Electrizante aventura ecoturística
Puerto Rico tiene la bendición de poseer en la misma tierra una gran diversidad que comprende playas, campos, lagos y hasta un bosque seco. Encontrar o escoger un destino de aventura es, en ocasiones, cuesta arriba. Si andas en busca de una experiencia excitante y diferente, fuera de este mundo… toma nota.
Imagínate poder atravesar un bosque frondoso en un teleférico y ver mariposas sobre flores, aves exóticas y hasta una vista panorámica que llega al mar. Pues, ese lugar existe aquí… el Parque Forestal La Marquesa.
A unos 20 minutos de San Juan, este oasis recreativo se encuentra al final del expreso 834 de Guaynabo, en el barrio Sonadora. El centro ecológico se asienta alrededor del pico más alto del pueblo, el cerro la Marquesa, con una elevación de 1,670 pies.
Llegamos hasta el parque de 600 cuerdas de terreno de bosque húmedo y nos adentramos a descubrir largas veredas, atracciones y tesoros naturales que alberga este ecosistema.
“Aquí vas a ver por qué Guaynabo es cinco estrellas. Esto es mejor que Disney”, aseguró el ingeniero Jonn Prann, auditor del parque, justo antes de comenzar nuestra expedición.
Una gran fuente de agua ubica en medio de un redondel donde comienza la ruta de los trenes verdes que recorren las veredas del parque.
“Estamos entrando a la vía del interior del bosque… Cuando llegan los visitantes siempre se les explica que pueden dar el recorrido de tres formas, a través de caminatas peatonales… o a través de los recorridos del tren o del teleférico… o varias”, explicó a bordo del mismo tren, Glamalys Ramos, coordinadora de actividades del parque.
Entre las frondosas veredas, bajo sombra y árboles frutales, pasamos por donde ubica
Adéntrate en el teleférico, mariposario, aviario y canopy del Parque Forestal La Marquesa, ubicado en Guaynabo
una fuente artificial construida sobre inmensas rocas. Esta es representativa de las tres cuencas que bañan el bosque, pero que son inaccesibles al público: Quebrada Limones, Quebrada Damiana y Quebrada Central.
Más adelante, subiendo por empinados senderos llenos de palmas de corozo llegamos a la primera parada: la Torre de Observación. Desde este mirador quedarás sin aliento no solo por los escalones, sino por la vista panorámica de 360 grados que te hipnotiza.
“Desde aquí puedes ver desde Dorado hasta Carolina, y ahí a la izquierda se ve el Morro, Isla Verde y acá a la derecha el Cerro La Marquesa”, describió Ramos mientras señalaba al horizonte que contrasta el verde del bosque con el azul del mar y el cielo.
Continuamos nuestra ruta en donde ubican áreas de juego y gazebos de madera que llevan hasta Arboretum, un boscoso sendero que comienza en la falda del cerro y alberga una rica variedad de flora y aves silvestres, idóneo para avista- mientos.
A pocos pasos, resalta el edificio central bajo un toldo de malla de sobre 20 pies que incluye un extremo del funicular, el mariposario y el aviario.
Ahí encontramos un grupo de sobre 40 personas de la Asociación Síndrome de Down de Aguadilla, quienes disfrutaban de las atracciones de este pulmón verde.
“A ellos les encantó. Encontramos como tres que le tienen fobia a las alturas, al montarlos en el teleférico… mira eso fue para ellos impresionante porque
están rompiendo con ese miedo”, explicó Vilma Pérez, líder del grupo cuyas edades iban de los 7 a los 48 años.
“Logramos que se pudieran montar. Esto ha sido para nosotros un éxito. (Pues) Romper con eso es un poco difícil”, añadió Pérez.
El grupo salía del Forest Park Café, donde los visitantes pueden tomar un descanso y aprovechar para merendar o comer una gran variedad que incluye pizza, comida criolla, hamburguesas, sándwiches, pastas, frutas, hasta helado y frapés.
Al otro extremo del edificio, un pequeño salón sirve de antesala al mariposario donde se proyecta un minidocumental sobre el proceso de metamorfosis. Al salir puedes apreciar todas las fases de la mariposa como huevos, orugas y pupas a través de un cristal en un laboratorio y estaciones de exhibición.
Aunque lo más impresionante es poder observar las vistosas mariposas, algunas de hasta 4 pulgadas de largo, en pleno vuelo y otras libando coloridas flores que rodean una pequeña zanja en este criadero.
Cerca se escucha el sonido que proviene del aviario. Sobre 120 aves de 25 especies exóticas revolotean su colorido plumaje por esta enorme jaula donde te reciben con un “hola” y otra hasta tararea “La Cucaracha”.
“Aquí tenemos cacatúas Moluccan, faisanes, pavos reales, loros y guacamayos Jacinto, los más grandes del mundo”, explicó Ramos en el interior del aviario. Aunque el pico de esta ave es el más fuerte de las aves con sobre 40 libras de presión, ninguno ha atacado a los visitantes. Es un lugar seguro e idóneo para adentrarse al fascinante mundo de las aves.
Por último, nos esperaba una de las hazañas más intrigantes: el teleférico. A una altura de 1,300 pies, el funicular sobrevuela una densa zona de árboles que culmina al pie del cerro La Marquesa.
“Da susto al principio, pero luego te acostumbras”, alegaba Ramos ante mi pánico por las alturas.
La ansiedad desaparece en la medida que vas descendiendo mientras te embelesan el verdor, la tonalidad anaranjada-rojiza de flores como el tulipán africano, así como la ciudad y la costa a lo lejos.
El traslado, de ocho minutos, se realiza mediante una de 18 espaciosas cabinas con capacidad para seis personas y acceso para silla de ruedas.
Por si fuera poco, bastante abajo puedes ver cómo recorre la atracción más electrizante, el canopy. La mayor dosis de adrenalina la puedes experimentar en este ‘zipline’ de varios cables que atraviesa la copa de los árboles a un precio de $ 75 por persona.
La temporada alta del parque comienza en abril y ha recibido hasta dos mil personas por día. A partir del 21 de marzo, el Día Internacional del Bosque, el parque llevará a cabo varias actividades participativas de reforestación y concienciación sobre la conservación del planeta.
¿Listo para la aventura? Para conocer más de este parque ecoturístico y recreativo llame al 787-908-1478 o al 787-272-4530.