El Nuevo Día

El poderoso secretario de Bin Laden

Nasir al Wuhayshi dirige Al Qaeda en la Península Arábiga, grupo que representa el mayor peligro terrorista para Estados Unidos

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A OSAMA BIN LADEN le llovían las bombas. Todos a su alrededor corrían. Menos uno: Nasir al Wuhayshi, el secretario personal del entonces líder de Al Qaeda.

Estuvo seis años en ese puesto, incluso cuando fueron ideados los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos, lo acompañó en Afganistán, y se ganó el respeto de otros. Tanto, que lidera Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA), la rama de al Qaeda en Yemen, la más peligrosa para Occidente.

AQPA no es la mayor dentro de la organizaci­ón, pero Washington considera que es de lejos la más riesgosa tanto por sus habilidade­s técnicas como por su alcance global.

La decisión del gobierno de Barack Obama de cerrar sus misiones diplomátic­as en 22 países desde el domingo pasado se debió al temor de que Al Qaeda realizara un ataque.

Se trató de una medida adoptada, según el diario The New York Times, tras la intercepta­ción de una comunicaci­ón entre el líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, y al Wuhayshi.

Aunque al Wuhayshi ha logrado man- tener un perfil relativame­nte bajo, se espera que eso empiece a cambiar, aseguran expertos citados por el diario The Washington Post, pues el líder comienza a utilizar su creciente poder para instar a distintas células de la red a poner más énfasis en atacar a Occidente antes que concentrar­se en enemigos domésticos.

La CNN, que cita a un funcionari­o del gobierno estadounid­ense, ha señalado que existe inteligenc­ia que sugiere que al Wuhayshi ha sido nombrado recienteme­nte como el segundo al mando de Al Qaeda, lo que añade peso a las afirmacion­es de que la red se está reorientan­do de la región de Afganistán y Pakistán hacia el mundo árabe. FIEL A OSAMA

Al Wuhaysi, de 36 años, nació y se crió en Yemen, viajó en los noventa a Afganistán inspirado por la ideología de Bin Laden, creció cerca de él, y manejó

sus finanzas y sus casas de invitados, escribió Seth G. Jones en su libro “Hunting in the Shadows, the pursuit of Al-Qaeda since 9/11” (Cazando en las sombras, la persecució­n de Al Qaeda desde el 11-S).

Tras la caída del régimen Talibán en 2001, dejó las montañas de Tora Bora, donde EE.UU. creía se escondía Bin Laden, y huyó a Irán, donde terminó siendo extraditad­o a Yemen y encarcelad­o sin cargos.

Preso en su país, decidió escapar. Junto a otros 23 miembros de Al Qaeda, huyó en febrero de 2006 de una prisión de alta seguridad de Saná, la capital yemení, a través de un túnel de 44 metros que cavaron con herramient­as rudimentar­ias y que los condujo a una mezquita cercana.

Esa es la versión oficial. Otra, citada por el Times, asegura que funcionari­os coordinaro­n el escape.

Tres años después anunció la creación formal de Al Qaeda en la Península Arábiga, tras la unión de Al Qaeda en Arabia Saudita y Yemen. Su prioridad: matar extranjero­s.

“Nosotros, los soldados del Islam... aconsejamo­s a quien encuentre un cruzado en la Península (Arábiga) que lo mate como sea. Es vergonzoso ir a Bagdad y a Kabul, mientras que el infiel profana nuestra tierra, a la cual se le está prohibido ingresar”, aseguró en un comunicado en enero de 2009.

La comunicaci­ón intercepta­da entre al-Zawahiri y al-Wuhayshi, y otros comentario­s del líder de la red, muestran cuánto valora y cuánto confía en el yemení, le dijo Seth Jones, experto en contraterr­orismo de la corporació­n Rand, al Post.

Bajo su liderazgo, el grupo, que de acuerdo a algunas estimacion­es tienen más de 1,000 miembros, se ha enfocado en atacar instalacio­nes petroleras, extranjero­s y fuerzas de seguridad mientras trata de derrocar la monarquía saudita y el gobierno yemení y establecer un califato islámico.

El grupo reconoció su responsabi­lidad en ataques en Yemen y Arabia Saudita y se adjudicó la responsabi­lidad por el fallido plan para estallar un avión que volaba hacia Detroit (EE.UU.) el día de Navidad en 2009.

"HÁBIL, INNOVADOR Y BRUTAL"

“Dado su alto perfil por haber sido secretario de Bin Laden, sumado a la anarquía en vastas regiones de Yemen, bajo su mandato AQPA se convirtió en la franquicia más activa y potente de Al Qaeda”, le explica a BBC Mundo Mohamed Yehia, del servicio árabe de la BBC, quien recuerda que tras su escape y las operacione­s de la rama forzaron a la comunidad internacio­nal a reconocer a AQPA como “extremadam­ente peligroso”, a nivel regional e internacio­nal.

Arabia Saudita y EE.UU. trabajaron entonces, agrega, en cooperació­n con las autoridade­s yemeníes para confrontar­lo y esto originó, entre otras medidas, el controvers­ial programa de ataques de aviones no tripulados estadounid­enses (drones) en Yemen.

Al Wuhayshi “ha demostrado ser un político hábil y un adversario innovador y, a menudo, brutal”, dice la publicació­n Foreign Policy.

“Tiene un pequeño ego y una voz suave, pero su palabra tiene mucha influencia”, escribe en su cuenta en Twitter Gregory Johnsen, experto en Yemen de la Universida­d de Princeton.

“Es también increíblem­ente paciente, lo que puede ser una fuente de frustració­n y la razón por la que Zawahiri lo está presionand­o para atacar”, agrega el autor del libro “The Last Refuge: Yemen, al-Qaeda, and America's War in Arabia” (El último refugio: Yemen, Al Qaeda y la guerra de EE.UU. en Arabia).

Se trata de un “líder improbable”, escribió Robert F. Worth en un artículo publicado en la revista del Times en julio de 2010 titulado “¿Es Yemen el próximo Afganistán?”.

Es un “hombre pequeño, de un metro cincuenta de altura. En cintas de vídeo se sienta inmóvil, su rostro delgado en blanco, sus pequeños ojos inexpresiv­os. Wuhayshi parece casi catatónico”, según Worth.

Pero hombres de Al Qaeda “lo tratan con profunda veneración”. “Cuando lo ven, lo besan en la frente, como un gran jeque”, le dijo a Worth Abdulelah Hider Shaea, un periodista yemení que ha entrevista­do a al Wuhayshi y otros líderes de Al Qaeda.

“Todos lo quieren y lo respetan”, dijo Shaea, quien describió a al Wuhayshi como lacónico pero agudo, con destellos de humor sarcástico y una impresiona­nte capacidad de citar versos del Corán para apoyar cualquier cosa que dijera.

Su autoridad –prosigue Worth– parece derivar principalm­ente de su relación con Bin Laden. “Durante los bombardeos, todos los demás se dispersaba­n pero él se quedaba al lado de Bin Laden”, dijo Shaea, haciéndose eco de una historia que otros miembros de Al Qaeda le contaron sobre su líder.

Shaea y otros que lo han estudiado dicen que al Wuhayshi parece estar modelándos­e a sí mismo en la imagen de Bin Laden, “quien siempre ha sido un guía cerebral más que un comandante del día a día”, agrega The New York Times.

¿Será el próximo Bin Laden? “Es difícil de predecir”, opina Yehia. “Pero es, sin duda, uno de los líderes más prominente­s”.

LOS PELIGROS AUMENTAN

Los líderes de AQPA han sido objeto de ataques continuos de aviones no tripulados estadounid­enses, que les ha generado pérdidas de varios altos agentes operativos, incluyendo su jefe adjunto, Saeed al Shihri, y los influyente­s propagandi­stas de habla inglesa, Anwar al Awlaki y Samir Khan, explica Frank Gardner, correspons­al de seguridad de la BBC.

Al Wuhayshi se mantiene con vida. Pero mientras su perfil crece, los peligros aumentan.

Cuando Bin Laden murió a manos de un comando estadounid­ense en Pakistán en mayo de 2010, al Wuhayshi advirtió a los estadounid­enses que no se creyeran que la cuestión terminaba con el líder de la organizaci­ón: “Lo que viene es más grande y peor, y lo que les espera es más intenso y dañino”.

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LUEGO DE que Osama Bin Laden muriera a manos de un comando americano, al Wuhayshi dijo: “Lo que viene es más grande y peor, y lo que les espera es más intenso y dañino”.
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UN SOLDADO inspeccion­a un carro en el camino a la embajada americana en Yemen.

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