El Nuevo Día

Monumentos y ruinas del derroche

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La planta de composta de Toa Baja, con un costo de unos $13.5 millones, nunca se ha estrenado. Su área para la recuperaci­ón de materiales no se completó. Mientras, la estructura para la recuperaci­ón de materiales en Hormiguero­s tampoco está en operación.

En la estación de trasbordo de Aguadilla se invirtiero­n $8 millones a pesar de que en el vecino pueblo de Moca hay un vertedero. La instalació­n está cerrada. En la miniestaci­ón de trasbordo de Jayuya no se ha depositado nunca basura porque el municipio opera un vertedero. Estas estructura­s han quedado allí, como monumentos del derroche que se fraguó a expensas de una idea visionaria de un futuro más sustentabl­e.

En su momento, muchos especialis­tas advirtiero­n de lo oneroso que era el plan de construcci­ón y mantenimie­nto, y de la inutilidad de obras propuestas.

Desde la década de 1990, la Autoridad de Desperdici­os Sólidos (ADS) mantuvo una línea de crédito de $112 millones con el Banco Gubernamen­tal de Fomento (BGF). En 2007 se renovó el crédito para continuar con los proyectos de infraestru­ctura y en 2009, el BGF extendió su vigencia. Los fondos disponible­s para el 1 de marzo de 2012 eran $34.4 millones, según el Memorial Explicativ­o del Presupuest­o 2012-2013 de la ADS.

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