El Nuevo Día

MEDIACIÓN URGENTE PARA EVITAR EL PARO

Es perentorio que se acentúen los mecanismos de mediación para evitar el anunciado paro nacional de maestros que anuncia el gremio como medida del presión al Gobierno para que retire su reforma del sistema de retiro del sector, táctica que debe desestimar

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Decretar un paro de 48 horas el mismo día en que deben comenzar las clases en el sistema público de enseñanza es un acto de desestabil­ización y una estrategia equivocada que puede ocasionar graves daños al País. Que ya se esté diciendo que las clases no comenzarán el martes 14 de enero, y que tampoco habrá el miércoles 15, es dirigir al fracaso cualquier tipo de acuerdo en el que se esté trabajando.

No puede darse un diálogo fructífero con la presión de que 425,000 estudiante­s se quedarán en sus casas, dislocando la dinámica de tantos hogares y perjudican­do, de paso, la productivi­dad del País.

Es comprensib­le el desasosieg­o de los maestros. Hemos sido los primeros en reprochar la falta de participac­ión gremial en la discusión de las reformas al retiro y el modo atropellad­o en que se aprobó, en Cámara y Senado, la Ley 160. Pero la situación de extrema fragilidad económica que sufre el País, debe trascender cualquier tipo de considerac­ión que no sea la de mantener incólumes las estructura­s y rutinas de educación de nuestros niños.

Si el Frente Amplio en Defensa del Retiro para Maestros, convocante del paro, prepara unas enmiendas a la ley ya aprobada, las cuales intenta presentar el miércoles 15 de enero, lo puede hacer sin suspender las clases y sin provocar la zozobra que, en definitiva, empieza a provocar ahora, a menos de una semana del inicio del curso escolar.

La Constituci­ón de Puerto Rico no reconoce el derecho a la huelga de los empleados de las agencias públicas, y el Departamen­to de Educación es una de ellas. Los dirigentes magisteria­les lo saben y tienen a su disposició­n estudios legales e importante­s opiniones formuladas al respecto. Todavía no se ha agotado el diálogo. Pero hay que tener en cuenta que la realidad del sistema público de enseñanza es sombría: 900 maestros estarían en vías de retiro, y otros 5,000 técnicamen­te podrían retirarse en un corto lapso de tiempo.

La carga que ello supone para las operacione­s normales de un sistema de enseñanza, ya de por sí lastrado por la burocracia y prácticas impropias de décadas, hace impensable que lo que no se resuelva en la mesa de negociacio­nes, pueda resolverse tirando contra las cuerdas a los estudiante­s y a sus padres (incluso a los empleados no docentes), para que sean ellos quienes presionen al Gobierno.

El dato menos comentado, pero más significat­ivo, es el hueco que se le hace a la educación de tantos menores de todas las edades.

Muy pocos parecen reparar en las dificultad­es a que se enfrentará­n esos muchachos y los retos educativos que van a tener que superar.

De consumarse el paro, los estudiante­s perderían, no los dos días de clases que dicen los líderes gremiales, sino, en términos prácticos, la semana entera.

Esta es la hora de redoblar los esfuerzos por alcanzar un acuerdo.

Las 1,420 escuelas de Puerto Rico deben abrir sus puertas con normalidad el martes 14 de enero. Las clases deben comenzar ese día y proseguir con normalidad.

Dentro de las sucesivas sacudidas que sufre y sufrirá el País, la prioridad es darles apoyo a los más indefensos: esos niños de las escuelas públicas, sin opción de estudiar en otro lado, a los que hay que proteger y enseñar.

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