> CHU GARCÍA chu chazo
LAS COSAS RESULTAN como son y no necesariamente con el resultado que uno quisiera que hubiese sido: aunque perdió, Richard Carrión fue un aspirante de envergadura, no de papel de cebolla, el más débil que existe, en las elecciones presidenciales del COI, que mañana cumplirán dos semanas de efectuadas en Buenos Aires, concediendo la victoria al alemán Thomas Bach sobre él, 49-29, pero en una segunda votación, ya que en la primera el saldo fue de 43-23, de un sufragio total de 93 votos habilitados, con los restantes 27 para los otros cuatros contendores: el ucraniano Bubka, ocho; el suizo Oswald, siete; mientras el singapurense Miang y el taiwanés Wu igualaban a seis, pero eliminándose és- te último con balance de 56-36 y una abstención en una ronda de desempate.
Traigo ahora a flor estos entretelones porque la lejanía del proceso y la fiebre de baloncesto que arropaba a Puerto Rico durante esos días con su Equipo Nacional en Venezuela, no dejaron meridianamente clara la actuación notable de Carrión, el mejor aspirante en las urnas en los pasados dos procesos eleccionarios del COI que fueron ganados por el español Juan Antonio Samaranch, en 1980, y el belga Jacques Rogge, en 2001, y que ahora se retira tras 12 años de servicios en Lausana, Suiza, la capital del olimpismo.
Es más, y valga la redundancia, se esperaba mayor reto de los dos asiáticos, pero mermó su fuerza al concedérsele la sede a Tokío para la Olimpiada de 2020, ya que dos premios corridos a dicho continente era improcedente.
De hecho, Bach, ganador de oro en florete en Montreal ’76, abogado, vicepresidente al lado de Rogge, experto en antidopaje y director reciente de la división legal del COI, fue ayudado abiertamente por el Sheik Ahmad Al-Fahad Al-Sabah, de Kuwait, que preside la poderosa Asociación de Comités Olímpicos Nacionales, con 205 miembros, y que planea repartir $438 millones del fondo de Solidaridad Olímpica entre 2013 y 2016; o sea, que pudo haber habido muchas promesas de plata a cambio de papeletas pro el teutón.
Coincidentalmente, Bach es el mandamás de la Cámara de Comercio árabe-germana en su país, lo que estrecha sus lazos profesionales y fraternales con Ahmad Al-Fahad, que sustituyó en ACON al mexicano Mario Vázquez Raña, quien nunca se ha llevado bien con Carrión, que a su vez llevó a las arcas del COI la friolera de $4,380,000,000 con la venta a NBC de los derechos televisivos de Juegos de Verano e Invierno hasta 2020.
Como vemos, Carrión tuvo que enfrentarse no solamente a Bach, sino a este jeque de talante en Asia y quien también pujó a favor de la capital japonesa contra Estambul y Madrid.
Siempre he censurado a Carrión por su compromiso flaco con el deporte puertorriqueño, en particular en su puesto de delegado-at-large en Copur, donde brilla por su ausencia en las reuniones, pero tengo que reconocerle un gran mérito: nunca le temió al favorito Bach y fracasó con los zapatos bien puestos.
Ojalá, empero, que de ahora en adelante se involucre más en la acción deportiva de su país, ya que no ser profeta aquí es una espina que debe sacarse de su corazón, que es popular a medias de cara al pueblo…