La menopausia
Aún recuerdo cuando hace diez años discutía con un conocido naturópata ante los micrófonos de un importante programa radial, sobre cuan conveniente resultaba la terapia de remplazo hormonal (TRH) en la menopausia.
El Sr. Naturópata argumentaba en contra de tal tratamiento envalentonado con la publicación de un estudio realizado por Women’s Health Initiative (WHI) en 2002 que encontró que la TRH en mujeres sin útero o post menopáusicas no reducía el riesgo de enfermedad cardiovascular y aumentaba el riesgo de cáncer de seno y apoplejías.
Estas noticias causaron una reacción de pánico entre las mujeres menopáusicas y sus médicos en todo el mundo, lo que redujo enormemente el uso de TRH.
Recientemente, la Universidad de Yale ha publicado un estudio en el cual calcula que, al menos, 50,000 mujeres en EE.UU., entre las edades de 50 a 59 años, que rehusaron la TRH pueden haber muerto prematuramente al perder la protección cardiovascular que provee el estrógeno.
Este estudio no incluyó las muertes por complicaciones de la fracturas de hueso por osteoporosis.
Que la TRH aumenta el riesgo de cáncer mamario y uterino, sigue siendo una verdad, como lo era antes del 2002.
Sin embargo, cuando se utiliza en mujeres seleccionadas por su ausencia de factores predisponentes o de riesgo y se someten a vigilancia estricta, esta terapia ha probado ser segura y eficiente.
Entiendo muy bien estos temores, más aun en medio de esta discrepancia de opiniones.
No obstante, hay alternativas a la TRH que reducen considerablemente los efectos de la menopausia, como son los siguientes: Ingesta de 1200 mgs de calcio y 1000u de vit D3 al día; ejercicio físico, al menos tres veces en semana; mantener el colesterol en menos de 200 mgs y uso de estrógenos en crema en la genitalia para evitar la atrofia vaginal.
Por cierto, algunas personas han ganado mucho dinero vendiendo… ¡hormonas! como progesterona, testosterona y estrógenos.