Un adiós de esperanza a la joven voluntaria
Amigas de Jeanette Vázquez aseguran que cumplió “su propósito en la tierra”
AUNQUE COMO era de esperarse había dolor por la pérdida física, en la despedida de la joven cristiana Jeanette Vázquez también hubo esperanza.
Poco después que un pastor en la abarrotada capilla de la funeraria La Gloria, en Trujillo Alto, pidiera a Dios que otorgara “el consuelo más extraordinario” a quienes amaron a Jeanette, le dedicaron una última canción.
Fue una tonada alegre que hablaba del profundo amor de una pareja hasta que sus corazones se fundían en uno para que, aun en la ausencia, ambos siguieran vivos en un solo corazón. Según el intérprete, fue elegida a pedido de su esposo, Jafet Santiago, ya que el ahora viudo quería recordarla riendo y bailando, como cuando bailó con ella esa melodía y se enamoró aun más de ella.
Jeanette, de 24 años, fue otra víctima inocente de la criminalidad el pasado martes, mientras trabajaba de forma voluntaria con un grupo de jóvenes en una cancha del sector Tortugo, del barrio Caimito. Ella y otros fieles de la iglesia cristiana Casa de Bendición estaban allí en una labor social y evangelizadora cuando se desató una balacera, presuntamente dirigida contra un joven que también murió en el lugar.
Pero la trágica muerte no parece haber restado ímpetu a los voluntarios de la iglesia Casa de Bendición, tal como afirmó ayer Yireika Acevedo, amiga de Jeanette, poco antes de que la comitiva fúnebre partiera hacia el cementerio.
“Era mi amiga, yo estuve allí en el momento de la tragedia. Estábamos allí para evangelizar muchachas de 14, 15 a 20 años. Y vamos a seguir haciéndolo”, afirmó Acevedo, quien relató que Jeanette era líder en la iglesia y “dirigía un ministerio llamado Charice, que significa vestidas de gracia”.
Resaltó el espíritu de “entrega, paciencia, diligencia y dedicación” de su amiga, al relatar una ocasión en que se desbordó a ayudarla en una actividad. “Yo trabajaba en un hospital y le dije: ‘crees que podrías ir a una actividad con pacientes sobrevivientes de cáncer’. Y no solo fue, ella lo organizó todo”.
Acevedo añadió que, a pesar del dolor, “nosotros brincamos, saltamos, nos reímos. Aquí no hay nada de canciones tristes. Porque si ella (Jeanette) estuviera aquí estaría celebrando, ella lo hubiera organizado todo. Así que queremos recordarla con alegría. No vemos esto como que alguien la mató, estaba en el lugar equivocado a la hora equivocada. Lo vemos como que Dios decidió que había cumplido su propósito en la tierra y ahora está allá arriba bailando y danzando”.