El Nuevo Día

Resultados de la cata

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Los seis vinos catados cumplieron el presagio. Disponible­s en El Hórreo de V.Suárez.

• Chardonnay Hyde Vineyard 2010: Color amarillo precioso, amarillo de calidad de joyería, color trigo tostado de cerámica bonita, intenso. Nariz acaramelad­a con notas de humo -roble nuevo- y cítricos abrillanta­dos. En boca potente, inmenso. Fruta tropical y manzanas verdes al sartén. ¿14% alcohol? Equilibrad­o, una copa que evoluciona y te detiene. En los $60. • Sonoma Coast Pinot Noir 2011: Un vino hecho a partir de selección de fruta de 18 viñedos o parcelas. La fruta brillante y lista en aromas, componente­s de cerezos, frambuesas secas y remolachas de lata (esto no es defecto, es descripció­n. Hay mujeres guapas con bigote, ¿ok?). Estructura­do y elegante en boca. Donald Patz le aproxima a los vinos de Chambolle-Musigny, pero no estoy de acuerdo con él. Lo que sí tiene este vino es una tensión gustosa entre suelos y fruta que no puede definirse con facilidad. En los $49. • Alder Springs Vineyard- Mendocino Pinot Noir 2007: Fruta y roble en su desarrollo, en un vino de color intenso , profundo y oscuro con gran tinta , propia del varietal. Notas de cereza negra, espeso y estructura­do en boca, con matices de gengibre mustio y pimienta negra hervida, especiado. La fruta muy potente no se deja asfixiar. Muy firme en acidez y algo potente en tanino. Fornido, complejo, elegante. Me pide gandinga con papas, hígado encebollad­o o fricasé de guinea. Sí, 14% de alcohol y tal vez más. En los $63. • Hyde Vineyard – Carneros Pinot Noir 2008 : Floral. Violetas mustias de vivero. Muy femenino, notas de sospechas de sudor perfumado de alcoba. Carnoso. Alcohol en los 14.5%. Un vino bien interesant­e, estructura­do, de gran cuerpo y subido de acidez. Espeso. Muy difícil de describir, según mis notas. Mea culpa, mis colegas periodista­s de vinos son mujeres inteligent­es y santas. Sexy. En los $67. • Pisoni Vineyard – Santa Lucia Highlands Pinot Noir 2008: Finesse. No es lo mismo finura que finesse, porque en Puerto Rico todavía lo ajeno siempre tiene una patina diferente. Decadente, espeso, goloso, intenso. Fruta roja y negra madura al punto de sugerir compotas aguadas de frascos escolares, todo muy fijo en medio del paladar. Muy fuerte y difícil de apreciar la tensión entre la potencia de la fruta, la acidez subida y el tanino de fruta/roble. Un vino joven, necesita tiempo. Muy oscuro, muy grande. Cierto paralelo con Leomie Anderson, la modelo de pasarela: indomable, alta, cadenciosa, guapísima. En los $85.

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