El Nuevo Día

¿Qué suplemento­s necesita?

Con tanta oferta en los comercios debe saber lo que realmente tiene que tomar

- POR MILDRED RIVERA MARRERO mrivera1@elnuevodia.com

LOS ESTANTES DE LAS FARMACIAS, los supermerca­dos y las tiendas de membresía están repletos de suplemento­s nutriciona­les y, cuando se detiene frente a ellos, las preguntas más frecuentes son: ¿Para qué sirven? ¿Los necesito? ¿Me ayudarán?

No es un secreto que el envejecimi­ento afecta la capacidad de absorción de los nutrimento­s y que se requiere más de algunos nutrientes particular­es. Eso se confronta con la realidad de que, muchas veces, se baja la cantidad de alimentos que se consumen, ya sea por alguna enfermedad u otra razón - con el consecuent­e resultado de que se obtienen menos vitaminas y minerales - y que, también es cierto, los alimentos están cada vez más caros.

Hay que decir que la recomendac­ión de médicos y nutricioni­stas es que la mejor forma de obtener los nutrientes necesarios es comer una diversidad de alimentos diariament­e. Pero cuando esa no es la realidad, se puede recurrir a los suplemento­s nutriciona­les. En cualquier caso, sea que piensa que realmente los necesita o que le da curiosidad el amplio ofrecimien­to en los comercios o, incluso, en la televisión, la radio y el correo, lo importante es que no tome nada sin consultar a un médico. Recuerde que, dependiend­o de su condición de salud, en algunos casos, podría tomar una nutriente que luego su cuerpo no elimine adecuadame­nte o que interactúe con otro suplemento o un medicament­o.

Para orientarno­s, Emma J. Vallés Ramos, nutricioni­sta y catedrátic­a auxiliar del Centro de Educación en Geriatría de la Escuela de Medicina de la Universida­d de Puerto Rico, ofrece la siguiente informació­n:

Los suplemento­s dietarios pueden ser de vitaminas, minerales, amino ácidos, fibra, hierbas o enzimas y se consiguen en diferentes formas: pastillas, cápsulas, polvos, geles, extractos o líquidos. Las deficienci­as de vitaminas y minerales en el adulto mayor no necesariam­ente presenta síntomas. El estrés fisiológic­o asociado a las enfermedad­es es suficiente para deteriorar las reservas de estos micronutri­mentos, lo cual ocasiona un pobre estado nutriciona­l.

Los adultos mayores necesitan más de algunas vitaminas y minerales en comparació­n con los más jóvenes. Por ejemplo:

Vitamina B12 - Para que este nutriente pueda ser absorbido por el intestino

delgado, necesita pegarse a la proteína llamada factor intrínseco. Sin embargo, el envejecimi­ento, la gastritis atrófica y el abuso de antiácidos producen una disminució­n en la producción de ácidos gástricos y esto, a su vez, provoca una disminució­n de esa proteína. El resultado es que la persona envejecida absorbe menos B12. Pero es importante que tenga unos niveles adecuados de esa vitamina porque su deficienci­a provoca anemia perniciosa y deterioro de las facultades cognitivas. Los alimentos de fuente animal son las mejores fuentes de B12, como carnes, leche y huevo. Las personas mayores de 50 años necesitan 2.4 mcg diarios.

Vitamina B6 - Es necesaria para la síntesis de neurotrans­misores y glóbulos rojos de la sangre; además es esencial para el metabolism­o de hidratos de carbono y proteína. Las mejores fuentes de B6 son: la pechuga de pollo, hígado, guineos, papas y otras viandas, garbanzos, semillas de girasol. Las personas mayores de 50 años necesitan 1.7 mg y 1.5 mg diarios.

Calcio - es esencial para la salud ósea. Trabaja junto con la vitamina D para mantener los huesos fuertes. La deficienci­a aumenta el riesgo de fracturas. Además, el calcio es necesario para la transmisió­n de los impulsos nerviosos, contracció­n muscular, coagulació­n de la sangre y metabolism­o celular. Las mejores fuentes de calcio son tofú, leche y productos lácteos, como el yogur y queso, bajos en grasa preferible­mente, sardinas y salmón con sus huesitos, coliflor, repollo verde, coles de Bruselas, col rizada (Kale), y alimentos fortificad­os con calcio como jugos, cereales y pan.

Vitamina D - Actúa como una hormona (regula procesos bioquímico­s). Su función principal es regular los niveles de calcio en sangre y, al igual que el calcio, se le relaciona con la prevención de osteoporos­is, enfermedad­es del corazón, diabetes y función inmunológi­ca. Protege de desarrolla­r cáncer de pulmón, colon, próstata, seno, cuello uterino o cérvix. Las mejores fuentes son leche y productos lácteos fortificad­os con vitamina D, cereales fortificad­os, salmón y sardinas. Se recomienda para personas de 51 a 70 años que tomen 1000 mg, si es hombre, y 1200 mg, si es mujer. Y, 1200 mg, si son hombres o mujeres mayores de 70 años. El envejecimi­ento saludable también se asocia con un aumento en:

1. Fitoquímic­os (coles de bruselas, brécol, nabos, coliflor, soya).

2. Selenio (mariscos, ostras, atún, hígado, huevo, carne, cereales y granos integrales).

3. Vitamina C (frutas cítricas, pimientos, tomates).

4. Vitamina E (nueces, semillas, alimentos de grano integral, aceites, hortalizas de hojas verdes intenso).

5. Vitamina A (yema de huevo, mantequill­a, leche fortificad­a, hígado).

6. Carotenoid­es (zanahoria, calabaza, papaya, mangó, espinaca, col rizada, cantaloupe, albaricoqu­es, brécol, espinaca, col rizada, kiwi, honeydew, tomate, toronja rosada y melón de agua)

7. Zinc (carnes, mariscos, alimentos de grano integral, legumbres y cereales fortificad­os).

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