Epidemia de semáforos dañados
Las averías de los semáforos amenazan la seguridad pública y pueden costar caro
FRANCHESCA VARGAS vive junto a la PR-2 en Bayamón, una de las vías públicas más concurridas del País. Pero distinto a tantos conductores que transitan por allí volando bajito, Vargas no tiene carro.
Si tortuoso es para los conductores que se dañen los semáforos en el tramo entre la alcaldía de Bayamón y el Fondo del Seguro del Estado, mucho más para quienes tienen que cruzar intersecciones caminando. Su problema no es perder más tiempo, gastar gasolina y arriesgar la carrocería de sus autos si chocan; los peatones arriesgan la vida.
“El semáforo de allí cambia mucho”, dijo la mujer señalando a la intersección cerca del Residencial Virgilio Dávila y el Coliseo Rubén Rodríguez.
“(Para cruzar) Yo camino a este (semáforo en la intersección de la PR-2 con la Avenida Main, frente al Santa Rosa Mall) que es más seguro. Pero cuando está dañado, es peor”, explicó.
Ciudadanos a través de todo Puerto Rico experimentan contratiempos a diario debido a problemas con el funcionamiento de semáforos que en ocasiones pierden sincronía, operan intermitentemente o llevan años sin operar. Personas que participaron en una consulta realizada por El Nuevo Día a través de redes sociales identificaron en poco tiempo más de una decena de semáforos averiados, desde Humacao hasta Arecibo.
Este año el Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP) y la Autoridad de Carreteras tienen menos recursos para atender el problema, que además de amenazar la seguridad, tiene un impacto social y económico.
Según Javier Ramos Hernández, director ejecutivo de Carreteras, corporación pública que le brinda apoyo al DTOP en áreas técnicas y en el desarrollo de nuevos proyectos viales, en Puerto Rico hay 1,340 intersecciones con semáforos y en los últimos años el DTOP ha contado con unos $500,000 anuales para darles mantenimiento o reemplazarlos.
“Ese presupuesto se ha mantenido estable en los últimos años”, aseguró re-
conociendo que, en cambio, la cantidad de personal bajó desde la implementación de la Ley 7 de 2009 que declaró una Emergencia Fiscal y sacó cerca de 20,000 trabajadores del Gobierno. En el DTOP la plantilla se redujo de 1,953 a 1,596 entre los años 2011 y 2014, según se detalla en su Presupuesto Aprobado para el Año Fiscal 2013-2014. En ese periodo Carreteras perdió 521 puestos.
Aunque este año el DTOP cuenta con $4,784,000 más en su presupuesto, $500,000 de los cuales están destinados a la instalación de semáforos con tecnología de iluminación LED, Carreteras experimenta la baja más sustancial en los últimos cuatro años. Su presupuesto consolidado en el 2011 fue de $525 millones, en el 2012 llegó a $816.7 millones y en el 2013 volvió a bajar a $650.8. Este año se redujo a $520 millones.
De hecho, dos proyectos de instalación de semáforos en Naranjito y Cabo Rojo los costea la Comisión de Seguridad en el Tránsito con $574,578 de fondos federales, informó su director ejecutivo, José A. Delgado.
PROBLEMA DE SEGURIDAD
En la zona por la que se desplaza Vargas trabaja Joanne Rivera Plaza, quien aseguró que las averías de semáforos allí son frecuentes. “Esto pasa a cada rato y la que dirige el tránsito soy yo. Lleva como seis meses así. Accidentes han ocurrido a cada rato. ¡Aquí cruzan viejitos!”, aseguró la enfermera y madre de tres que se gana el sustento vendiendo agua con su esposo en el cruce de la PR-2 y la Avenida Main.
Mientras, en la intersección de la Avenida Laurel con la calle Jacinto, también en Bayamón, vecinos llevan años atestiguando situaciones de peligro pues el semáforo quedó averiado en diciembre de 2010 tras un choque.
El comerciante Junior Alcázar mostró copia de una querella radicada en abril de 2013 en la Oficina del Ombudsman. “Han ocurrido montones de accidentes ahí (en este tiempo), y ahí hay una es- cuela, un colegio privado, un Montessori y un cuido de niños”, alertó.
Los desperfectos en los sistemas de semáforos son una amenaza a la seguridad vial en Puerto Rico. Así quedó plasmado en el estudio “Evaluación de aspectos de seguridad y desarrollo de guías para identificar intersecciones peligrosas en Puerto Rico”, de 2003.
En el mismo, cuatro investigadores de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez estimaron que el 51% de los accidentes de tránsito reportados en intersecciones de la zona analizada ocurrieron en aquellas en las que había algún tipo de semáforo. Los autores incluyeron las fases de los semáforos (la frecuencia y sincronía con que cambian las luces roja, amarilla y verde) entre los cuatro principales problemas de seguridad en vías de áreas urbanas, y recomendaron estudiar más el asunto.
“Es un problema de seguridad que puede tener proporciones mayores. Puede afectar la seguridad de los peatones y la de los conductores de vehículos en las vías que intersecan”, recalcó uno de los autores del estudio, el ingeniero Benjamín Colucci.
CONSECUENCIAS ECONÓMICAS
“Los sistemas deficientes van a crear demoras innecesarias, aumento en el tiempo de viaje, peor productividad en el trabajo, conductores más agresivos con potencial de violar la Ley de Tránsito. O sea, que redundan en problemas económicos significativos a los que están en el tapón y a los patronos”, agregó en entrevista con El Nuevo Día.
La vendedora ambulante Rivera Plaza también ha vivido eso. “Pierdo mi negocio porque tengo que dirigir el tránsito”, lamentó.
Pero la magnitud del impacto a nivel de País se ignora. Este medio solicitó estadísticas sobre el particular a la Policía, la Comisión de Seguridad en el Tránsito, la Asociación de Suscripción Conjunta, la Administración de Compensaciones por Accidentes de Automóviles y empresas de seguros de autos, y todos dijeron que no tenían.
“Los patrulleros observamos un semáforo defectuoso y rápido llamamos a la Oficina de Luces y Señales del Departamento de Transportación. El DTOP tiene una oficina de análisis de accidentes de tránsito y te puede decir si de los análisis de los choques que hemos hecho se han identificado choques donde hubo problemas en las carreteras, pero no llevamos esa estadística”, explicó el inspector Jorge Hernández Peña, coordinador de tránsito de la Policía de Puerto Rico.
Ramos Hernández reconoció que Carreteras y el DTOP carecen de estadísticas suficientes sobre accidentes relacionados con semáforos averiados. Lo atribuyó a falta de personal y aseguró que en una revisión de datos de accidentes que le provee la Policía -hecha a pedido de El Nuevo Día- no hubo reporte de accidentes por esta causa.
“En la data de 2012 no se encontró que hubiera accidentes en intersecciones con semáforos con desperfecto o que estuviesen averiados. Ya comenzamos con los (datos) de 2013 y no tenemos información de accidentes”, dijo.
Al preguntársele sobre posibles causas de averías o desperfectos, respondió problemas eléctricos.
“Muchas veces tenemos fallas eléctricas, bajones de luz, que los tumban y la conexión es manual, (así que) hay que esperar que los técnicos vayan”, indicó. Agregó con optimismo que nuevos sistemas que se han estado instalando en la PR-2 entre Mayagüez y Hatillo son monitoredos y reajustados desde San Juan.