Bosque escuela en Adjuntas
Más de 130 cuerdas de terreno componen el Bosque Escuela Olimpia
POR ROSANGELY PIÑEIRO
ADJUNTAS — Sonó la campana. Han comenzado las clases y los estudiantes comienzan a dirigirse a sus respectivos salones. Salones que no cuentan con grandes pizarras ni pupitres, sino con un cambiante entorno lleno de verdor y aire fresco, donde la única distracción podría ser el sonido del pasar del agua del riachuelo o la visita de una mariposa.
Esto es posible en el Bosque Escuela Olimpia Ariel Massol Deyá, en la carretera La Olimpia a tan solo algunos minutos de la Casa Pueblo en Adjuntas. Casa Pueblo es una organización de autogestión que promueve a través de la iniciativa individual y colectiva la participación voluntaria que propone y desarrolla alternativas para proteger el ambiente, afirma los valores culturales y humanos.
En su inauguración y apertura durante el día de ayer, más de un centenar de personas de todas las edades se dieron cita en el pueblo del gigante dormido para hacer una caminata desde el local de Casa Pueblo hasta la nueva Bosque Escuela, un modelo educativo completamente innovador y que servirá de ejemplo como alternativa académica no solo a otros pueblos de la isla sino a otros países vecinos. Para el director y fundador de la organización, Alexis Massol González, el día de ayer marcó la plenitud de Casa Pueblo.
Su hijo y asistente ejecutivo, Arturo Massol Deyá, dice del proyecto ser uno de los más sagrados y quizás el más importante que se ha desarrollado en la organización. “Defendimos el bosque, las aguas, pero realmente el propósito y la justificación es porque estos espacios son muy valiosos”, explicó el también profesor de microbiología y ecología de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Mayagüez.
El proyecto es producto de una gestión comunitaria y cuenta además con el apoyo de la escuela superior de Adjuntas José Emilio Lugo, quiénes abrazaron la iniciativa casi sin explicación, según admite Massol Deyá, como un acto de fe pues conocen de la respon-
BOSQUE ESCUELA “LA OLIMPIA” Proyecto que busca insertar activamente las áreas naturales como espacios de educación formal.
Cuenta con sistemas sanitarios ecológicos, viveros, salones abiertos y esculturas, laboratorio de energía renovable con sistema de turbina hidroeléctrica, entre otros.
60 estudiantes de la Escuela Superior José Emilio Lugo serán los primeros en integrarse al proyecto.
Información: www.casapueblo.org
sabilidad con la que se trabaja y porque han podido ver el éxito. La Universidad Pontificia Católica, el Recinto de Ciencias Médicas y otros recintos de la Universidad de Puerto Rico también han mostrado su interés.
En la actividad dijeron presente varios funcionarios de gobiernos, entre ellos la secretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Carmen Guerrero, por invitación de los directores.
“Los invitamos para que le den una mirada a lo que es la participación ciudadana en la agenda educativa del país, que tiene que abrirse para buscar una solución a la crisis educativa que tiene el país. La respuesta no la tienen ellos, la tienen los sectores que quieren participar y eso es lo que estamos demostrando nosotros aquí”, reforzó Massol Deyá al dejar abierto el proyecto para que el gobierno lo utilice como modelo.
“Tenemos otras áreas naturales que muy bien pudieran serir para tener experiencias parecidas con estudiantes en diferentes partes de la isla”, apuntó el profesor, quién también destacó la pe-
culiaridad de que el currículo que se tiene previsto requiere afinarse según así lo demande los estudiantes y el ambiente.
Por el momento existen diez “salones” dentro de este espacio que cuenta con más de 130 cuerdas de terreno. Un salón de mariposas, donde se pueden estudiar además las plantas hospederas, el néctar, la reproducción y las especies; el salón de motivación, a donde llegan los estudiantes y se orientan de qué estará sucediendo; las cuencas hidrográficas; autogestión; geología, donde tienen un peñón de más de 30 pies de grande; hidroeléctrica; entre otros.
“Eso es lo que yo llamo la escuela más grande del mundo”, expresa Carmen Guerrero, secretaria del DRNA. “Salones de clase que no tienen techo, que no tienen paredes. Un salón abierto para todos los residentes y todos los puertorriqueños”.
Para la secretaria, este espacio no se reduce a solamente clases de ciencia, sino que permite un espacio de discusión en todos los temas: arte, música, matemáticas, historial, cultura, agricultura.
“A nivel de Estados Unidos y a nivel mundial se habla de que los niños tienen un déficit de conexión con la naturaleza y hablan de que eso es lo que afecta en muchos sentidos las relaciones entre los seres humanos, el cono- cimiento, esa sensibilidad con la naturaleza y a nivel social, y son experiencias como esta las que ayudan a crear ciudadanos más social y ambientalmente responsables”, explicó Guerrero. “Ayuda a despertar esa curiosidad, a que se cuestionen y busquen información”.
Así el caso del joven William Cartagena, de 16 años y parte del primer grupo de la escuela superior José Emilio Lugo. Aunque no había sido elegido para participar, Cartagena, que también pertenece a la Organización de Futuros Agricultores de América (FAA), buscó la manera para poder ser parte de esta primera generación.
“El cambiar la tradición de que se den clases en un ‘salón’ como lo conocemos y tener la oportunidad de aprender de otra forma, más visual, apreciar y tocar, experimentar”, dice es lo más especial de poder unirse al grupo que estará visitando el Bosque Escuela dos veces al mes.
El proyecto educativo pretende servir un currículo complementario a escuelas públicas y privadas, enfocado en conservación, renovación y recuperación de recursos naturales, desarrollo sostenible, energía renovable, agricultura forestal, autogestión comunitaria, entre otros temas.