Cerca de hacer realidad su sueño
Pareja firma las escrituras de terreno donado que pronto albergará su hogar
“¡ES LA PRIMERA vez que tengo algo propio!”, fue lo primero que exclamó David Torres, con alegría y algo de nerviosismo, luego de firmar las escrituras del que ahora es su terreno en el barrio Santa Rosa de Guaynabo.
Johana Vázquez, su esposa, también estampó su rúbrica en los documentos, que son para la pareja mucho más que papel y tinta. Son el resultado de la generosidad que ha despertado en otros la situación de su familia desde que fue reseñada en varias ocasiones por El Nuevo Día.
La pareja vive hace un lustro con sus hijos Jesús, de 8 años, y Christian, de 9, en una pequeña estructura improvisada sobre un pozo séptico que ubica detrás de la casa de los padres de David en Toa Baja. Esto luego de que el hombre de 53 años sufriera varios accidentes que le lesionaron la espalda al punto de quedar incapacitado.
En la reducida vivienda, apenas hay espacio para los equipos médicos que necesita Christian, quien padece de autismo, microcefalia, neuropatía, epilepsia, daño cerebral, asma, reflujo y debe moverse en silla de ruedas.
Alejandro Brito, propietario de Brito Development, les donó el terreno en el que se levantará una casa de concreto para esta familia. El abogado Carlos Lázaro, quien no cobró por sus servicios, realizó el traspaso del terreno a nombre de la pareja. También recibieron copia de los planos de su futuro hogar.
“Nosotros no tenemos nada, estamos viviendo arrimados. Teníamos un futuro incierto”, dijo David al recibir las escrituras del terreno de 547 metros cuadrados, que ubicará a minutos de un hospital y del pueblo de Guaynabo. “De no tener nada, ahora tendremos un techo seguro y sé que si yo falto, mi esposa y mis niños estarán bien. Doy gracias a Dios que tocó los corazones de ustedes”, agregó emocionado.
Brito les explicó que la residencia de un nivel tendrá tres habitaciones, dos baños y suficiente terreno para sem- brar, actividad que le gusta practicar a David. Destacó que el traspaso sería libre de costo para la familia y que las gestiones para segregar el terreno, que era parte de una finca más grande, tomaron cinco meses.
Indicó que cuando presidía la Asociación de Constructores de Hogares, presentó el caso de esta familia durante la convención anual de la entidad junto a Lissete Meléndez, gerente de Mercadeo de El Nuevo Día. Consiguieron el apoyo de Cemex, que ayudará a cons- truir la casa junto a un puñado de miembros de la entidad y con las aportaciones de lectores de este diario y del municipio de Guaynabo.
“Ahora lo que procede es sacar el permiso de construcción, someter los planos, pagar los arbitrios y comenzar con la nivelación de terreno”, informó Brito.
“Estamos bien contentos y esperamos en dos o tres meses ya tenerles su casa”, dijo Brito. “Les vamos a entregar la casa lista para vivir”.