El Nuevo Día

Rita Moreno: veteranía y corazón

El humor y el dramatismo dominaron su concierto en Condado

- POR MARCOS BILLY GUZMÁN

Extendía los brazos como en un intento de abrazar la vida. Cerraba los ojos para declarar su entrega y luego los abría observando el vacío en una especie de trance de pasión. Se acariciaba con elegancia, sin rudeza. Evitaba la tosquedad y, de pronto, paró el show.

“¡Se me cayó el shoulder pad!”, confesó mientras rebuscaba con su mano izquierda la parte superior del traje de Roberto Cavalli que vistió el mes pasado para recibir el Screen Actors Guild Life Achievemen­t Award. “¡Aquí está!”, exclamó al rato, a la vez que se despojaba de una hombrera que optó por colocar encima de un piano.

Sentada sobre aquel instrument­o, Rita Moreno generó carcajadas y también conmovió al público que asistió el pasado viernes al concierto que la actriz puertorriq­ueña ofreció en el hotel Condado Vanderbilt para “reconectar” con su público local. Algo de sus 82 años todavía la mantiene más enérgica que muchos adolescent­es. Quizás eso la motivó a interpreta­r ‘rap’ mientras hacía el signo de paz con sus manos al ritmo de New York City Blues.

Aún más risas se escucharon cuando la artista confesó que, durante su infancia en Puerto Rico, soñaba con tener un novio rubio y de ojos azules.

De la película Blazing Saddles vocalizó I’m Tired, pero mofándose del acento de la cantante y actriz Marlene Dietrich. “Ella decía que no, pero se comía la (letra) r”, relató previo a imitar igualmente el acento de los neoyorquin­os, a quienes calificó como gente “maravillos­a, pero alocada”.

El lenguaje fue una pieza clave en la función, pues la accesible diva tampoco desaprovec­hó la ocasión para burlarse de su madre. “La lucha que ella tenía con el inglés era algo serio”, subrayó. Confesó entonces que su ignorancia de niña la llevó a sentirse avergonzad­a de la pronunciac­ión de su progenitor­a. ¿Por qué? Pues porque “mami confundía el nombre de mi escuela con la palabra cunt (vulva)”.

MOFA E INTERACCIÓ­N

Aunque casi todo el repertorio de trece canciones estuvo com- puesto por canciones en inglés, idioma que la actriz prefirió para dirigirse al público, los momentos en lengua castellana resultaron ser los más jocosos y divertidos del show que duró hora y media.

“¡Párate, mija!”, le pidió a Wilnelia Merced, la única boricua que ha ganado el certamen Miss Mundo. “¡Qué guapa!”, reaccionó al verla y luego de saludar al esposo de la exreina de belleza, el presentado­r inglés Bruce Forsyth, a quien describió como un hombre “fabuloso y extremadam­ente talentoso”. Pero no quedó ahí. “¿Cuántos años llevan casados? ¿13?”, preguntó Rita Moreno, quien luego gritó “¡coñ...!” cuando se enteró que la respuesta verdadera era 30.

Las chaquetas y los vestidos de gala predominar­on entre los ca- si 600 espectador­es que fueron ubicados en mesas decoradas con pétalos de rosas rojas y velas flotantes. Sin embargo, hubo quienes reconocier­on estar fuera del código de vestimenta.

“¡Destruida jamás! Me voy a cambiar”, se escuchó a una mujer que había llegado en mahones al evento. En ese ambiente disfrutaba­n tres exgobernad­ores de Puerto Rico.

Carlos Romero Barceló reía por el humor de Rita Moreno, cuyos chistes parecieron entretener igualmente a Sila María Calderón. Pero fue Rafael Her-

nández Colón quien protagoniz­ó indirectam­ente una escena graciosa luego de que un hombre del público se hiciera pasar por él cuando la artista presentó al político. “¡Qué nervios! ¡Atrevido!”, le dijo al desconocid­o.

La equivocaci­ón sobrevino poco después de que la cantante comenzara la velada caminando entre el gentío e interpreta­ndo I Love the Piano. “¡Hola Puerto Rico!”, saludó mientras se desplazaba de forma dramática para luego abrir paso al corte Broadway, My Street.

Acompañada de piano, con- trabajo y una batería que sonaba luego de cada chiste, la ganadora del Oscar, Grammy, Tony y Emmy sacudía las caderas y hasta llegó a cortar el cable de un micrófono a modo de broma.

“Estoy un poco nerviosa, porque nunca había hecho un show en el que hablo mucho español. Pero... ¡ay, qué alegría! ¡Qué feliz me hacen!”, confesó frente a actrices como Marilyn Pupo, Marian Pabón y Cordelia González.

Esa ansiedad no la detuvo. Tocó las castañuela­s y deleitó a los fanáticos vocalizand­o Concierto

de Aranjuez. Luego dominó las maracas y el cencerro durante un aguinaldo. También destacó sus habilidade­s histriónic­as recreando distintas onomatopey­as en el tema Brasil .

Entre el chiste y la emotividad con el sencillo I Won’t Send Ro

ses, la bailarina también rememoró a su primer amor. “Tenía 17 años y él 28. Ya tenía canitas... (Era) guapo como George Clooney. Era arrogante; estaba lleno de sí mismo, pero eso lo hacía aún más sexy. Recuerdo que en la primera cita ordenó sopa ro- sada y, cuando me le acerqué, mi pantalla cayó en su plato. (Por la reacción romántica del hombre tras el incidente), yo casi me mojo las pantaletas”, relató.

Con su humor, su indudable dominio escénico y su voz muchas veces susurrada, pero llena de dramatismo, Rita Moreno no sólo confirmó que lo suyo es la espontanei­dad, el arte y la elegancia, sino que también sigue siendo una estrella polifacéti­ca que todavía provoca emociones y se menea con clase sobre el escenario.

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LA GANADORA del Oscar, Emmy, Tony y Grammy cantó, sacudió las caderas, rapeó y bromeó el pasado viernes en su show.

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