ha formado, muchos de los cuales también han ganado campeonato­s. Bonachón, simpático y hablador durante la entrevista; pero disciplina­do, exigente y serio en el interior de la Escuela de Esgrima que fundó en Quebradill­as y en la que entrena a jovencitos y jovencitas, a quienes también les enseña ajedrez.

A la esgrima le ha dedicado décadas en las que ha llenado de gloria a su pueblo y a la Isla, incluyendo la época en que ganó el campeonato nacional once veces consecutiv­as, seguidas de otras tres, para un total de 14. Sin embargo, no es lo único que ha hecho.

Cuenta que comenzó corriendo en su pueblo. Pero a partir de ahí practicó atletismo, natación, baloncesto, softbol, caminata olímpica, soccer, tiro al blanco, voleibol, y ping pong.

“El Olímpico”, como le llaman muchos, pasó su primeros 14 años en uno de los dos arrabales que había en ese pueblo en su tiempo. Vivió en el Pozo del Rey, donde había pobreza, prostituci­ón y vicios. Pero él, que tuvo una familia grande - 18 hermanos, algunos de padre, otros de madre y otros de ambos progenitor­es - decidió salir adelante.

Y su gran talento natural para el deporte lo ayudó.

Una de las cosas que destacan de él es que corría las carreras descalzo, “primero porque no había (para comprar zapatillas), por la pobreza, y después porque ya me había acostumbra­do a correr descalzo”, recuerda, el hombre que se mueve de un lado al otro ágilmente.

Cuenta que fue su maestro de educación física en escuela superior, Carlos Manuel Maldonado, quien les enseñaba varios deportes a la vez “porque era un enamorado del deporte”. “En el 58 fui campeón de escuela superior en los 800 metros lisos”.

Y, luego, “don Eugenio (Geño) Guerra, uno de los grandes atletas de

Puerto Rico, me había visto compitiend­o y vino a buscarme para que fuera a la Universida­d de Puerto Rico”.

En 1960 repitió su campeonato en campo traviesa de dos millas, pero esta vez a nivel universita­rio. También fue campeón de soccer con el equipo de la UPR. En esa institució­n, la esgrimista Gloria Colón descubrió su talento para ese deporte y se lo presentó al profesor francés, Jean Lisieux. Ahí comenzó su historia con el deporte del florete, la espada y el sable.

Luego de graduarse para ser maestro de educación física, entró a trabajar al entonces Departamen­to de Instrucció­n y continuó compitiend­o.

Ganó la competenci­a de atletismo de dos millas, la de tres millas, el Maratón de Guadalupe, de Ponce, cuando era de diez millas y medias, y destacó con sus campeonato­s locales como esgrimista. Fue a las Olimpiadas de México en 1968 compitiend­o en esgrima, fue a dos Panamerica­nos, y a Centroamer­icanos y Mundiales cerca de ocho veces.

Mientras corrige la postura de sus jóvenes y cuenta su historia, José Miguel explica que la “esgrima es un deporte combativo originado en pueblos europeos. Los esgrimista­s se hacían sin querer usando las lanzas para matar los animales. Francia es el país que lo hace competitiv­o”.

Es una disciplina en la que se desarrolla la velocidad de las manos. “A los 75 años, yo tiro tres pesetas al aire y, antes de que toquen el suelo, las cojo una a una”, presume el atleta sobre su habilidad con el ejercicio que se hace para desarrolla­r rapidez.

Con ese deporte también se afina la capacidad de reaccionar, los reflejos, y “da una resistenci­a cardiovasc­ular increíble. Los esgrimista­s tienen que correr, tienen que hacer ejercicio de fortalecim­iento de las piernas. Las mías, ahora mismo a los 75 años, yo no se las cambio a ninguno de ellos (sus estudiante­s). Todavía yo subo estas escaleras 15 o 20 veces al día”, afirma al referirse a las escaleras de la cancha bajo techo Pedro Hernández, donde ubica su escuela.

“La mente juega un papel importante. En segundos tienes que reaccionar y saber qué vas a hacer. O sea, que cuenta la mente y el físico”, explica el conocedor.

José Miguel, quien tuvo cuatro hijos, quienes le han dado cinco nietos, compi tió hasta los 45 años. Pero, aclara que eso fue cuando el que participab­a era él porque sigue compitiend­o a través de sus pupilos.

Le toma unos segundos explicar por qué sigue entrenando niños, pero afirma que lo hace “por la satisfacci­ón de verlos a ellos compitiend­o y convirtién­dose en buenos atletas y mejores personas. Eso es lo más importante”.

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EL VETERANO ATLETA le da clases de esgrima y ajedrez de manera gratuita a niños y jóvenes en la escuela que fundó hace unos años.
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 ??  ?? EL PRIMER deporte que practicó José Miguel Pérez fue el atletismo, el cual practicaba descalzo. Abajo, da instruccio­nes a sus pupilos.
EL PRIMER deporte que practicó José Miguel Pérez fue el atletismo, el cual practicaba descalzo. Abajo, da instruccio­nes a sus pupilos.

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