La cocina del inventor
LEONARDO DA VINCI inventó el helicóptero y la grúa gracias a la cual se construyó el famoso “duomo” de la catedral de Florencia. Hábil científico e impecable anatomista, pintor más famoso de Occidente, fue también chef de chefs. Su libro de cocina es uno de los textos más fascinantes que he leído en mi vida.
Estos “apuntes” nos revelan un hombre atento a la composición visual de los platos, al orden de la mesa, a los procesos de cocción, a la extrañeza de los ingredientes, cuyos nombres ni aparecen en Google. Le interesan a Leonardo, además, las “buenas maneras de mesa” que hoy, claro está, nos resultan quizás nauseabundas.
“Pata de somorgujo”, “Budín de mosquito blanco” (no recomendado para sobrevivientes de la Peste Bubónica), “Fuentecilla de intestinos de trucha”, “Pan de cáñamo” son recetas de Leonardo. Para prepararlas, es cuidadoso en enumerar los vegetales y demás ingredientes, y cómo deben usarse. Explica los procesos de cocción y los instrumentos de cocina apropiados para cada plato.
Pero sobre todo le interesan las “máquinas” de cocina. Leonardo inventó la tapa de olla en metal con agarradera en el tope, aunque algunos inventos se le quedaron en el tintero: “Máquinas que todavía debo construir: para cortar en cubos un cerdo, para desplumar patos, para prensar una oveja, para hacer puré, para moler un cerdo. Sin embargo… ¿Cómo voy a accionarlas? ¿Por viento? ¿Por agua? ¿Mediante manivelas o ruedas dentadas? ¿Por bueyes o por tracción humana?” Sé que mis lector@s se ha quedado sin palabras… (LRC)