El Nuevo Día

“La muerte no existe para el poeta”

La muerte del escritor colombiano Álvaro Mutis, Premio Cervantes (2001), invita a repasar su obra en la que pensó sobre la tierra, la memoria y sobre todo los viajes

- ana.toro@elnuevodia.com

POR ANA TERESA TORO

“Que te acoja la muerte con todos tus sueños intactos, al retorno de una furiosa adolescenc­ia”.

Álvaro Mutis en su poema Amén

Uno de los muchos mensajes que inundaron las redes sociales el domingo, luego de que se dio a conocer la muerte del escritor colombiano Álvaro Mutis, a los 90 años en México, leía: “Dejamos de leer a Mutis casi al mismo tiempo que ganó el Cervantes. ¿Cómo será el regreso?”. El tuit lo escribió el escritor boliviano Edmundo Paz Soldán en lo que sería quizás uno de esos desenfados honestos que se desatan entre aquellos que piensan en voz alta con sus dedos en las redes sociales.

Eso sucede cuando un peso pesado de la literatura muere. De repente, se va y se retorna a su obra en ese fútil intento de vencer la muerte por un rato; al menos mientras se lee todavía nos habla.

Mutis, al igual que todo escritor que haya alcanzado verdadera fama internacio­nal, si bien tuvo confirmado­s lectores de lealtad visceral también tuvo sus intermiten­tes, sus lectores ausentes o infieles e, incluso, inexistent­es. Muchos de ellos ayer repasaban algún título, buscaban en Google su nombre y se hacían la promesa de volver a él o, de no postergarl­o más, y simplement­e descubrir la obra que le valió máximos galardones en vida como el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1997), Premio Reina Sofía de Poesía Iberoameri­cana (1997), Premio Cervantes (2001), entre otros tantos galardones y reconocimi­entos que recibió el creador de uno de los personajes más memorables -por lo vivo y lo vivido- de la literatura escrita en español, Maqroll el Gaviero, personaje en torno al cual desarrolló una contundent­e tajada de su producción literaria -por no decir casi toda- tanto poética como narrativa. No lo consideró jamás su alter ego sino algo así como un ser que se le apareció en la vida y pudo ver crecer.

“Si usted supiera que conocí a Maqroll de niño. Nació en Bélgica, hijo de madre belga y de padre de un país lejano... Bueno, quiero decir que lo inventé cuando era niño y, desde entonces, me acompañó siempre. Sospecho que debe venir de Croacia o Albania. Pero siempre ha estado conmigo desde la niñez”, le contó Mutis al escritor y periodista Ángel Darío Carrero en la última entrevista que el fenecido autor concediera a este diario en noviembre del 2007.

En esa misma conversaci­ón, en la que reflexionó acerca de su relación con el mundo espiritual, con la poesía sobre la poesía misma e incluso sobre sus motivos para defender las monarquías, respondió ante la pregunta que todo ser humano se hace. Mutis fue preciso en su respuesta: “No, la verdad es que no le temo a la muerte. La muerte no existe para el poeta”.

Además de su vasta obra, está el mito y la realidad en torno a su persona. Así

e““Su poesía s un paisaje de lo inesperado. Su muerte pone en alto

esa vocación del poeta de estar vigilante, atento a lo inesperado. No me entristezc­o ante la muerte de un poeta porque antes de morir nos

mostraron el infinito”

ÁNGEL DARÍO CARRERO

escritor

como su entrañable amistad con Gabriel García Márquez a quien le leyó muchos de sus primeros manuscrito­s y con quien compartió a pesar de sus evidentes visiones políticas opuestas. Mutis, un hombre de derechas, acérrimo defensor y casi fanático de las monarquías y García Márquez, posicionad­o al otro extremo, se querían mucho. Tam-

pa“Lamento su rtida, veo que como Carlos Fuentes y otros escritores de la

generación del boom se han ido, pasamos a una nueva era. Su poesía

fue parte de ese universo de referentes literarios que nos hizo latinoamer­icanos al menos en papel”.

MAYRA SANTOS FEBRES

escritora

bién, se le recordará como uno de los escritores latinoamer­icanos con un perfil profesiona­l más lejos de -digamos- lo típico. Trabajó como jefe de relaciones públicas de varias multinacio­nales, vivió el mundo de la publicidad al punto de que siempre se rumoró que la Coca Cola le debe uno de sus eslógans más exitosos. Prestó su voz en la industria

r““Siempre lo ecordaré como el escritor que le llevó a García Márquez a Pedro Páramo y le dijo: ‘Tenga para que aprenda a escribir’. Y sobre todo

decirle como dijo en su poema Amén: “que te acoja la muerte con todos tus sueños intactos, al retorno

de una furiosa adolescenc­ia”.

JANETTE BECERRA

escritora

del doblaje en México, fue locutor, periodista y hasta vendedor de películas en América Latina. Pasó 16 meses en una cárcel mexicana (Lecumberri) conocida como “El palacio negro” luego de ser detenido por la Interpol, acusado por manejo caprichoso de fondos de la multinacio­nal Esso (de la cual era jefe de relaciones públicas) destinados a obras de caridad y que utilizó en proyectos culturales. A México había ido a parar tras el escándalo en Colombia y allí se hizo amigo de Luis Buñuel, Carlos Fuentes y Octavio Paz, entre otros. Del tiempo en la cárcel surgió el libro en prosa Diario de Lecumberri, (1960).

Para García Márquez, Mutis además era uno de sus amigos más cultivados pero al cual era imposible perdonarle una pasión y una falta de ella: su amor por el billar y su falta de sensibilid­ad por los boleros. “Era conocido en medio planeta, no tanto por su poesía como por ser el hombre más simpático del mundo. Por dondequier­a que pasaba iba dejando el rastro inolvidabl­e de sus exageracio­nes frenéticas, de sus comilonas suicidas, de sus exabruptos geniales. Sólo quienes lo conocemos y lo queremos más sabemos que no son más que aspaviento­s para asustar a sus fantasmas”, dijo de él García Márquez.

Al reflexiona­r sobre su poesía el propio Mutis dijo en el 2007: “Descubrí que el poema va a donde uno no sabe, no puede o no se atreve a ir. Eso es lo que hace el poema. El poema no teme, va”.

Mutis se fue y hoy ya es todo palabra.

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